Sentimientos de amor Chaotic_Future: Parte 12

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El palacio de la Reina de la Humanidad era un trozo en ruinas del Palacio Real de Madrid. La fachada estaba hecha un asco y las ventanas estaban rotas casi en su totalidad. Era prácticamente el hogar de un vagabundo, pero nadie, ni loco, se atrevería a criticarlo o intentar entrar sin permiso.

—¡Te gustaba el té rojo, ¿cierto?! —Corrió a saltitos a un horno de piedra mal hecho que seguramente hizo ella con piedras de por aquí y allá—. No tengo de eso, pero investigué sabores locales y logré algo parecido.

—Rilet...

Estaba parado en medio de uno de esos salones reales que se ven tan elegantes en la vida real, pero no se sentía como tal.

—¿No quieres té?

Su mirada era inocente y sus movimientos gráciles, pero seguro era todo lo contrario por dentro.

—No es eso... —avanzó hasta la mujer y la encaró—. ¿Tú eres responsable de esto? ¿Tú... —no lo quería creer, pero era lo único que le venía a la cabeza— me mataste?

La mujer, que medía como uno setenta y algo, ladeó su cabeza confundida. Seguía siendo terriblemente bella a pesar de su presencia intimidante.

—¿Ésto...? —Le dio un vistazo a ese cuarto en ruinas—. No... Lo habrá hecho algún humano hace mucho tiempo...

—Que la humanidad esté en este estado deplorable...

—Ah, eso... —sus ojos, que fingían inocencia, vagaron de la cara del chico al cuarto en una parábola—. Mitad y mitad... Yo no destruí la Tierra, si es lo que pensaste; fueron mis camaradas. Pero si te refieres a tenerlos viviendo en la mierda —sonrió, era una sonrisa estirada y horrible—, sí; es divertido ver cómo mueren uno a uno. ¿El té con leche o solo?

—¡Rilet! —La voz le temblaba por la ira—. ¡No me cambies el tem-! ¡...!

Una bofetada. Fue todo lo que necesitó para lanzarlo algunas decenas de metros lejos.

—No me hables así, soy tu Reina...

El chico se levantó sin hacer muchos aspavientos, pero un borbotón de sangre floreció apenas abrió la boca. El suelo quedó hecho un asco aún mayor.

—Lamento hacer eso, pero no me dejaste otra opción...

—¿Qué te pasó...? —Limpio la sangre que quedó en las comisuras de sus labios—. ¿¡Qué le pasó al mundo!? ¿¡¡Por qué matas a los no humanos que llegan desde la Tierra!!?

Se alzó de hombros y sopló en dirección de su horno de piedra disfuncional. El hogar se apagó como si fuera la flama de un cerillo.

—Apagar cosas es divertido.

—¡Rilet!

Permaneció en silencio. Sirvió la infusión de hiervas de tono rojizo en un vaso de cerámica sucio que tenía marcas por todos lados.

—¿Si vas a querer tu té? —Extendió la mano hacia él—. Está rico, te lo aseguro...

Algo se escondía detrás de esas palabras, era obvio, pero el chico no tenía idea de qué era. Llegados a ese punto sólo había una opción.

—Hagamos un trato —se sentó en el suelo, justo sobre el charco hecho de su sangre—: por cada pregunta que me contestes, le daré un trago a tu té. ¿Qué dices?

La mujer dejó el vaso en una pequeña mesa que estaba cerca y se echó a reír como si fuera una niña pequeña; daba saltitos y se atragantaba con su propia risa. Era todo menos una reina.

—¡Sí, sí, ése es mi Dai!

Regresó por el té y se sentó frente al chico, ensuciando así su túnica blanca de manchas grises y rojas.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora