-¿Dónde está Sam?- preguntó notando su ausencia y sintiendo cómo su frustración aumentaba.
Los demás lo observaron, con asombro y horror. Con un extraño miedo que les delataban sus ojos. Sintió un escalofrío, y fue cuando se dio cuenta que no lo veían a él, sino a lo que había detrás...
Él se giró para observar qué era lo que estaba a sus espaldas. La sorpresa le invadió a tal punto de dejarlo sin palabras. Sus ojos se abrieron de par en par, no podía creer lo que estaba viendo. No podía creer lo que sus ojos estaban observando.
Samantha se encontraba ahí, con su cabeza agachada mientras dejaba que sus cabellos chinos le cubriesen el rostro. Sus pies no tocaban el suelo. Estaba levitando y se mantenía en una misma posición. Sin reaccionar, ni hablar, sin mover un sólo músculo.
Axel trató de estimular un grito pero no pudo. La garganta se le cerraba. El aire le faltaba, y sus piernas temblaban. Se encontraba impresionado sin saber qué decir o hacer al igual que el resto.
Jasper se acercó lentamente hacia ella para tratar de hacer que reaccionara. Su instinto le decía que no era buena idea pero era la única forma de hacer que volviera.
Con cuidado condujo su mano hacia el brazo de la chica. Estaba a punto de tocarlo, hasta que Sam bruscamente levantó su cabeza dando un grito desgarrador. Jasper retrocedió rápidamente mientras se estremecía en su interior. Las luces comenzaron a parpadear cómo si estuviesen dejando de funcionar, las hojas de papel junto con algunos libros y objetos ligeros salieron disparados en todas las direcciones posibles y Sam comenzó a retorcer su cuerpo y extremidades de una forma inhumana.
La escena parecía ser sacada de una película de terror, de una de las peores películas de terror jamás vistas. Sólo que esto no era una película, era la vida real... Y eso los hacía tener unas ganas inmensas de querer vomitar y salir corriendo.
Todos estaban asustados y conmocionados, sin tener alguna idea de qué hacer. Sin tener en claro qué era lo que estaba pasando.
-¡Déjala!- alzó la voz Raven. No sabía de dónde había sacado el valor y coraje para decir aquello.
Pero el ser que ahora controlaba el cuerpo de la chica no le hizo ni el más mínimo caso, pareció más bien haberla ignorado.
Rápidamente Jasper se abalanzó contra ella tomándola de los brazos sin conseguir mucho éxito de que se detuviese.
-¡Rápido! ¡Ayúdenme!- ordenó a los otros, estos acataron la orden de inmediato y con algunos tropiezos llegaron hasta donde ellos.
Eli y Axel sujetaron con fuerza las piernas de la chica mientras que Raven y Jasper los brazos, dándolo todo de sí mismos.
-¡Dime tu nombre!- gritó Jasper con empoderamiento.
Samantha sólo se retorcía entre risas mientras permanecía en aquella situación.
-¡Dime tu nombre!- repitió y apretó las muñecas de la chica con más fuerza provocando que un grito casi inhumano emanara de la joven. La adrenalina y la intensidad que sentían en aquellos momentos era tal que el corazón se les iba a salir. Era algo poco descriptible pero que sin duda sería una de las experiencias que aquellos cuatro chicos jamás olvidarían. -¡¿Quién mierda eres?!
Una frase se alcanzó a percibir después del feroz gruñido que provino de la garganta de Sam.
-¡¿Entonces es ese tu nombre?!- alzó la voz. -¡¡Te ordeno que dejes a Samantha ahora!!
Al finalizar estas palabras, la chica poco a poco perdía las fuerzas para seguir gritando hasta que simplemente dejó de forcejear. Fue en tan sólo un instante, un momento en el que tardó el ambiente en volver a recuperarse y estar normal. Abrió los ojos volviendo de nuevo en sí misma, con la respiración agitada observó las caras de sus compañeros y sintió cómo la sostenían con brusquedad.
Un sepulcral silencio los rodeó en cuestión de segundos mientras que parecía haber una guerra de miradas por parte de todos y una sensación extraña se hizo aparecer en su estómago.
-¿Qué ocurre?- no pudo evitar preguntar. La garganta le dolía, cómo si estuviera reseca.
Todos la observaban con miedo, con desconfianza. No la soltaban, seguían aferrándose a ella.
Estaba inquieta, no sabía qué era lo que pasaba.
Unos minutos más tarde pareció que sus músculos comenzaban a relajarse un poco, y lentamente fueron desvaneciendo las fuerzas con las que la tomaban, pero no la soltaron totalmente.
-Sam... ¿eres realmente tú?
Se tomó por sorpresa esa pregunta.
-Sí Eli... pero ¿por qué preguntas?
Los cuatro chicos intercambiaron miradas entre sí.
-Jasper consiguió averiguar el nombre de lo que te acosa.- anunció Raven tratando de controlar su temblorosa voz.
-¿El nombre? ¿tiene un nombre? ¿cuál es?
-Lamashtu.
ESTÁS LEYENDO
El Diario de Hannah
Horror¿Alguna vez has tenido un amigo imaginario? ¿Alguna vez has fingido que tus muñecos están vivos al jugar con ellos? ¿Alguna vez has hablado solo? Qué tan alejado de la realidad es pensar que todo lo que creímos que era parte de nuestra imaginación...