Arreglando el malentendido True_Contract: Parte 10

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 —¿¡Cómo pasó esto!? —Ponía cuantas toallas podía en el pecho del chico, la sangre no se detenía—. ¡Yuki, trae más agua caliente!

—¡Sí, Touya!

El chico de cabello gris dejó la sala corriendo, iba camino a la cocina, no porque fuera a calentar el agua en la lumbre o algo así, Cerberos estaba ahí con el agua caliente lista.

—¿¡Qué estaban haciendo!?

—¡No sé, no sé! —Atípicamente, alzaba la voz y le temblaban las manos—. ¡Estábamos cazando brujas y...! ¡Salió una Puella Magi de la bruja y...! ¡No sé qué está pasando, ni siquiera mi magia puede curarlo!

«Maldición...», intentaba que la sangre se detuviera, pero parecía no tener fin, la sangre que salía de ese chico ya había manchado por completo el suelo de la sala. «Tanta sangre... ¿Es esto posible?»

La herida en su pecho era por lo menos del largo del antebrazo del mismo Touya, si algo así se había abierto y parecía no tener explicación ni mágica ni natural, entonces...

—¡Rilet! —La chica estaba en un rincón, como si no estuviera pasando nada—. ¿¡Qué es esto!? ¿¡Por qué no para de salir sangre!?

—Porque la herida no se cierra... —puso cara de asco—. Pensé que eras más listo, pato

—¡No me refiero a eso, idiota! —Se habría parado a golpearla si no estuviera tratando de salvar a Dai—. ¿¡Por qué sigue saliendo tanta sangre!?

—Oh... eso... —se acercó a ellos y puso su mano en el pecho del chico, entonces el flujo de sangre pareció disminuir—. Dai es el heredero del poder de Tezcatlipoca, tiene una regeneración mágica decente...

—¿Qué...?

Yukito llegaba de la cocina con el agua caliente, pero perdió el aliento tras ver lo que sucedía en la sala. Rilet estaba agachada sobre el chico, pegando sus labios a los de él y metiendo su lengua en su boca.

—¿Qué haces...? —Se quedó en blanco por un momento—. ¡No es momento para eso!

Ella se despegó del chico y la sorpresa se la llevó Touya: ya no había herida alguna. El chico estaba otra vez como nuevo. Claro, estaba pálido y no recobraba el conocimiento, pero parecía ya no correr más riesgos.

—Era la manera más efectiva de salvarlo, pato —escupió a un lado, su saliva se combinó con la sangre del suelo—. Su sangre sabe rica, pero no soporto su saliva...

—Pato, eres bueno con la limpieza, ¿no? —Cargó a Dai en su espalda—. Te encargo esto.

Touya intentó detenerla, moverlo apenas se había cerrado la herida sería malo, pero ella lo pateó, mandándolo de nalgas contra la sangre.

—¡Touya...!

—No sabes nada sobre él. Esto no es nada, estará bien después de dormir en su cama.

La figura de Rilet comenzó a cambiar mientras caminaba: cabello plateado y piel casi negra, enormes colmillos... Volvía a ser el monstruo de siempre.

—Kyouko-chan —le sonrió, mostrando su escalofriante sonrisa estirada—, te vas a convertir en una bruja si no traes tu Soul Gem con nosotros, también carga con esa espada...

Kyouko apenas reaccionó, de alguna manera se sentía asustada de esa chica. Era raro para ella, que siempre luchó contra las brujas, sentir miedo con algo que se veía tan humano. Al final, toda desencajada y con movimientos lentos, se acercó a la pared contraria al pasillo y tomó la espada azul, la tuvieron recargada contra la pared todo ese tiempo.

—Esto es... —en su mano izquierda tenía la espada, extrañamente no tenía ni una mancha de sangre, en la derecha, su Soul Gem más negra que roja— una maldición, ¿verdad?

El chico mayor que amablemente la ayudó estaba tirado en el suelo, su «amigo», en cuclillas a un lado de él. Todo parecía teñido de rojo y negro. ¿Era eso algo parecido al infierno? Tal vez, pero si eso era el infierno, el único que estaba sufriendo de verdad era...

—Dai... —susurró, apretando la Soul Gem y la espada con todas sus fuerzas— eres impresionante...

El chacualeo de sus pies sonaba muy lejano, se sentía como metida en un túnel oscuro pero seguro como los brazos de una madre. Así, llegó a un lado de Rilet. A los ojos de Touya, parecía como una pequeña mosca siendo atraída hacia una luz que la terminaría quemando, pero Rilet parecía mucho más tranquila que antes.

—Vaya... tú lo entiendes...

Las piernas de la pequeña niña pelirroja apenas podían mantenerla erguida. Temblaban como si no hubiera un mañana, pero quería estar cerca del chico, saber quién rayos era.

—Quiero ser así de fuerte.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora