Coincidencia inevitable Blue_and_Pink: Parte 7

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—¡Digamos que lo sé, pato! —La interrumpió—. Pero creo que te conozco lo suficientemente bien como para saber que eres el tipo de mocosa a la que le gusta tener este tipo de conversaciones difíciles en tu habitación mientras todos comemos un pedazo de tarta preparada por ti, ¿no es así, pato?

Un sudor frío y desagradable recorrió la espalda de Mami. En realidad no sólo la de Mami, las cuatro chicas presentes tenían un mal presentimiento sobre eso.

Con un sonido metálico, un arma más se agregó al número de cañones que apuntaban a Rilet.

—Homura... —susurró esa mujer de ojos morados.

—Lo siento, eres una perturbación demasiado irregular como para tolerarte. Pensé que teníamos objetivos similares, pero eres peligrosa.

Una sonrisa escalofriante se dibujó en su cara, era como si su piel fuera de hule y alguien la estuviera tirando desde atrás. Sus ojos se clavaron en las cuatro niñas frente a ella, parecía un animal salvaje viendo a sus pequeñas presas.

—Intenta dispararme, mo-.

No pudo terminar su oración. Algo impactó directamente en su cara, pero no fue una bala, fue un cristal de hielo que voló desde muy lejos a una velocidad de miedo. La consecuencia lógica de ese fenómeno fue su cuerpo siendo lanzado hacia atrás unos cuantos metros, suficientes como para que el grupo de las Puella Magi, quienes momentáneamente habían olvidado viejos rencores, se agruparan en una mejor formación.

—¡Eres increíble, Yue! ¡Y yo que pensaba que eras el más innecesario de los guardianes!

—¿Qué se supone que significa eso?

—¡Sabes lo que dices, chico, me agradas!

—...

Estaba claro que el ángel no era bueno manejando a sujetos con personalidades como las suyas, pero no le molestaba del todo. Atrás de ellos venían los miembros que tenían que correr con todas sus fuerzas para igualas la velocidad de ese trío de monstruos. Lo cierto es que Sakura podría haber volado también, pero el shock causado por el encuentro con la bruja podría interferir en su magia y prefirió no hacerlo.

—Chicas, ¿están bien? —Preguntó Armando, parándose frente a ellas y encarando a su vieja conocida.

—¿Eh? Ah... Sí... —Era Madoka, no sabía si asombrarse por Yue y Cerberos, si preguntarle cuál era su nombre, si admirar el maduro rostro de ese chico que venía atrás del grupo o llorar por todo lo que pasaba—. ¿Quiénes son?

—Eso no imp- ¡!

Rilet desapareció; en algún momento llegó justo al frente del chico. Su puño estaba listo para impactar en su rostro; sin embargo, un rugido de fuego la hizo retroceder.

«¡Gracias, Kero!», pensó, asegurándose de no volver a distraerse.

—Te hiciste de buenos camaradas —dijo, sin quitar esa maldita sonrisa maniaca de su rostro—. Yo sólo encontré un montón de mocosas asustadizas.

—Han tenido vidas completamente distintas a las nuestras, es normal que no estén acostumbradas a personas como tú o yo.

Otra carcajada; fue más fuerte esta vez. Se estaba partiendo de risa y no importaba si eras parte del grupo Card Captor o del futuro Holy Quintet, esa risa te helaría la piel sí o sí.

—¿¡Como nosotros, pato!? ¡No eres más que un mocoso asustadizo como ellas! ¡Dime, ¿por qué no me mataste cuando pudiste?!

«¡Tú no sabes nada, idiota!»

—¡Sólo te importa mantener tu mente tranquila y creer que acabaste con todo tu sufrimiento, pato! ¿¡No lo sabes!? ¡Incluso si queda uno solo de nosotros todavía podemos hacer algo al respecto! ¡Fuiste un completo idiota, pato!

«¡Tú no...!»

—Por eso es que eres un estúpido, te conmueves con todo.

Rilet aprovechó el descuido de Armando y avanzó nuevamente hasta ellos, pero antes de que pudiera avanzar tanto como lo había hecho la vez pasada, el chico de cabello negro avanzó y la tomó por el cuello; sus manos ya no eran las de un humano, ahora eran garras negras que emanaban una especie de humo negro.

—¡Escucha bien, maldita! —Apretaba con fuerza su costado utilizando su otra mano—. ¡Estoy dispuesto a matarte aquí y ahora si eso me deja ayudar a estas niñas! ¡No, estoy dispuesto a matarte aquí y ahora mismo sólo por el gusto de hacerlo! ¡No creas que soy el mismo ingenuo de hace cinco años, ¿te quedó claro?!

Los ojos del chico estaban percudidos, llenos de odio, de resentimiento, dolor y locura. Ya no eran los del niño al que había molestado en el pasado, creció espléndidamente como un sucio adulto. Además, esas manos eran la prueba de que ya no era un mocoso que se chupaba el dedo; eran la prueba de que conocía el verdadero sufrimiento.

Por otro lado, las Puella Magi, Madoka, Sayaka, los Kinomoto, Shaoran y los guardianes estaban tan estupefactos con esa escena de novela, que no podían ni soltar el aliento. Sentían que no tenían derecho de meterse en esa pelea incluso si el resultado decidía si vivían o no, era algo completamente contradictorio, pero ese era el nivel al que estaban las presencias de esos dos.

La sonrisa de Rilet desapareció poco a poco y sólo quedó un dejo mucho menos desquiciado de ella.

—¿Ésta es la forma de hablarla a tu ex, pato?

Esas palabras no encajaban para nada en la conversación.

—¿Su ex? —Se le escapó a Mami.

—Creo que sí dijo eso —respondió Homura, olvidando por completo que unos momentos atrás habían intentado matarse.

—¿No es de mala educación escuchar esto, Sayaka-chan?

—Espera, Madoka, creo que podemos llegar a un buen desenlace con esto.

—¿Por qué soy yo el que está teniendo un deja vú con esto? —Susurró Touya, tratando de que nadie lo escuchara.

—¿Deja vú? —Preguntó Shaoran, curioso y algo confundido.

—Yue, no entiendo qué pasa, explícame.

—Esto escapa de mi entendimiento, lo siento, Cerberos.

—¿Hoooeeeeeee?

Así, un encuentro demasiado caótico llegó a su fin.

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora