Trece deidades se congregan en la inmensidad. Uno por cada reino creado.
El núcleo ha sido corrompido. Los límites se han vuelto impenetrables. Unir fuerzas para levantarlos significaría caos; suficiente tienen con el hermano desterrado.
Él desea abrir la tierra y destruirlos. La heredera de Atenea no será suficiente: los cuatro deben ser reunidos y despertados.
Serán potenciados. Guiados. Usados. Mas tampoco podrán por sí solos contra él.
Las deidades intentan coincidir en un plan. Deben detener al hermano más letal.
Luchan fieramente por proteger a su creación; la especie tocada por los dioses arriesga una destrucción total.
Más discusión, más ideas; las voces se apagan ante una idea magistral.
Silencio infinito.
Miradas inquietantes.
Actuarán con un arma de doble filo; tomarán su estrategia y la utilizarán en su contra.
Es la mejor forma de detenerlo.
Pero es arriesgado. Puede resultar. O no. Llamarán a los mensajeros, y enviarán señales. Moverán las piezas mortales.
Solo ahí, cuando los herederos estén listos... El cielo luchará contra el infierno.
Las deidades juntan las manos y las estrellas de la infinidad son las testigos del pacto. Y la tinta del universo se prepara para el inevitable impacto.
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Corona celestial
FantasyLibro III Saga Atanea. -Borrador-. Bajo la tierra, donde la lava palpita, saluda un nuevo reino. Una tierra desconocida. Un lugar inexplorado. Un gobernante sepultado. Ardat puede convertir lo bueno en malo, el amor en desesperación y los deseos en...