Capitulo 36

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CHARLIE

No había podido dejar de llorar desde ayer, Betty tuvo que trabajar sola en la cafetería porque yo no podía controlar mis lágrimas. Cuando le platique todo lo que paso ella me consoló y me dijo que le diera tiempo a Chris, que me pusiera en su lugar, tambien a sido difícil para el. Aún así, mi tristeza era muy grande, Chris le creyó todo a su padre sin dudar ni un poco, toda la noche intente buscar razones para no correr a su lado y tratar de convencerlo de que estaba en un error, el dolor era tan grande que sentía que iba a morir. No quería levantarme de la cama pero lo hice, la casa estaba limpia y Benjamin estaba en terapia, así que no tenía nada que hacer, puse a calentar agua para hacerme cafe. De pronto alguien toco la puerta, mi corazón se aceleró y en mi rostro se dibujó una gran sonrisa, era Chris, tenía que ser él, esperaba con todo mi ser no equivocarme. Corrí hacia la puerta de la entrada, antes de abrir acomode mi cabello y limpie mi rostro de las lágrimas, cuando me sentí presentable abrí la puerta, toda la felicidad se borro de mi rostro en pocos segundo.

—¿como estas?– Elena se veía preocupada.

—¿cómo me encontraste?– le hice una seña con mi brazo para que pasara, ella me sonrió tristemente y entró a la casa.

—Chris me dijo dónde encontrarte, me contó todo lo que paso ayer, sabes, tu me agradas Charlie y quiero que seamos amigas, si tu quieres. Se que en estos momento debes necesitar a alguien y quiero brindarte mi apoyo.

—¿por qué? Digo, mírame, yo soy nadie.

—¡Dios! Quiere dejar eso por favor, eres una mujer muy linda, simpática– parecía molesta, comenzó a caminar de un lado a otro –¿quieres que te tenga lastima? Pues eso no va a pasar, necesitas salir de ese hoyo donde te metes, deja de tener miedo y acepta que hay gente a la que le importas.

—yo…– no sabia que decirle, Elena era una chica muy inteligente y siempre decia lo que pensaba por eso la admiraba mucho, ella tenia mucho valor, el valor que a mi me faltaba.

—deja de verte como la cosa más insignificante y si el estúpido de chris no te valora pues allá él, habrá más chicos– se encogió de hombros –es mi amigo, pero no por eso deja de ser un imbécil.

—¿por qué me dices todo esto?– realmente estaba sorprendida ante las palabras de Elena.

—ya te dije que me agradas, además las mujeres debemos apoyarnos– me sonrió –y creo que  tu y yo le haremos la vida imposible a Chris– su voz era burlona –ese tonto pagará muy caro no haber creído en ti, yo voy a ayudarte a darle su merecido.

No pude evitar reír ante las palabras de Elena, tenía una manera diferente de hacer sentir bien a las personas, le ofrecí café y nos sentamos en la sala. Platicamos de muchas cosas, le platique algunas cosas de su vida y ella me platico que sus padres también son controladores como los de Chris, la diferencia es que ella no se deja manipular por ellos. Elena es una chica muy inteligente y tiene la facilidad de hacer que la gente confíe en ella. 

—¿qué tal si salimos de antro? puedes llamar a Brian y…– parecía apenada.

—¿Te gusta verdad?– la mirada que me lanzo Elena no hizo más que confirmarme lo que acaba de decir —¿Por que no lo llamas tu? Creo que le gustara escuchar tu voz

—dejame en paz– intento parecer molesta –olvida lo que te dije.

—esta bien, dame su numero– sonreí.

Elena tomó su celular con una enorme sonrisa, tome el teléfono de la casa de Betty, mientras ella me dictaba el número de Brian, el teléfono empezó a sonar del otro lado de la línea, solo se tardo unos segundos en contestar. 

—¿diga?

Por dentro de mi pensaba que habíamos tenido mucha suerte, no sabia en que turno andaba en el trabajo o si era su día libre y no estaría en casa. No pude evitar sentirme feliz al escuchar su voz, él se porto muy bien conmigo en prisión.

—hola Brian ¿me recuerdas? soy Charlie…– dije algo nerviosa.

—¿Charlie? no lo siento ¿de donde te conozco?– su voz era seria –tal vez te equivocaste de número.

—no… ah… yo estuve presa, te conocí en las celdas de separo de la estación central– no pude evitar ponerme triste, tan rápido se habia olvidado de mi.

—¡Dios! ¡Eres una delincuente! jamas le daria mi numero a una secuestradora ¿Quieres secuestrarme?– empezó a reír –que ¿El tipo ese no te hizo feliz y ahora me buscas a mi?

—eres un idiota.

—insultando a la ley otra vez he, mejor dime que me extrañas, no es necesario que te arreste– se quedó callado unos segundos, después volvió a hablar –¿como has estado? me alegra saber de ti.

—pues más o menos, mi vida es un caos– mire a Elena y ella nego con la cabeza, creo que no queria que tocara ese tema por el momento –pero eso es lo de menos, tengo una proposición que hacerte– le sonreí a mi nueva amiga –¿te gustaría salir con dos mujeres? 

—¿Que? ¡Claro! ¡El sueño de todo hombre!– me tuve que despegar un poco el teléfono del oído al escuchar su grito entusiasmado. 

—Elena y yo pensábamos que...

—Espera ¿que?– me interrumpió –La diosa Elena ¿quiere salir conmigo?– parecía muy ilusionado, solo con pronunciar el nombre de mi nueva amiga su entusiasmo se elevó al máximo.

—las dos queremos ¿aceptas? 

—pero por supuesto, sería un tonto si dejara que no. 

Nos pusimos de acuerdo para vernos en cierto lugar, de hecho ellos se pusieron de acuerdo, en cuanto Elena me quito el teléfono no volvió a dejarme hablar con mi amigo. Brian quería invitar a Nora, pero en el teléfono que nos dio no pudimos localizarla. Elena me llevó a su casa, quería ayudarme a vestirme y en casa de Betty no tenía lo necesario según ella. Cuando llegamos a su casa casi me caigo de espaldas al verla, era super grande y hermosa, dijo que sus padres casi nunca estaban y que no me preocupara por ellos. Elena tiene 25 años, solo es un año más grande que yo, dice que aún vive solo porque no ha encontrado a su verdadero amor. Sus abuelos le dejaron una herencia al ser la única nieta y me platico que quería poner un negocio, pero aún no decidía de que. Elena era muy simpática y para tener tanto dinero, era muy sencilla y humilde, nada que ver con otras personas de dinero que se creen superiores, Elena era formidable y se merecía lo mejor de este mundo.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora