Sentimientos de amor Chaotic_Future: Parte 15

3 0 0
                                    

Unos minutos antes de que comenzara a llover.

Madoka y Armando caminaban en silencio por la orilla del río. El camino de concreto y el aire húmedo sentaban muy bien a la caminata, normalmente no puedes tener ambas cosas. Pero el ambiente era incómodo de todas formas.

—Dai-kun... —ella fue la valiente.

—¿Qué sucede?

—Tú sabes que me gustas, ¿verdad?

Armando asintió. No tenía modo de negarlo ahora que ella lo sabía. Lo que venía después era lo que le daba miedo.

—Lo siento, Madoka, yo...

—No importa, no importa —forzó una sonrisa—. Lo sé, vas a regresar a tu mundo incluso si no quieres.

—Yo... —su voz era casi inaudible, pero seguía caminando, no quería que los otros chicos los escucharan aunque fuera un poco— yo no...

—Te digo que está bien —llevó sus manos a su espalda—. Mi mamá dice que siempre hay que lanzarse en este tipo de cosas aunque sepamos que no va a funcionar.

Armando vio a una pareja y su hijo a lo lejos. Ya se iban, después de todo ya era noche. Ese es el futuro de casi todos los humanos, ¿no?, tener un hijo, ser papás y luego morir.

—Suena a algo que diría Junko-san —se le escapó una risa—. Aunque no creí que tú harías caso a tales palabras.

—¡Yo tampoco, pero, mientras más pasaba el tiempo, sentía que eras más y más genial y... ! —Su ánimo se fue al suelo—. Bueno, aunque sabía que era imposible, pensé que quería que mi primer amor tuviera aunque fuera un recuerdo lindo y entendí lo que decía mi mamá... O algo así... Bueno, las chicas me obligaron...

Llevó su vista al cielo tras escuchar las palabras de Madoka.

«Primer amor, ¿eh? ¿Hace cuanto habrá sido eso?», si consideraba todos los recuerdos que no tenía sobre los viajes entre dimensiones, probablemente ya tenía como veinte o cincuenta de esos.

—Dai-kun, respecto a lo de morir... ¿Podrías no hacerlo nunca más?

—Ya no puedo, éste es mi último tiro... De todas formas no muero mucho, por eso no tengo recuerdos de los mundos que he visitado...

Los ojos de Madoka se abrieron de golpe.

—Eso significa que tú, a mí y a las demás...

—Sí, no las recordaré de nada. No lo sabía, pero parece que la condición para que yo recuerde lo ocurrido en uno de mis sueños y pueda llevarme algo es que yo muera... —apretó su puño frente a él—. Y paso de morir; aunque me haya acostumbrado de niño, es una sensación asquerosa.

—¿Entonces casi no mueres?

—Claro que no, ¿qué idiota se dejaría matar fácilmente? —Se rascó la cabeza—. Todas las veces que morí fue antes de los ocho años, después de eso sólo morí dos veces.

—¿Eh? ¿¡Eh!? —Se tapó la cara y se detuvo, estaba totalmente roja—. ¡Qué vergüenza, te grité allá atrás!

—No te preocupes —también se detuvo—. También es mi culpa por no explicarte bien.

—¡De verdad lo siento! —Su cara se parecía a esto >-<.

Armando sacó un par de cartas de pactio de la bolsa de su pantalón. No eran las de las chicas o Madoka, era de alguien más.

—Pero supongo que valió la pena morir —guardó las cartas—. Gracias a eso, recuerdo cómo hacer el pactio y muchas cosas sobre magia. Tal vez morir en ese mundo era la condición para salvarlas a todas.

—Tal vez... —se rio, ya controlando un poco mejor su rubor—. ¿Qué pasó para que murieras?

Armando se rascó la cabeza, no podía hacerlo de otra forma. También volteó al piso, era una costumbre cuando todo lo salía mal.

—Bueno... Había una chica que me gustaba, era mi Ministra, como ustedes... Ella me apuñaló por la espalda y cortó la mayoría del poder del Jaguar Negro, entonces... me mataron nuestros amigos... —se rio—. Era un demonio, es gracioso, ¿no?

La cara de Madoka era una perfecta Poker Face, por supuesto que no le hacía ni puta gracia. Sobre todo cuando era una chica que sí se había ganado su corazón.

—¿Eso cuándo pasó? —Sujetó la camisa del chico—. ¿Te dolió mucho? ¿Cómo era ella? ¿Entonces eras más fuerte? ¿Aún la quieres a pesar de eso...?

Se sentía abrumado por las preguntas, pero debía responderlas todas si quería acabar con eso de la manera adecuada.

—Hace un año y... sí, todo lo demás tiene un "sí" como respuesta. Aunque no la quiero como antes, ella me apuñalo después de todo... Quería que los recordara a todos y yo perdí el control de mí mismo, así que no me siento traicionado, éramos buenos amigos; pero me habría gustado que me dejara acabar las cosas de otra manera —sonrió.

—¿Y si yo te apuñalara?

Madoka estaba viendo al suelo, así que esa pregunta daba un poco de miedo.

—No, por favor...

—Entonces prométeme una cosa —levantó la mirada, estaba llorando un poco—: ¡Prométeme que vas a ser feliz al lado de Rilet-chan!

La repentina petición, una tan extraña, lo dejó congelado por un instante que le pareció una eternidad. Se hizo hacia atrás de inmediato, soltándose del agarre de la mano de la chica.

—¿¡Qué significa eso!?

—...

No le respondió, sólo se echó a correr. Inmediatamente, empezó a llover y una miasma siniestra bañó la ciudad. No le importó que la llegada de Walpurgis Nacht estuviera a la vuelta de la esquina, se quedó ahí en silencio viendo la pequeña espalda de esa linda Puella Magi.

«¿Yo...? ¿Aún...? ¿De Rilet...?»

Los recuerdos de su primer amor se amontonaron en su corazón. Mientras iba dando vuelta, un sentimiento más y más grande y más caliente se arremolinaba dentro de él. ¿Por qué no había sentido eso antes? ¿Fue culpa del Jaguar Negro?

«¡No...! ¡¡NO...!!»

Parada a algunas decenas de metros estaba ella, viéndolo a los ojos, con cara de quien quiere llorar. ¿Alguna vez vio esa expresión en ella? Sí, cuando él estuvo casi moribundo por la culpa de la flecha de Madoka o en aquel altar.

—¿Aún estoy enamorado de ella?

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora