Capítulo 26

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CHRIS

Elena se paseaba de un lado a otro, estábamos en la sala de su casa, gracias a dios su papás había salido a cenar y pude hablar con ella tranquilamente sobre lo que le había dicho a la policía, ella se veía muy nerviosa y eso me hacía dudar respecto a si me ayudaría con lo que le dije a la policía.

—¿sabes lo que me estas pidiendo Chris? quieres que le mienta a la policía– se llevó una mano a la frente y con la otra se tocaba el estómago –¿sabes lo que pasaría si nos descubren? iríamos a la cárcel. ¡Dios, esto es una locura!

—Elena se que te pido demasiado, pero no se a quien más recurrir, perdoname por ponerte en esta situación, pero te juro que si algo sale mal yo tomare toda la responsabilidad y diré que te obligue a hacerlo.

–¿por que? ¿por que tomas ese riesgo por alguien que apenas conoces?— se sentó en uno de los sofás y tomó un gran respiro –¿Que tiene esa chica de especial para que corras ese riesgo? No te entiendo.

–yo también estoy muy confundido, pero creo que me estoy enamorando de ella– me sente al lado de mi amiga y tomé sus manos –nunca me había sentido así por nadie y no quiero perder la oportunidad de descubrir si lo que siento por ella es amor, ayúdame a saber que este sentimiento, jamás nadie me habia movido mi mundo, Charlie es diferente.

—¿y si descubres que no la amas? ¿que pasara si descubres que solo sientes compasión por ella? Me sentiré muy por mal por ilusionarla y que tu solo la botes.

—jamás haría eso, nunca la dejaré sola, si llego a descubrir que esto no es amor, te juro que no la desampare, la ayudare a que tenga una mejor vida. Por favor Elena, te lo ruego.

—¡Dios!– está bien, iré mañana con la policía y le diré lo que acaba de decirme, solo le ruego a dios que todo salga bien.

Me acerque a ella y la envolví en un abrazó, estaba tan emocionado, Elena se resistía a mi y comenzó a forcejear y tuve que soltarla. Al ver su cara no pude evitar sonreír.

—dejame en paz– me empujo y se levantó del sillón –si esto sale mal… te juro que… yo te juro que...

—¿vas a matarme?– dije burlón.

—peor, le contaré a todo mundo de aquella vez que te embriagaste por aquella chica peliroja que te dejo plantado en una de sus citas y lo peor, le diré a todos que estando ebrio se te ocurrió ir a una table dance y te quedaste dormido a mitad de un baile privado.

—No me embriagué por ella, fue porque ese mismo dia perdí un negocio– quería sonar molesto pero no lo conseguí, en cambio mi amiga y yo nos carcajeamos como dos locos.

Después de un rato las risas pararon, nos volvimos a sentar en el sillón, Elena se colocó de lado para verme de frente, yo hice lo mismo.

—la verdad, creo que si la amas, estás arriesgando mucho y tu mirada se ilumina cuando dices su nombre, jamás te habia visto asi por un  chica.

—solo quiero estar con ella y cuidarla, es una mujer muy dulce y frágil– sonreí –como te dije anteriormente, jamás habia sentido algo así, solo puedo decirte que esto que siento es muy fuerte y quiero seguirlo sintiendo por mucho, mucho tiempo.

—¿qué harás cuando tu padre se entere de todo esto? ¿sabías que nuestros padres han decidido que nos casemos?

—lo sé– una sonrisa triste surgió de mis labios –había pensado fugarme con Charlie, irnos a otra cuidad, empezar de cero, ¿y tu? ¿qué harás?

—no se, no quiero irme de la ciudad, aquí tengo hecha mi vida.– suspiro frustrada –en fin, después de que estalle la bomba de que tu estas enamorado de tu secuestradora, creo que mis padres me dejaran en paz– trató de suprimir una sonrisa pero no lo pudo evitar –¿te imaginas? Chris Edwards enamorado de su secuestradora– me miró con gesto burlón –se hará un escándalo, todos los periodos y revistas hablaran de eso y mis padres preferirán que no me case contigo, ya sabes– se encogió de hombros fingiendo despreocupación –una Bell no puede estar envuelta en chismes.

—entonces, ya me debes un favor anticipado– sonreí ante el gesto de mi amiga –acabo de evitar que te obliguen casarte conmigo.

—pues gracias– sonrió –¿te quedas a cenar conmigo?– dijo para cambiar de tema –¡NO!– dijo de pronto –tengo una idea mejor, vas a invitarme a cenar si quieres que vaya a declarar mañana, pero no a cualquier sitio, debe de ser el más caro y fino de la ciudad.

—¿me estás chantajeando?– no pude evitar reír, Elena era una gran chica, de eso no me quedaba la mayor duda.

—por supuesto y no sera la última vez, este favor que te voy a hacer te saldra muy caro.

Después de llevar a Elana a cenar y dejarla en su casa, me fui a mi apartamento, estaba tan cansado que lo único que quería era meterme a la cama, sabía perfectamente que no podría dormir sabiendo que Charlie estaba en la cárcel. Decidí meterme a la ducha y tomar un baño, quería relajarme un poco, si todo marchaba bien, ella saldría en pocos días de ese lugar.

Salí de la ducha y me puse mi pijama, me dirigí a la sala y de pronto, al ver que las sábanas ya no estaban en los sillones, recordé que Charlie se había quedado a limpiar y acomodar los muebles. Con todo lo que habia pasado, no recordaba que ella limpio todo, la verdad el apartamento se veía diferente, era realmente un hogar.

Se había esmerado mucho, los muebles estaban sacudidos y acomodados estratégicamente, el apartamento se veía muy bien, hasta saco cosas de algunas de las cajas que tenía en la habitación de huéspedes. Colocó algunos adornos y en el mueble de la televisión puso algunos marcos con fotografías. No pude evitar sonreír con ternura, ella solo quería sentirse útil y agradecer lo que hacía por ella, pero para mi no necesitaba hacer nada, me confirmaba con que ella me regalara una sonrisa, eso bastaba para mi, porque asi sabria que ella es feliz y que estoy haciendo las cosas bien.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora