Entre líneas 2

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Shaoran salió del cuarto al mismo tiempo que Armando salió del suyo. En el pasillo a oscuras, se le quedó viendo a ese chico mayor, era curiosidad sana, casi nada de morbo.

—¿¡Qué me ves!?

—¡No, nada! —Negó frenéticamente—. ¿Por qué tan enojado?

Armando soltó la liga de su cabello y suspiró. Ahora volvía a tener todo su espinoso cabello por todos lados.

—Rilet...

—Entiendo...

Armando le hizo una seña con la mano, se estaba despidiendo, pero comenzaba a bajar las escaleras.

—¿Aún no vas a dormir? —Lo siguió por instinto—. Ya es tarde.

—Tengo que terminar de hablar unas cosas con Touya —no se detuvo, hablaban mientras bajaban las escaleras—. Tú duérmete ya.

—¡Pero...!

Lo tomó por el hombro. Era una suerte que hubieran terminado de bajar, porque Armando se jaló con fuerza y por poco lo tira.

«¿Por qué?», era lo que decía el rostro del menor.

«¿Qué jodidos estoy haciendo?»

—Perdóname —acarició su cabello—, estoy un poco estresado.

—No te preocupes —normalmente no dejaría que lo trataran como un niño, pero los ojos de ese muchacho frente a él eran como los de un viejo veterano de guerra: ser tratado así por él no era nada vergonzoso—. ¿Están hablando sobre el plan de acción?

Asintió con la cabeza y le hizo una seña, como diciéndole que lo acompañara. En la parte de arriba, Yukito se metía a su cuarto y el sonido de la puerta llegó a sus oídos. En alguna parte de la casa que no podía identificar, cierta chica rubia se bañaba, así que el ruido de la regadera era el fondo de esa oscura noche.

Caminó junto a Dai hasta la cocina. Ahí estaba Touya, con cara seria, recargado en la barra y tomando un poco de café en una taza completamente blanca.

—¿Por qué traes al mocoso?

—¿¡Qué dijiste!? —Pelear con Touya lo mantenía enérgico—. ¡Para que lo sepas, soy mucho más fuerte que tú!

—...

Armando se acostó en la barra y se puso el antebrazo en los ojos.

—Podría manejar el asunto de salvar a Madoka y las demás, pero salvar a todas las Puella Magi me parece imposible —hubo un silencio incómodo—, ni idea de qué hacer con la entropía.

—Dices eso, pero —dejó el café a un lado del abdomen de Armando—, ¿no dices que esa niña Madoka ha recaudado muchísimo karma o...?

—Basta con que no haga el contrato con Kyubey, eso es lo que activa el Karma...

—¿Y esa tal Walpurgis Nacht?

—Le voy a pedir ayuda a Rilet para eso...

—¿Siquiera es confiable? —Le temblaban las manos—. ¿No dijiste que era peor que una bruja?

Armando se quedó en silencio por un momento. Shaoran sabía que algo había oculto ahí, ese era el tipo de conversación que esos dos tenían.

—Dije que Rilet era peor que una bruja, pero jamás dije qué Rilet.

—¿Qué...? ¿Qué quieres decir?

Shaoran conocía la respuesta, después de todo había estado en contacto con las cosas sobrenaturales más directamente que Touya.

—Viajaste en el tiempo, ¿no es verdad?

—....

—Estuve pensando en cómo pudieron haberse sobrepuesto tus poderes, los de Rilet y los de Sakura, pero ahora tiene sentido... Tú viajas entre dimensiones en tus sueños y Rilet ve al pasado, algo como eso podría resonar con los poderes de la Luna de Sakura.

—¿¡Es eso cierto!?

Armando se enderezó lentamente y permaneció viendo a la nada un rato. Luego asintió.

—Eres perspicaz... —se bajó de la barra—. Sí, Rilet se volverá un monstruo aterrador en el futuro, uno que no seré capaz de derrotar porque mis poderes se acaban, pero ese destino ya no tiene nada que ver con ustedes.

—Pero... —apretó su mano tan fuerte como pudo.

—Entiendes que nuestra misión es hacer que todos volvamos a casa a salvo, ¿verdad? —Le tocó el hombro—. Lo que suceda después ya no es asunto de los demás.

La seguridad de Sakura debía ser lo más importante... Aun así...

—Pero tú morirás...

—Planeo irme a un lugar muy lejano donde Rilet no me alcance —metió su mano en la bolsa de su sudadera, parecía tener algo valioso ahí—. No moriré y no me importa lo que le suceda a mi mundo con Rilet ahí, ya no queda nada para mí en ese sitio; no soy del tipo heroico como ustedes. Además, dependiendo de cómo salgan las cosas aquí, Sakura podría terminar tomando el puesto de Madoka, ¿quieres que se sacrifique por personas a las que nunca conoció de nada?

—...

—Exacto —le dio algunas palmaditas en el hombro—. Ya vete a dormir, mañana tienes escuela.

—Sí...

Le daba rabia y se sentía impotente, pero no había nada que pudiera hacer, Armando tenía razón con respecto a todo.

Medio resignado, dejó ese cuarto iluminado y se subió a dormir. Ahí quedaron los dos «adultos».

—Es difícil lidiar con niños...

—Sabes que ese mocoso no se rendirá, ¿verdad?

—Sí, lo sé, por eso debo esforzarme para que no se le vaya a ocurrir algo estúpido —se rascó la cabeza—. Bueno, ya te dije todo lo que tenía que decirte, ya sólo bajé a confirmarte mis intenciones. Te mantendré informado de mis verdaderos planes, supongo que a Homura también. ¿Tienes alguna duda?

—Sí —la respuesta llegó de inmediato—. ¿De verdad planeas decirme todos tus planes? Siento que mientes respecto a Rilet, tú... planeas morir junto a ella, ¿no es verdad?

Silencio. Los penetrantes ojos rojos de Armando se grabaron en la mente de Touya.

—Responde...

—El plan... —dudó por un segundo, su voz se volvió ligeramente aguda, era como si quisiera soltarse a llorar—. El plan era ese, irme lejos y huir de ella, pero... —metió su mano a la bolsa de la sudadera otra vez y sacó un par de cartas idénticas, tenían la inscripción de un círculo mágico— tampoco queda nada para mí en los demás mundos, ni siquiera en el único que me dejó algo.

Sus ojos vidriosos y su sonrisa resignada perforaron el corazón de Touya, pero si ni siquiera ese chico podía hacer algo por sí mismo, ¿él podría hacerlo? La respuesta era obvia.

—Lo lamento...

—No te fijes —guardó sus cartas en su bolsa—, tú y Shaoran son suspicaces, eso es todo.

—...

Parecía que ser puesto en el mismo paquete que «el mocoso» lo molestaba, pero no podía reclamarle a alguien en esa situación.

—Mañana será un día largo, será mejor que también duermas.

—Sí.

Touya se acabó su café y dejó la cocina. El chico se quedó ahí, pensando, trazando un plan, convenciéndose a sí mismo de que haría lo mejor...

—No hay nada para mí en ningún mundo, ¿no es así...?

Sacó las cartas de nuevo y miró el reverso que nunca le enseñó a Touya. Ahí se veía la imagen de una chica de unos quince años que tenía el cabello azul; vestía un uniforme de enfermera muy apretado y sostenía en sus manos un bisturí gigante, con un filo del tamaño de una katana por lo menos. El color era azul, el planeta, la Tierra, la virtud, Caritas, el título, Puella Secaris Morbus, el nombre del Magister, Armando Luna, el nombre de la Ministra...

—¿... Ako?

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora