Capitulo 6

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CHRIS

A veces me invadía una enorme desesperación, quería salir de este maldito encierro, cada día era más pesado que el anterior y más atado a una silla, aunque ella me dejaba descansar en su cama yo quería soltarme, ser libre otra vez.

Cuando me ayudó a ir al baño, pude notar que la casa no tiene muchos muebles y estoy muy seguro que la cama donde duermo es de ella. Debería odiarla con todo mí ser, pero algo dentro de mi no me lo permite, ¿será que puedo ver su sufrimiento? Además su mirada, esa mirada triste que refleja todo el dolor de su alma. Se que hay algo más en ella, pero no logro entender que es. Caída la noche Charlie nuevamente me ayudó a llegar a la cama, pero antes de acostarme le pregunté algo.

—¿Por qué me dejas dormir en tu cama?– la mire esperando su respuesta.

—no quiero que escapes y es la única habitación que tengo– dijo mientras acomodaba las sabanas sobre mi.

—puedo dormir en el sillón– dije confundido por su actitud.

—¿Sabes? Eres el peor secuestrado que he conocido– no pude evitar reír ante sus palabras –de todo te quejas– volteo a verme y notó mi sonrisa –lo digo enserio– de pronto, pude mirar el nacimiento de una pequeña sonrisa, muy pequeña, casi imperceptible y eso me agrado mucho, verla sonreí fue algo maravilloso.

—¿el peor secuestrado?– seguí riendo, tratando de hacer esa sonrisa mas grande.

—déjame en paz, duérmete por favor– el destello de aquella pequeña sonrisa en su rostro se borro –debes estar cansado, asi que duérmete.

Me ayudó a acomodarme en la cama y salió de la habitación, no podía quitarme de la cabeza aquella pequeña sonrisa que acaba de regalarme. Se veía muy linda y por ese segundo que duró se veía relajada. Cerré los ojos para dormir pero algo aun me rondaba por la cabeza ¿Qué pasará si no logra lo que quiere? O al contrario ¿Qué pasará cuando obtenga lo que quiere? Muy dentro de mí sentía que iba a lastimarme pero no estaba seguro, el otro día le pregunté si pensaba  matarme y ella me contestó que lo haría si no había más remedio. Estaba muy confundido y asustado. A veces estaba seguro de que no me lastimaría, pero otras veces esa seguridad desaparecía.

A la mañana siguiente, cuando abrí los ojos, vi a Charlie dormida en el piso, me sorprendió mucho verla ahí pero no dije nada, se veía muy relajada. La noche había estado un poco fresca, ella tenía algunas cobijas y yo también, creo que a media noche vino a cubrirme ya que yo había dormido solo con sabanas. ¿Pero porque se quedó aquí? Esta mujer era muy desconcertante, no entendía nada de lo que hacía.

Vi que se movía y cerré un poco los ojos, pude ver que se levantaba del piso y miraba hacia la cama. Levanto las cobijas y las dobló, las colocó encima de la mesa de madera y después salió de la habitación. De pronto se escucharon unos golpes en la puerta principal, escuche como ella abría y después un hombre le gritaba con aguda voz.

—¿y mi dinero?.

—no lo tengo aún, pero te prometo que...

—Mira niñita, esto no es un juego, lo que me pediste que te consiguiera no es barato… Necesito mi dinero.

—prometo que lo tendré en algunos días…

El sujeto se escuchaba demasiado molesto, de pronto escuche un pequeño grito y a Charlie pidiendo que la soltara, yo estaba en la cama amarrado de pies y manos. Como pude me senté e intenté liberar mis pies, con mis manos atadas me dificultaba mucho pero tenía que ayudar a Charlie. Por fin solté mis pie, mis manos aún seguían atadas y no iba a poder soltarme así que maniobre para poner las manos en mi espalda y que el sujeto no las viera. Me levanté de la cama y abrí la puerta, para mi suerte Charlie no le había puesto llave.

—¿Qué pasa?– dije mirando al hombre directamente, lo único que quería era que no la lastimara.

Ella me miró muy sorprendida y el hombre (que la tenía agarrada de los brazos) la soltó, camine hasta llegar aun lado de Charlie.

—¿Tu quien eres?– el sujeto me miro con desconfianza.

—eso no te importa, ¿Qué pasa aquí?

—Esta princesita me debe dinero y no me quiere dar, necesito que me pague la mercancía.

—Charlie– la mire con tranquilidad –tu tienes mi cartera– voltee a ver al hombre –¿nos puedes esperar afuera? Ella te dará el dinero.

—Esta bien– puso mala cara –no quiero trucos o tu amiguita pagará las consecuencias.

El hombre salió de la casa molesto, voltee a ver a Charlie, ella estaba en la cocina sacando algunas cosas del gabinete. Estaba buscando algo, creo que mi cartera.

—¿Cuánto le debes?

—200 dólares.

—ok, trae mi cartera– me senté en el sillón y Charlie se acercó a mí –saca el dinero y dáselo.

Hizo lo que le dije con manos temblorosas y después salió a darle el dinero al sujeto, minutos después escuche como encendía una moto y se marchaba. Charlie volvió a entrar y se sentó a mi lado, parecía afligida, suspiro y volteo a verme.

—gracias, pero… ¿Por qué lo hiciste? Después de que yo te tengo aqui encerrado ¿Como es que quisiste ayudarme?

—¿La verdad? ni yo lo se– suspire –no trates con ese tipo de gente, te traerán mucho problemas.

—creo que ya estoy metida en uno muy grave– volteo a verme –¿quieres ducharte?

—si por favor, te lo agradecería bastante, necesito urgentemente un baño.

No sabía que estaba haciendo, solo sentía que ella era buena, ademas tenía la esperanza de ganarme su confianza y que me dejara libre, que se arrepintiera de lo que estaba hablando y me dejara ir. Lo único que si es seguro, es que ella a sufrido mucho y si yo podía ayudar a que su sufrimiento fuera menos, lo haría, Charlie es solo una mujer con mala suerte y con una vida difícil.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora