Poder predestinado Hope(less)_Contracts: Parte 11

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Cinco años en el pasado, en la base principal de Lux Hominum (el departamento de Karen).

-¡Pon las luchas!

-¡Vamos a ver este anime, es interesante!

Era viernes, eran las 11 de la noche. En la televisión transmitían la lucha libre de EE.UU. y sólo quedaba una hora para que "cara de pelo" los mandara a dormir. Siendo niños de apenas once años, Julius se comportaba bastante permisivo con ellos. En fin, Armando quería ver uno de los DVD's de su hermano mientras que Rilet quería ver la programación normal de la TV, podían pelear por el control, pero se les iría la hora entera en eso.

-¡Quien gane unas fuercitas!

-¡Sale!

Se bajaron del sofá y, acostados boca abajo, tomaron la mano del otro. Ambos empujaron hacia el lado del contrincante, pero sus manos no se movieron ni un milímetro: eran igual de fuertes.

-¡No quiero ver princesas, es viernes en la noche!

-¡No son princesas, está bueno, te lo prometo!

-¡Pero tiene vestido rosa!

-¡Es la salvadora del universo!

-¡A quién le interesa!

-¡Es más fuerte de lo que crees!

El DVD no era de otra cosa más que de un anime que se titulaba Puella Magi Madoka Magica. Lo cierto es que tenía una portada linda, pero...

-¡De verdad te va a gustar, es como las historias que... Te... -varias venas se saltaron en su frente y apretó tanto la mandíbula que sus dientes rechinaron- va a gustaaaaaaaar!

El brazo de Rilet, en un giro inesperado de los acontecimientos fue girado por la explosiva fuerza de ese chico de maíz y tocó el suelo.

-¿Perdí...?

-¡Ah, mi brazo! -Comenzó a retorcerse en el suelo sosteniendo su bíceps-. ¡Mi brazo, calambres!

-¿Yo perdí...? -Veía incrédula su brazo-. ¡Yo...!

Estaba furiosa, un fuego intenso explotó desde la boca de su estómago. ¡Lo golpearía, tenía que hacerlo!

-Rilet -saltó sobre ella y le dio un beso en la mejilla-. ¡Te prometo que te va a gustar, de verdad!

Sus ojos negros como el abismo y sus cabellos finos de carbón... De alguna manera, estar cerca de él se sentía bien. El fuego se apagó de golpe y, aunque no sonrió porque no sentía impulso por hacerlo, acarició la mejilla de Armando.

-¿Rilet? -Ella no solía mostrar interés en esa clase de afecto físico-. ¿Te sientes mal?

-No -se quitó de encima a Armando y subió al sofá-, pon tu cosa otaku.

Armando asintió con una enorme sonrisa en el rostro y metió el disco en el reproductor. Entonces se sentó en el sillón a un lado de Rilet. La historia no llevaba ni dos segundos de puesta cuando las puertas de los cuartos de David, de Susana y de Karen/Julius se abrieron.

-¡Ya vamos tarde!

-Igual ni quiero ir...

-Karen, ¿está bien la falda? ¿No se ve rara?

-Tú siempre eres rara de huevos...

-No, se ve bien, bebé. ¿Mi vestido?

-La neta te ves gor- ¡Buasdkh!

El puño justiciero de Karen golpeó la cara de su novio.

El ruido hizo que los dos niños se voltearan. Su hermano vestía un frac negro que no le quedaba para nada, David tenía un traje blanco que extrañamente lo hacía ver más delgado y Karen, un vestido azul marino que resaltaba el color oscuro de sus ojos y su piel ligeramente tostada. Por último, pero no menos importante, estaba Susana: ella no vestía de "gala" como los otros tres, pero se veía mejor que todos: se trataba de una blusa blanca con encajes y una falda negra que parecía que sería levantada por el viento a la primera provocación; su cabello regresaba a ser café y liso hacia abajo; su maquillaje era suave, algo que encajaba mucho mejor con su linda cara...

«Su... », ese mocoso precoz tragó saliva.

-¿En qué piensas? -Lo miró con sus inexpresivos ojos-. ¿Algo lascivo?

-¡No! -Se puso de pie-. ¡Susana, yo no...!

-No importa, Dai, ya sé que tu corazoncito le pertenece a Rilet.

Armando asintió en silencio, pero recto y en firmes, como si fuera un soldado ante su capitán.

-Niños, duérmanse temprano, regresamos mañana en la mañana.

Esa Karen ya era como la mamá de esos dos.

-¿Eh? ¿A dónde van?

-A reunir información sobre un caso de vampirismo en Nueva Zelanda -se puso un par de anteojos enormes que extrañamente le quedaban bien en el rostro-. El objetivo es un inversionista que viene a Tampico, le daremos una visita para investigarlo a fondo.

Rilet llevó su vista hasta el derrotado Julius. Tenía cara de niño regañado.

-Entiendo, cara de pelos es malo con los gachupines, yo también.

Se levantó eufórico y la señaló como quien señala a su hijo prodigio.

-¡Al fin alguien que me entiende! -La abrazó como si fuera también su hermanita-. ¡Eres la única que me entiende!

-Y eso que me quisiste matar -se rio a carcajadas-. Tal vez eres más huitzilica que humano.

-Sí, sí... -lo jaló del cabello hacia ella-. Puedes hacer todas tus misiones porque mi momi y mi dadi son "gachupines", así que ya cállate. David.

-¡A la orden, capitana!

Tras poner su mano sobre su frente, la figura de los cuatro desapareció tras un sonido como de estática.

-Y se fueron... -dijo, viendo al vacío-. Quiero ser adulto pronto...

Una sonrisa horrible se formó en el rostro de Rilet.

-¿Para qué? -Hizo un círculo con dos dedos y metió repetidamente su dedo en él-. ¿Ya estás pensando en esas cosas de nuevo?

Los pelos de Armando se erizaron por completo, sus ojos se abrieron a tope y la sangre de todo su cuerpo corrió hasta su cara. Negó frenéticamente.

-¡No, yo sólo...!

-Podría darte una o dos oportunidades cuando tengamos edad para reproducirnos -levantaba y bajaba su falda como para tentarlo, pero claro, sin dejarlo ver nada, así le dolía más-. ¿Qué me dices? Eres fuerte para ser humano.

Armando tragó saliva y vio de arriba para abajo la silueta de Rilet. Era un chiquillo libidinoso de lo peor.

-Yo... -le temblaba la voz de la emoción-. Yo...

Entonces recordó sus palabras cuando la conoció.

-¿No se supone que no podemos tener hijos?

La sonrisa de Rilet se borró de golpe.

-Bueno, eres fuerte y tienes más tleyoliztli que un humano normal... -llevó su mirada al techo y se dejó caer de espaldas al sillón-. Eso sin mencionar que tú y cara de pelos son compatibles con el poder sagrado de los Cuatro Señores... Creo que sería posible...

-¿¡En serio!?

-Sí...

-¡Sí! -Dio un brinco como de metro y medio de alto y salió corriendo hacia las recámaras para luego volver-. ¡Rilet, vamos a estar juntos para toda la vida, te lo prometo!

-¿Para siempre...?

La sonrisa de ese niño idiota hacía que el pecho se le encogiera. ¿Por qué dolía tanto? ¿Algo le había dolido así en toda su vida? No, era la primera vez.

-Sí... Je je je...

¿De verdad estaría con ese chico al que no podía ganarle en un pulso y que era cada vez más difícil de molestar? ¿No era eso como una prisión? Ella no quería un para siempre, la eternidad era aterradora, ella...

-No quiero -se dio media vuelta-. Ya pon tu cosa otaku.

No vería el rostro de Armando durante todo el rato, no voltearía a verlo sin importar qué y la razón era simple: la tentaría el para siempre y la vida, al menos para ella, debía ser una explosión.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora