Capítulo veintitrés: Unión

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Los ojos inquietos de todos se encontraban los unos con los otros.

-¿Lamashtu?- preguntó Sam tratando de pronunciarlo.

-Fue lo que todos oímos que dijo esa cosa después de... Controlarte.- le respondió Raven.

-¿Co- Controlarme?...

-Estabas flotando en el aire.-respondió Axel. -Cómo si fueses Bruja Escarlata y estuvieses usando tus poderes.

-¿Yo hice todo esto?...- preguntó Samantha viendo con su mirada triste y temerosa a su alrededor; cuadernos destruidos, hojas por todos lados, pequeños objetos punzantes, zapatos, ropa y un sin fin de cosas más se encontraban en el suelo. Era como si un tornado acabase de pasar por aquella habitación.

Los chicos solamente asintieron con la cabeza cabizbaja.

Unos toques en la puerta interrumpieron la escena.

-Carajo, levántense y traten de juntar todo.- ordenó Raven y los chicos hicieron aquello de inmediato.

La joven se dirigió a la puerta y salió del cuarto.

-Hicimos mucho ruido, es muy probable que hayan venido a revisar.- Jasper ayudaba a Sam a levantarse y todos trataban de cubrir lo más rápido posible ese desastre.

Sam simplemente se mantenía pensativa, absorta en su mente y con la mirada perdida. No podía creer eso. No podía creer que ahora había sido controlada por la fuerza que la perseguía. Todo aquello era muy peligroso. Se estaba metiendo en un terreno prohibido del cual le costaba librarse, pero ya estando en lo más profundo de aquél abismo qué más daba si salía o no, ya estaba muy metida en todo aquello, y aún así sentía que debía averiguar más.

De igual forma, viendo aquél cuarto con algunas cosas destrozadas le asustaba. Su cuerpo ya no era suyo. Su cuerpo ahora había sido tomado sin su consentimiento. Había sido controlada y eso le asustaba más que nada.

Observó a Eli la cual temblaba sobre sí misma con algunas lágrimas secas en su rostro, después observó a Axel quien trataba de controlar su ansiedad al tope, pero le era imposible. Por último sus ojos voltearon a ver a Jasper, su cabello azabache era una maraña alborotada la cual necesitaba urgentemente un cepillo para peinarlo.

Ella había provocado todo eso. Había provocado que la habitación entera fuese puesta de cabeza al igual que la estabilidad mental de sus amigos.

No soy buena para ustedes... Pensó.

Ahora era peligrosa. Ahora podía hacerles daño.

-Sam... ¿Estás bien?- escuchó que dijo la inconfundible voz de Jasper.

-Sí...-respondió con carraspera.

Inmediatamente como si el chico leyera sus pensamientos, le contestó:

-No fue tu culpa, nada de lo que pasó fue tu culpa.

Con la mirada desconcertada y un dolor en el pecho ella lo miró a los ojos.

-Creo que... Simplemente yo debería de irme, alejarme de ustedes...

-¿Qué?- Eli prestó atención volteándola a ver.

-No quiero hacerles daño, no quiero hacerle daño a nadie.- sus ojos se humedecieron al compás de haber dicho esas palabras. -Ahora las cosas son diferentes. Ahora todo ha tomado un rumbo diferente. Se me escapó de las manos... Y tengo miedo... No quiero que las cosas escalen y, termine lastimándolos o... Algo peor.

La habitación se quedó en silencio unos momentos en los que el ambiente tenso los rodeaba.

-¿Qué estupideces estás diciendo?- Axel la volteó a ver. -¿Estás en peligro y de verdad crees que te dejaremos sola?

-Si yo estoy en peligro, ustedes al estar conmigo también lo están.- agachó la cabeza para ver sus pies mientras las lágrimas amenazaban con salir. Eran los primeros amigos reales que tenía, y ahora simplemente se iba a alejar de ellos.

-¿Confías?- preguntó Jasper de la nada.

-¿Eh?-Sam se giró para observarlo.

-Puede que al estar ahora contigo también estemos en peligro, pero estamos mejor unidos que separados. Somos tus amigos, te lo hemos dicho miles de veces... No te dejaremos sola. Así que, ¿Confías en nosotros? ¿Confías en que podremos salir de esta?

"Podremos" retumbó en su cabeza. Se plasmó en su mente como una pegatina. Siempre había sido ella sola. Siempre había sido un "Podré" pero ahora era diferente. Ahora ella estaba rodeada de gente que la quería.

Unos brazos la rodearon antes de poder contestar. Eli la abrazó por la espalda. Axel se unió a ese gesto dándole un fuerte abrazo de lado.

-No estás sola.- le susurró Axel.

-Gracias.- contestó Sam con un nudo en la garganta. -De verdad, gracias.

El Diario de HannahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora