Capítulo 25

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CHARLIE

Ya era de noche, hace mucho que Chris se había ido y lo extrañaba demasiado, sabía perfectamente que no iba a poder dormir, así que solo me senté en la banca metalica. Los policías pasaban de un lado a otro, sin importarles mi presencia, creo que ellos estaban acostumbrados a tener gente tras las rejas a diario. Un llanto a lo lejos llamó mi atención, no lograba ver de dónde provenía ni a quién pertenecía, pero me llenaba de tristeza escucharlo, había demasiado dolor en ese llanto.

Unos de los policías que cuidaba las celdas se acercó a mí, tenía el pelo castaño claro muy corto, era casi de mi altura, tenía piel clara y una sonrisa muy contagiosa, sus ojos azules me miraban fijamente. Sacó algo de una bolsa de papel y estiró la mano para que yo lo tomara.

–Ten, tómalo, no quiero que mueras de hambre– su sonrisa hacía que sus ojos se cerraran un poco y se le dibujaban unas líneas en sus mejillas, era muy atractivo.

—¿que es?– me levanté de la banca algo dudosa.

—salsa de tomate– puso los ojos en blanco –es comida, tonta– su voz era juguetona.

—pero, ¿por qué?— cuando ya estaba casi frente a él pude ver que sostenía un sándwich envuelto en una servilleta.

—pues porque debes tener hambre— su expresión era juguetona –tómalo anda, ya me dolio la mano de tanto esperarte.

—gracias– tome el sandwich.

—de nada señorita– hizo una reverencia –mi nombre es Brian por cierto, se que no preguntaste pero igual te lo quiero decir, digo, no quiero que te vayas a dirigir a mi como el “policía del sandwich” ¿ok?— dibujo las comillas en el aire.

—ok, policía del sandwich– frunció la nariz y me apunto con su dedo índice, no pude evitar sonreír ante las acciones de Brian, al instante me habia caído bien.

De pronto el llanto que había escuchado se hizo más intenso, la sonrisa que Brian había obtenido de mi se borró por completo. Se empezaron a escuchar pasos provenientes de las escaleras y el llanto se iba intensificando. Pude ver como otro policía se acercaba a la celda con una chica, ella se veía devastada, tenía golpes en su rostro y su blusa estaba cubierta de sangre. El policía me ordenó que me alejara de los barrotes, cuando lo hice abrió la puerta y metió a la chica, ella solo se quedo ahí parada, su llanto no cesaba. El policía volvió a cerrar la reja y se retiró, Brian aún seguía de pie del otro lado de la celda, ambos nos quedamos observando a la chica.

—¿estas bien?– la voz de Brian parecía preocupada –¿estás herida?– el hombre se acercó a los barrotes para observar bien a la chica.

Ella solo movía su cabeza en forma negativa, se abrazó a sí misma, comencé a caminar hacia ella y la cubrí con la manta que me envolvía, ella al ver lo que hice trato de sonreír pero fracasó rotundamente, estire mi mano y le ofrecí mi comida, ella la tomó con miedo pero no se la llevó a la boca, solo observaba el pan como si se tratase de algo extraño.

—come– hable lento y bajo, no quería asustarla.

—gra… gracias…– el llanto por fin empezaba a cesar.

—Charlie, iré por más comida, tu…– volteo a ver a la chica como diciéndome “tu trata de tranquilizarla”

—si claro.

Cuando el policía amigable se fue trate de acercarme más a la chica, cuando vi que no le importo ni se alejó, la tome de los hombro y la senté en la banca.

—¿estas bien? ¿quieres hablar?

—si, no, yo… yo solo– llevo sus manos a su rostro y se cubrió con ellas.

—tranquila– le quite el sandwish de las manos y comencé a desenvolverlo –ten, come un poco y si quieres puedes contarme lo que te paso ¿esta bien?

—gracias— tomó el pan con sus manos y le dio una pequeña mordida.

—¿cómo te llamas?— le dije con una sonrisa, queria animarla y tratar de que se sintiera mas tranquila.

—Nora… Nora Hill.

—mucho gusto Nora, soy Charlie, lamento conocernos en estas circunstancias.

—¿Charlie? es nombre de varón ¿No?

Sonreí ante las palabras de Nora, todas las personas a las que les decía mi nombre decían lo mismo, se que no era mi nombre verdadero, pero mi madre así me llamaba y me gustaba más que Charlotte. Desde pequeña me acostumbre tanto al nombre de Charlie que ahora es muy normal para mí y hasta a veces no doy explicaciones de mi nombre porque no lo encuentro necesito, pero esta vez era diferente, queria que Nora confiara en mi y que me dijera lo que le había pasado, ella necesitaba a una amiga y me agradaba la idea de serlo ya que yo también necesitaba olvidarme de dónde estaba, tal vez asi el tiempo no pasaría tan lento.

—no Nora, no lo es, es mi sobrenombre. Mi nombre real es Charlotte, pero todos me dicen Charlie.

—ya veo.

—sigue comiendo, todo va a estar bien, a veces las cosas parecen difíciles, creeme te lo digo por experiencia, pero todo tiene una solución o un porque y un dia podemos estar en el infierno y al segundo en el cine.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora