Capítulo 44

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CHRIS

Por fin dieron de alta a Charlie, Elena, Brian y yo la llevamos a su casa. Ese lugar me traía muchos recuerdos y ninguno de ellos era malo, todo lo contrario. Baje del auto y lo rodeé, abrí la puerta del copiloto y tome a mi chica entre mi manos, aun no podia caminar muy bien. Entramos a la casa y coloque a Charlie en el sillón de la pequeña sala, su brazo izquierdo aún lo tenía inmóvil, al parecer al recuperación será lenta y un poco dolorosa.

—¿estás cómoda?– su brazo estaba vendado a su pecho y aún le dolía cuando apoyada la pierna en el suelo para caminar.

—si amor, gracias…

—me encanta que me digas amor– besé su frente.

—¡Ay dios! Basta ustedes dos, derraman tanta miel que me va a dar diabetes– dijo Elena al entrar a la casa.

—no seas celosa chiquita– Brian la tomo por la cintura –si quieres nosotros también podemos derramar mucha miel– le dio un beso escandaloso en la mejilla.

Todos nos reímos ante la acción de Brian. Estaba muy feliz por tener estos amigos, creo que sin ellos Charlie y yo hubiéramos terminando en una horrible depresión. Mas tarde, Elena y Brian me ayudaban a limpiar la casa, como tenía tiempo sin usarse estaba cubierta de polvo por todos lados.

—pues manos a la obra, si no, nunca acabaremos– dijo Elena muy entusiasmada.

Aún no podía creer que Elena estuviera aquí, es una gran mujer, pero ella estaba educada de otra manera, jamás en su vida había tenido necesidad de mover ni un dedo para nada y mucho menos limpiar algo en su vida. Brian nos hizo el favor de trae algunos artículos de limpieza y yo traje sábanas nuevas y cortinas.

–mañana traerán la pintura que compre para la casa, espero te guste el color que elegí– sonrió hacia Charlie –este lugar quedará genial.

—mientras no hayas escogido rosa todo está bien– el rostro de Elena cambió por completo, al parecer era el color que había elegido –No me digas que...

—pero el rosa es hermoso– hizo un puchero –¿quien puede odiar el rosa?

—Yo– dijimos en una sola voz Brian, Charlie y yo. Elena nos miró de mala manera y comenzamos a reír. Casi a media tarde/noche la casa ya estaba limpia, Charlie se había puesto a dar órdenes desde el sofá, Elena y Brian casi le matan con la mirada.

—puedes controlar a tu mujer Chris, es irritante cuando está en plan de jefa– se quejó Brian.

—¡Oye!– exclamo divertida Charlie –ustedes se ofrecieron a ayudar, ademas ¿quien limpia las ventanas con un trapo? el papel periódico es mejor– sonrió –es una ley no escrita de la limpieza.

—callate mandona ¿porque no regresas al hospital?– dijo frustrada pero con una gran sonrisa.

—lo bueno es que ya acabamos– dije con una gran sonrisa mirando alrededor de la casa, se veía limpia y hermosa.

La casa se veía mucho mejor que cuando vivía Charlie aquí y con la pintura el lugar parecería como nuevo. Brian y Elena se fueron a comprar algo para comer y yo me quede con Charlie, me senté a un lado de ella y recargue mi cabeza en su hombro, realmente está muy cansado.

—gracias– dijo de pronto en voz suave, levantó su mano sana y acaricio mi cabellera –esto realmente es importante para mí.

—te amo– cerré los ojos para disfrutar de su contacto.

—también te amo…

Estaba tan relajado con el tacto de Charlie que sin darme cuenta me quede dormido. Cuando desperté, estaba acostado en el sillón, voltee a todos lados pero no vi a nadie, me levanté y empecé a llamar a Charlie escuche su voz a lo lejos que me decia —aqui– ella se encontraba en la habitación.

–¿donde estan todos?– le dije desde la puerta de la habitación.

—ya se fueron– Charlie estaba guardando una ropa que le había dado Elena –te vi muy cansado y no quise despertarte ¿tienes hambre? Betty vino y nos trajo comida casera, Brian empezo a devorarse todo, así que guarde tu comida.

—si, gracias– me acerque a ella y la abrace por detrás –Charlie ¿puede quedarme contigo? no quiero que te quedes sola, jamás quiero que te vuelvas a quedar sola.

—me encantaría…

Le di un beso en la cabeza y le dije que iría a calentar la comida, mi estómago protestaba por falta de alimento. Cuando termine de comer volví a la habitación con Charlie, con un solo brazo se le dificultaba doblar la ropa, cuando entre estaba sentada en la cama y con su brazo sano se tocaba la pierna creo que le empezaba a doler.

—deja eso, yo lo hago, acuéstate.

Charlie no protesto, creo que se sentía mal, se metió a la cama y yo termine de guardar la ropa, como ya había planeado quedarme con ella, había traído una maleta de ropa conmigo así que salí de la casa y saqué la maleta de mi auto. Volví a la habitación y coloque la pequeña maleta al lado de la cama, saque una pijama y me cambié de ropa. Charlie no me quitaba la vista de encima, trate de no sonreí cuando la descubrí viendome, regrese a la sala a cerrar las puertas y apagar las luces.

Cuando ya estaba en la cama la abracé por detrás y la pegue a mi cuerpo con mucho cuidado, sentí que se tensaba un poco pero empecé a acariciar su brazo sano para que se relajara. Poco a poco note que la tensión se fue, empecé a besar su cuello muy despacio, mis manos viajaban por su cuerpo delicadamente, tenía miedo a lastimarla. Solo quería que ella fuera perdiendo el miedo a mi tacto poco a poco, los besos los tolerada, era el contacto físico con el que tenía problemas. Había pensado muy seriamente en buscar ayuda psicológica para lo de su problema con las pesadillas y su miedo al contacto físico, pero ahora no quería pensar en eso, solo quería demostrarle cuánto la amaba y cuánto la necesitaba.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora