Capítulo 32

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CHRIS

No podía ver el rostro de Charlie pero sabía que estaba nerviosa, su cuerpo la delataba, comenzó a acariciarme la cabellera y tomó aire profundamente, creo que estaba pensando lo que le acaba de decir. No podía evitar sentirme nervioso, si ella se negaba a irse conmigo creo que de todos modos me iría, no creo poder vivir bajo los deseos de mi padre, después de algunos minutos de silencio ella por fin habló.

–esta bien Chris, me iré contigo– levanté el rostro para verla a la cara –pero con una condición– no puede evitar mirarla confundido, solo esperaba que no me pidiera algo imposible para mi –tienes que prometerme que me permitirás trabajar, ayúdate con los gastos, comida, renta, servicios todo, si te niegas tendré que declinar tu oferta.

–¿Que? pero yo puedo trabajar para los dos, no es necesario que...

—esa es mi condición ¿la aceptas o no?– Charlie parecía muy decidida, esta mujer cada dia me sorprendía más.

—jamás volveré a dejarte que hables con Elena– sonreí –está bien, acepto.

—gracias– beso mi mejilla –no tienes idea de lo que esto significa para mi.

Charlie y yo salimos rumbo a la casa de su amiga Betty, en el auto le dije que se mudara al apartamento conmigo. Quería que ella estuviera cerca de mi para cuando estuviera todo listo y poder marcharnos, ella se negó rotundamente, dijo que no podía hacerle eso a Betty y que hablaría con ella para explicarte porque tendría que irse.

—no te he agradecido por sacarme de la cárcel– sus palabras me sacaron de mis pensamientos –después de todo lo que te hice yo…

—no quiero tocar ese tema si empezaras a sentirte mal, no me hiciste nada– recalque mi palabras –excepto por aquella cachetada– me toque la mejilla como si recordara el dolor –dentro de lo que cabe estoy bien ¿cuando vas a entenderlo?– no quería sonar frustrado, pero lo hice, odiaba que ella no entendiera que eso ya lo deje en el pasado y que ella debería hacer lo mismo.

—lo siento es solo…– bajo la mirada apenada –antes de irnos lejos tienes que saber algo Chris.

–¿y que es?– detuve el auto frente al domicilio de la señora Betty.

—te lo diré cuando estemos solos– bajo del auto sin voltear a verme y camino hacia la entrada de la casa.

Charlie abrió la puerta, pero no le dieron oportunidad de entra, Betty se abalanzó sobre ella con lágrimas en sus ojos y una felicidad que reflejaba a kilómetros de distancia, la mujer la abrazo con mucha fuerza mientras se desahogaba. Charlie la tranquilizaba con palabras dulces, después de varios minutos unidas en el abrazo, se separaron.

—por dios Charlie ¿Como fue que tu...? No importaba– la tomo del brazo y la metió a la casa –ven, Benjamín quiere verte.

Betty estaba tan feliz, que ni noto mi presencia, camine de tras de ellas y entramos a la casa, ellas avanzaron hasta la sala donde un señor en silla de ruedas veía televisión. Yo me quedé de pie observando toda la escena, el hombre miro hacia ellas y sonrió de oreja a oreja, Charlie se acercó y lo abrazó. Por fin Betty me noto y se acercó a mi.

—gracias— su voz era tranquila, de pronto me tomo por sorpresa y me abrazo, yo le correspondi el abrazo.

—no hay nada que agradecer, era mi obligue sacarla de ahí.

Betty movió la cabeza en forma afirmativa y después de muchos abrazo y agradecimientos, la amable señora nos invitó a comer, no queríamos rechazarla por lo emocionada que estaba, asi que aceptamos su invitación.

Charlie le ayudo a poner la mesa, mientras el señor Benjamín y yo tomábamos cerveza en la sala. No conocía a esta gente, pero me hacian sentir tan cómodo, mas que mi propia familia. ¿Asi se sentirá convivir con tus padres? Me pregunte a mi mismo, hace mucho que los míos no conviven, mi papá se la pasa en reuniones y mi madre encerrada obedeciendo sus órdenes.

La comida estaba servida y nos sentamos a la mesa, Betty y Benjamin me volvieron a agradecer por lo que hice por Charlie, mientras ella me sonreía a mas no poder. Mientras comíamos nos pusimos a platicar de otras cosas, la cafetería, el acceso del señor Benjamín y de como poco a poco le tomaron mucho cariño a Charlie. Cuando terminamos de comer, Charlie me invitó a su casa, mejor dicho una habitación que estaba externa a la casa, pero para ella ese era su hogar.

—¿Que te parece el lugar?— me dijo Charlie cuando entramos.

—es muy lindo, por fuera se ve pequeño, pero en realidad es amplio.

—si lo se, aqui me siento tranquila.

Charlie se puso seria, se acerco a mi y me abrazo, yo correspondi su abrazo. Ella necesitaba sentirse queria y yo necesito su cercania y me encantaba que día a día su miedo se hacia cada vez menos. Escuche un suspiro bajo por parte de ella y después se separo de mi un poco. Tomo mi rostro con sus manos y pego sus labios a los mios, nos unimos en un besos sincero. Tanto ella como yo anhelabamos ese beso.

—Chris– dijo al separarse de mi –me gusta mucho, pero necesito saber... ¿Que sientes por mi?

—¿no es obvio?– sonreí –tambien me gustas, hasta creo que es mas que eso.

—me gustaría pasar la noche contigo, se que el miedo aun esta en mi, pero quien saber que se siente pasar la noche a tu lado, mo haríamos nada obvio y no porque no quiera, si no porque el miedo no me lo permite.

—tambien me encantaría pasar la noche contigo, despertar y ver esos hermosos ojos.

—¿Podrías quedarte a dormir conmigo hoy? Por favor.

—¿No abra problema con Betty?– le dije preocupado por lo que ibas a pensar la señora.

—no lo creo, pero si te sientes mas seguro, le avisaré ¿Esta bien?

—por mi no hay problema– de pronto recordé que ella queria decirme algo —ya me vas a decir de que hablabas en el coche, cuando llegamos aqui.

—Chris, lo haré, te lo juro, pero hoy quiero estar contigo y no pensar en nada. Quiero disfrutar de tu compañía, dormir a tu lado y despertar contigo en la mañana– me dio un beso corto –tal vez puede ser el último dia juntos y quiero disfrutarlo, por favor.

—Charlie ¿Que dices?– estaba desconcertado por sus palabras.

—solo digo que olvidemos todo esta noche, mañana volvemos a los problema. Hoy pretendamos que solo somos tu y yo, nadie mas y que todo esta bien. ¿Aceptas?

—si Charlie, hoy esta dia y esta noche solo seremos tu y yo, nadie mas.

—gracias... 

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora