Capitulo 9

25 3 0
                                    

CHARLIE

Ha pasado una semana desde que Chris fue liberado por la policía, mi casa seguía vigilada y tuve que buscar otro lugar donde vivir, varios dias dormí en la calle hasta que una casa abandonada que encontré se convirtió en mi nuevo hogar. La limpie lo mas posible que pude ya que estaba en muy mal estado, era una casa parecida a la mía pero con dos habitaciones, era la típica casa de sueños, pero esta habia corrido con mala suerte, no había una familia que la cuidara ni le diera cariño, en eso me parecía a la casa abandonada, estábamos solas y destrozadas.

Sentía que le había fallado a mi madre, había puesto todo mi esfuerzo y dedicación a un plan que salió muy mal. Había arruinado todo, jamás volvería a tener una oportunidad así y nadie sabria la clase de hombre que es George Edwards, mi madre jamás sera vengada y su recuerdo quedará en el olvido al igual que yo.

Los días en la nueva casa era horribles, no tenia muebles y prácticamente dormía en el piso, la poca comida que tenía ya se estaba acabando y por las noches tenía mucho frio. Era lo que me habia ganado por arruinar los planes y ser una idiota ¿Como llegue a creer que yo haría pagar la muerte de mi madre a ese hombre? El es poderoso y yo solo soy... yo.

Una mañana muy temprano salí a buscar un poco de comida, estaba un poco alejada de mi barrio así que tuve que ir tienda por tienda tratando de conseguir un poco de comida. De pronto en el enorme ventanal de una pequeña cafetería vi un anuncio que decía “necesito ayudante” era un negocio pequeño y no creía que la influencia de mi ex jefe llegara hasta aquí, asi que entre decidida en conseguir ese trabajo.

—hola– dije nerviosa –vengo por el anuncio.

—Hola jovencita, ¿Qué sabes hacer?– dijo sonriente una mujer un poco mayor.

—pues se limpiar, cocino un poco y soy buena en las matemáticas.

—muy bien ¿Sabes preparar cafe?

—si, mi madre era amante del cafe y me enseñó varias forma de hacelo.

—Pues no se diga más– me miro apenada –el pago es humilde, pero espero te ayude en algo, ahora todo esta muy caro y hay gente que llega a la necesidad de robar— mi miro con dulzura –¿Y tu nombre es?

—Charlotte Price, pero me dicen Charlie.

Aquellas palabras me hicieron sentir mal por todas las veces que tuve que robar, la mujer se veía que era muy noble y como estaba dispuesta a ayudarme sin conocerme me prometí a mi misma cambiar de vida y no volver a robar, es mas, reuniría algo de dinero e iría a pagarle a aquel señor de la tienda al cual alguna una vez le robe. 

—muchas gracias señora, prometo que no le fallaré.

—puedes decirme Beatriz o Betty, por favor.

—como usted guste Betty.

Me tomo del brazo y empezó a mostrarme su pequeño local, me explico todo lo que tenía que hacer y como utilizar las cafeteras, sin demorar tanto me coloqué un delantal y después me puse a limpiar y a atender a las mesas. Me gustaba el trabajo y Betty era muy amable conmigo, a la una en punto me dijo que fuera a comer algo, pero no tenía comida en la casa he invente un pretexto para no tener que salir a comer.

—estoy bien, quiero seguir limpiando– le dije avergonzada.

—tienes que comer algo, ven– me tomo del brazo y me sentó en una de las mesas, después se alejo a la cocina y regreso con dos platos, y dos tazas de café.

—¿Qué hace?– le dije pregunté confundida.

—no te asustes jovencita, no estoy loca– sonrió –vamos a comer algo y después seguimos trabajando, además a estas horas casi no viene gente, podemos comer tranquilas.

No debería amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora