El conjuro más poderoso Love_Sacrifice: Parte 12

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 —Escucha, Armando-kun, te enseñaré un conjuro con el que podrás ver tu propio pasado con la ayuda de Rilet-chan, pero ten cuidado, los tú de otros mundos son muy fuertes y querrán quedarse con el control de tu cuerpo.

¿Qué quieres decir?

Los Armandos que pelearon en otras dimensiones también hicieron promesas, algunos incluso se volvieron ancianos y tuvieron hijos y nietos. Es posible que pierdas contra todos ellos. Tú sólo eres la suma de los Armandos que fallaron, pero entre ellos hay gente que salió victoriosa y que obtuvo conocimientos y técnicas impresionantes.

¿Soy sólo un perdedor...? Suena interesante...

¿Estás seguro de que quieres hacerlo? Podríamos encontrar otra forma de salvar a Madoka-chan si seguimos investigando por un tiempo...

No, está bien, ¿cierto Rilet?

Sí —llevó sus manos a su cintura—. Mi Dai ya no va a perder contra nadie.

«Así es... Yo soy el Dai de Rilet. El que lloraba todas las mañanas al despertar de pesadillas aterradoras, el que fue asesinado por la Rilet del futuro, el que envidió al chico llamado Negi Springfield y el que no pudo salvar a Kaname Madoka... ¡Y voy a ganar por primera vez, maldita sea!»

El lugar en el que se encontraba era completamente oscuro. No había ni una pizca de luz, pero miles de rectángulos blancos de una luz difusa se hicieron presentes. De ahí salieron niños, hombres, ancianos e incluso niñas, mujeres y ancianas. La mayoría eran morenos, de ojos negros y cabellera azabache. Había algunos con alas de demonio, otros con aros sobre sus cabezas, otros con partes metálicas y algunos que ni siquiera mantenían su forma humana. ¿A todos les había ido tan bien como le dijo Sakura antes de activar el hechizo? No estaba tan seguro de ello.

—Bienvenido, Niño de los Mil Mundos, así es como nos apodaron a todos nosotros... —habló un Armando anciano con la cabellera completamente blanca—. ¿De verdad creiste que venir aquí resolvería tus problemas?

—¿Así nos apodaron? ¿Acaso hubo gente que se enteró de dónde venía?

—Muchas personas —habló una niña pequeña que daba una extraña sensación de ser mucho mayor de lo que aparentaba—. ¿De verdad crees que no se darían cuenta incluso si no les decías nada?

—Entiendo... ¿El Niño de los Mil Mundos...? Qué nombre tan raro.

Silencio. Nadie más se atrevió a hablar, al parecer ese par eran los más fuertes, le daban una señal de peligro impresionante.

—Quiero que estés preparado —siguió el anciano, quien ya se estaba quitando la camisa; tenía unos músculos de miedo y más cicatrices de las que Armando podía contar—. Hablamos con todos y quedamos de acuerdo en que te daríamos la oportunidad de retirarte si así lo decidías.

—Entiendo, pero no, así está bien, ¿verdad, Ekaterina?

—Sí, sí. Si yo y mi hermanito nos ponemos serios, no habrá nada que puedan hacer.

Parada al lado de Armando había una mujer de al menos la edad de la Sakura del holograma. Su piel era superblanca y su cabello, plateado, pero brillaba de un lindo tono azul cielo; sus ojos eran rojos y sus pechos tan grandes como los de Mami, aunque sí era más o menos de la altura del chico, así que no parecía tan voluptuosa. Usaba un gran vestido ampón como de los que habría usado una mujer de la realeza europea del siglo XVIII.

—Así que estás de su lado —dijo un hombre con marcas negras en sus brazos—, bueno, siempre fuiste fría conmigo de todos modos...

—Eso es porque no son el original —jaló al chico hacia sí misma y despeinó su ya alborotado cabello—. Este chiquillo es mi adoración.

—Ya basta, Ekaterina.

—¡Te dije que me digas hermanita! Yo te llamaré Armandito en su lugar, ¿sí?

Lo trataba como a un chico pequeño.

—Está bien —la pequeña que emitía esas ondas tan extrañas sonrió—. ¡Peleemos, en cuanto alguien se haga con el derecho del cuerpo, será el próximo objetivo! ¡Sin rencores! —Levantó su puño en el aire.

El resto de Armandos también gritó, estaban emocionados.

Ekaterina tomó la mano de Armando. Se sonrieron el uno al otro.

—Vamos.

—Sí... —cerró los ojos—. ¡Xiuhcoatl!

La mujer se transformó en esa macuahuitl dorada con piedras de zafiro y fue empuñada por el chico, que ahora tenía alas del color del cielo tan grandes que lo hacían ver como una pequeña hormiga.

—¡Al ataque!

Puella Magi Madoka Magica: 青 怪物 の 物語 (Ao kaibutsu no monogatari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora