Capítulo 1

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CHARLIE

Sujeté muy fuerte el volante con ambas manos hasta que mis nudillos se hicieron blancos como el papel, los nervios me consumían a más no poder, pero mis 1.65 metros de altura debían bastar para lo que intentaba hacer. Llevaba más de una hora aparcada en el estacionamiento, enfrente del gran edificio de 15 pisos, ya no había marcha atrás, era mi única oportunidad… si fallaba, le estaría fallando a ella, mi madre. Di un gran suspiro, necesitaba tranquilizarme lo más pronto posible antes de que aquel hombre apareciera.

Saqué lo que iba a ocupar de mi maleta que estaba en el asiento de atrás, mis manos temblaban tanto que todo caía de ellas, tomé aire y cerré los ojos para tranquilizarme.

"Todo saldrá bien, de esto dependen muchas cosas" dije para mi misma.

Se aproximaba la hora y yo tenía que concentrarme. Él era el único que siempre andaba solo, sin escoltas ni guardias de seguridad, era un hombre muy sencillo. Sabía todos sus movimientos, lo había seguido por varios días, sabía todas sus rutinas y los lugares que frecuentaba.

Deje las cosas escondidas detrás del asiento del copiloto, así se me haría más fácil tomarlas cuando las necesitara. Recogí mi cabello en una cola de caballo, mire en el espejo retrovisor mi rostro pálido, mi cuerpo temblaba involuntariamente. Baje del auto y abrí el cofre, mi auto era un cacharro, así que no sería difícil hacerle creer que estaba descompuesto, asegure el capó para que no se callera y espere, 10 minutos después lo vi salir del ascensor y cruzar las puertas de vidrio para llegar al estacionamiento, había llegado la hora. Me acerqué a él actuando lo más natural posible y con una sonrisa amistosa.

–Disculpa que te moleste… — le dije con voz dulzona —mi auto no arranca ¿podrías ayudarme? Por favor.

—Si, claro…— sonrió —a veces puede ser algo insignificante— caminamos hacia mi coche.

—Qué pena, pero no vi a nadie más por aquí y ya tengo un buen rato estancada aquí— señalé mi auto.

—A esta hora ya salieron todos— dijo despreocupado y con semblante serio.

Se acercó al coche y comenzó a observarlo, llevaba unos jeans negros, una playera blanca y una camiseta de cuadros abierta, además llevaba una mochila colgada en la espalda, se volteo la gorra hacia atrás y el movimiento que hizo resaltó los músculos de sus brazos, no podía negar que era demasiado guapo.

—¿Tendrás algunas herramientas en tu auto?— dijo de pronto sacándome de mis pensamientos.

—Solo unas pinzas no sé si te sirvan.

—Si por favor— sonrió

Una sonrisa que encendió un pequeño cosquilleo en mi, sacudí mi cabeza para concentrarme y camine hacia la puerta del piloto.
Saque las pinzas y se las entregue, sabía que rápidamente se iba a dar cuenta de que solo estaba desconectado uno de los cables del encendido, así que tenía que apresurar las cosas.

—gracias por hacer esto… no se nada de autos y por lo que puedes ver el mío es un cacharro andando.

—No hay problema, mira solo tenía suelto un cable— coloco el cable de nuevo en su lugar —ya quedó, enciéndelo.

Subí al auto y lo encendí, baje rápidamente y volví a acercarme a él.

—¿puedo invitarte a tomar algo?— tenía que hacer que entrara a mi auto para que funcionara mi plan.

—No es necesario— sonrió amablemente.

—insisto… déjame invitarte un trago por la molestia que te cause… por favor— intentaba no verme tan desesperada —¿tan mala compañía soy?

—¡¡NO!! Para nada, solo no quiero molestarte.

—no te preocupes… vamos en mi coche y después te vuelvo a dejar aquí mismo ¿Qué dices?

—Está bien, soy Chris Edwards por cierto— me tendió la mano.

—Charlie… -tomé su mano-

—¿de verdad? -me miro confundido-

—Charlotte Price, Charlie es mi sobrenombre… ¿vamos? —no quería que se arrepintiera.

—sí claro…

Subió al lado del copiloto, miré alrededor para ver si no había personas que me vieran  irme con él, para mi suerte no había ni una sola alma. Subí al auto y puse los seguros automáticos (que para mi suerte aun funcionaban) encendí el auto y fingí buscar algo atrás del asiento.

—lo siento… Tenía un disco por aquí— El solo me sonrió —no me gusta el silencio— y era verdad, odia el silencio, necesitaba escuchar algo siempre.

—te entiendo, a veces enciendo la televisión, solo para escuchar ruido.

—¿De verdad?— dije sorprendida.

—si... Yo solo...

Saque la jeringa que tenía preparada y rápidamente lo inyecte en el brazo izquierdo, lo tomó tanto por sorpresa que no supo qué hacer. Intento abrir la puerta pero el tranquilizante rápidamente le hizo efecto y poco a poco fue perdiendo la conciencia, voltee su gorra al frente para que no se viera su rostro, lo acomode de modo que parecía que se había quedado dormido recargado en la ventana de mi auto, arranque el coche y me fui rápidamente de ese lugar.

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Espero les guste esta nueva historia, perdón por estar tan ausente, he tenido mucho trabajo, pero tratare de publicar capitulos todos los días, dejen sus comentarios por favor 🙏🏻🙏🏻

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Claudia Franco

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