Poder predestinado Hope(less)_Contracts: Parte 10

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Después de atravesar quién sabe cuántos paisajes de pasteles de fresa, postres de crema y chocolate, gigantescos pilares de caramelo, camillas y camas de hospital voladoras, jeringas y más pastillas, panqués confitados y adornados con listones gigantes... Todos como si fueran collages incómodos para la vista, llegaron al final de un pequeño pasillo. Todo rastro de los componentes "clínicos" del collage desaparecieron, ahora sólo había una pared como de sección transversal de pastel y algunos cupcakes adornados con tenedores enterrados al revés como si fueran alguna especie de arbolillos y sus macetas; en las paredes, como si fuera una advertencia, había sellos circulares de unos veinte centímetros de diámetro con la figura del ama de aquel laberinto: La Bruja de los Postres, Charlotte.

-Esto fue más rápido que de costumbre -un creciente sentimiento de inseguridad crecía conforme seguía viendo la puerta del final-. Tener camaradas hace las cosas muy distintas...

Los hermanos Kinomoto y los guardianes de las cartas estaban detrás de ella, eso la hacía sentir cómoda, segura y feliz, pero el monstruo a su lado...

-¿No vas a abrir la puerta, pato?

-Sí, es sólo que...

«Ella también fue un humano...», pensó, tratando de calmar el temblor de sus manos.

Antes había luchado contra muchas puella magi "malvadas", tal vez sus acciones pudieran haber causado la muerte de alguna, pero nunca creyó que fuera malo, esa era su "justicia"; sin embargo, ahora que sabía que cada bruja era una chica que, como ella, fue engañada por Kyubey...

-Oi, mujer monstruo, ¿puedo ir yo primero?

-Sí, bueno -llevó sus manos a su nuca y cruzó las piernas, se estaba divirtiendo-, es un entrenamiento para ustedes, pato. Pero ¿estás seguro?

-...

Un intercambio de miradas, fue todo lo que necesitó Rilet para que su sonrisa burlona se borrara al notar que él entendía lo que estaba a punto de hacer.

-Está bien, pato, pero recuerda que aún no sabes usar el hechizo de Dai.

-Lo tendré en mente.

El mayor de los Kinomoto pasó entre la nerviosa Mami y esa "mujer monstruo", empujó la puerta de wafle que decía "chocolate flavor" y dejó que el humo negro y blanco volviera a salir de su cuerpo.

Desapareció de ahí como si simplemente hubiera sido removido de la escena.

«¡No es malo, se está acostumbrando al poder del Señor Jaguar!»

Las chicas y los guardianes de las cartas lo siguieron corriendo a una velocidad humana. El mundo detrás de la puerta era un domo de chocolate amplio con suelo de algodón y crema pastelera; por todo el lugar había dulces y postres gigantes que daban esa misma sensación de estar insertados a la fuerza en el mundo: esa comida no era apetitosa, daba asco.

Se escondieron detrás de una gran dona de glaseado blanco que quedaba cerca de la entrada. Del otro lado, al centro del domo, había algunas docenas de mesas y bancos altísimos, en uno de ellos había algo como un peluche de con cabeza de caramelo rosa, era Charlotte. Sus ropas holgadas y de colores más bien suaves la hacían ver como una anciana, pero esa cara sencilla y de ojos grandes, por no mencionar el cabello rosado, la hacían ver como una niña pequeña; su cara completamente blanca y sus chapitas de colores la hacían ver como un payasito, pero esas mismas chapitas de color parecían lágrimas también; no importaba cómo la vieran, estaba llena de contradicciones. Así eran las brujas: seres tristes llenos de contradicción y arrepentimiento.

Touya no esperó demasiado y saltó hasta donde estaba esa pequeña bruja, la tomó de la cabeza con la mano y la lanzó hacia la pared del domo. Parecía tener una extraña resistencia al movimiento porque voló como si fuera una hoja de papel y chocó sin hacer mucho escándalo. El chico Kinomoto desapareció de nuevo y, antes de que alguno de los chicos pudiera siquiera verlo, golpeó a la pequeña bruja contra la pared, haciendo un gran hoyo.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora