Capitulo 8

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CHRIS

Charlie se fue y cuando regresó a la casa ya no entro a la habitación desde ayer, se veía asustada pero estoy seguro de que disfruto ese beso tanto como yo, pero aunque lo haya disfrutado se que ese beso estuvo mal, ella me tiene encerrado en su casa, me había quitado mi libertad. Estaba libre de manos y pies, pero seguia sin poder salir de ma habitación, me a acerque a la ventana que estaba sellada con maderas, pero no pude mover ni una sola astilla, suspiré frustrado y me senté en la cama rendido. Charlie era una chica linda, sencilla y humilde y la verdad lo que me gustaría hacer es ayudarla, pero se que ella no me lo permitira. Ya mas tardes mi, ojos pesaban, creo que ha era de noche y no había cenado nada y por lo que escuche Charlie tampoco, deje que el sueño me venciera y me deje caer en la cama para dormir y descansar un poco. A la mañana siguiente me di cuenta de que Charlie había salido muy temprano, creo que estaba evitándome.

Aun no me explico porque la bese, pero fue algo maravilloso, sus labios eran tan dulces y su piel es muy suave, tan delicada como el pétalo de una rosa. Como estaba desatado tenia la libertad de moverme por la pequeña habitación asi que lo hice, queria estirar mis piernas y aprovechar que podía caminar un poco, de pronto me acerque a la puerta para abrirla, pero estaba cerrada, intente abrirla pero no pude, tenia la esperanza de que ella hubiera olvidado cerrarla con llave.

Me recosté en la cama pensando en el beso con Charlie, de pronto un fuerte ruido me sobresaltó, me levanté de la cama y me pegue a la puerta para escuchar bien, otros cuantos golpes más y después algo se caía, muchas voces se escuchaban del otro lado.

–somos la policía, salga con las manos en alto.

No se porque guarde silencio, era como si no quería que me encontraran, me aleje de la puerta muy despacio lo cual era inútil, la casa era muy pequeña y solo tenía una habitación, era cuestión de segundos para que me encontraran.

De pronto me quede helado cuando alguien intentó abrir la puerta, al ver que estaba cerrada con llave, la derrumbaron y ahí estaban frente a mí los policías con sus rostros cubiertos y unas armas largas. El jefe se acercó a mí y me pregunto si estaba bien, moví la cabeza en forma afirmativa, me tomo por los hombros y me sacó de la habitación. Cuando salí de la casa la luz del día lastimaba mis ojos, cuando los adapte busque a Charlie por todos lados, creo que muy dentro de mí agradecía que no estuviera aquí. Todo había acabado y en vez de estar feliz, me sentía triste al saber que no volvería a ver a Charlie, solo espero que ella escape y no la encuentren jamás.

Uno de los policías me guío hasta un auto, me subieron a una de las patrullas y me llevaron a casa, muy sentir de mi agradecía por recobrar mi libertad y por volver a ver a los míos, pero al mismo tiempo una tristeza me invadía, no iba a volver a ver a Charlie. Mi mente comenzó a divagar en todo lo que haría ahora, antes de que Charlie me secuestrara estaba empezando a salir con Elena, ella es amiga de la familia y mis papas siempre habían querido que nosotros tuviéramos una relación, creía que era el momento de intentarlo, pero ahora no estoy tan seguro, Charlie no salia de mi cabeza. Me di una cachetada mental “¿Que demonios me pasa?” pensé, ¿Porque me pasan estas ideas por la cabeza? Necesito retomar mi vida de antes, tratar de olvidar lo que paso y volver a empezar de cero.

Cuando llegue a casa mis hermanos me abrazaron como nunca antes, estaban preocupados por mi y mi madre no dejaba de llorar, mi padre estaba más relajado, es de esos hombre que no demuestran sus sentimientos muy a menudo.

—Gracias a dios estás en casa– me dijo mi madre aferrada a mi cuerpo.

—estoy bien mamá, nunca me lastimo.

—voy a encontrar a esa mujer y la meteré a la cárcel– dijo mi padre serio.

—¿Hablo contigo? ¿Qué te pidió para que me dejaras libre?– necesitaba respuesta y esperaba que mi padre me las diera.

—¿Quieres hablar de eso ahorita?– me miro molesto.

—Te preparare algo de comer– dijo mi madre mientras caminaba hacia la cocina.

—gracias mamá, ire unos minutos a mi habitación.

—ay dios mi amor— dijo mi madre en voz muy baja —agradezco a dios por tenerte de vuelta en casa.

—tambien me alegro de verlos mamá.

Bese su mejilla nuevamente y después subí a mi habitación y me recosté un rato, me puse a observar las marcas en mis manos que aun estaban muy vivas, cerré los ojos y aquel beso regreso a mi mente, su sabor, su suavidad. Toque mis labios al recordar aquel momento. Sin darme cuenta caí en un sueño profundo.

A la mañana siguiente cuando desperté estaba algo desorientado, no era la misma habitación donde había despertado los últimos días, ahora estaba en casa. Me levanté y me duche, baje al comedor y todos estaban desayunando, me senté y mi madre me acercó un plato con comida.

—no quise molestarte ayer mi amor, por eso no te desperté ¿dormiste bien?.

—si mamá, gracias.

—¿Trabajarás hoy o te tomaras el día?– me sorprendía la tranquilidad con la que hablaba mi padre, ni parecía que acaba de regresar de un secuestro.

—no lo se…– mi cabeza aun estaba confundida.

—quédate en casa– dijo mi hermano menor Scott —descansa un poco más.

—si hermano, el trabajo puede esperar– dijo mi hermano mayor Robert.

—no se– voltee a ver a mi padre –¿sabes algo de mi secuestradora?

—una patrulla se quedó vigilando la casa de la chica pero no creo que vuelva ahí, Pero no te preocupes, la encontraré y la meteré a la cárcel.

—no papá por favor, yo estoy bien, retira los cargos, ella nunca me lastimo– tenía que convencer a mi padre de que no metiera a la carcel a Charlie.

—estas loco– me miro molesto –claro que no, ella es una delincuente y tiene que estar en la cárcel.

Tenía que convencer a mi padre para que retirara los cargos, no quería que una chica tan humilde y sensible termine en prisión, pero ahora no era buen momento, todos estábamos muy alterados por mi secuestro, así que esperaría el momento indicado para insistirle a mi padre y convencerlo de que se olvidara de todo lo del secuestro.

Todo el día me la pase en casa, mis familiares y amigos venían a visitarme para cerciorarse de que me encontraba bien, todos estaban preocupados y pensaban que me encontrarian en mal estado (golpeado, maltratado, etc.) pero se sorprendían al verme sin ningun rasguño, lo que nadie sabía, es que Charlie se esmero por que mi estancia en su casa no fuera tan traumática.

Caída la noche sentado en el patio trasero de mi casa me revisaba las marcas de las muñecas, era la única marca que me había quedado de mi secuestro, aunque había otra marca que tenía por dentro, en mi corazón pero esa nadie la vería.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora