Capítulo veintiséis: No estamos solos

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La mañana era fría y estaba acompañada por una tenue brisa. El otoño comenzaba a hacerse presente y las hojas de los árboles comenzaban a tomar unos colores cálidos que se dejaban caer por el suelo de concreto.

Los abrigos comenzaron a salir desde hace semanas de los guardarropas de las personas para ser usados después de una gran época de intenso verano, y el chocolate caliente era algo que se comenzaba a ver más a menudo entre los estudiantes.

-¿Crees que debo abrigarme con esto? ¿o sería algo exagerado de mi parte?-le preguntaba Eli a Raven mientras sujetaba un suéter color turquesa bordado con unas flores en las mangas.

Desde la cama, ella le contestó.

-Yo creo que se te vería muy bien.- respondió con un tono indiferente mientras que sus ojos maquillados con tonos oscuros veían algo en su ordenador.

Eli dejó caer su calmada sonrisa y ahora su expresión era una de angustia.

-¿Me vas a decir que te sucede?- preguntó mientras se acercaba a la chica y se sentaba a su lado para observar lo que tenía tan concentrada a su amiga.

Visualizó varias pestañas abiertas y absolutamente todas trataban de lo mismo. Todas eran sobre demonios, mitología, información y acceso a puertas tridimensionales.

-No es nada, realmente nada.- contestó sin siquiera voltear a verla mientras que al mismo tiempo anotaba la información en su libreta. Las hojas estaban llenas de tachones y palabras que sólo la mismísima Raven podía entender. Era un manojo de mapas mentales y esquemas revueltos con dibujos y símbolos completamente irreconocibles y desconocidos los cuales tenían descripciones y un sin fin de cosas más. Pero todo tenía relación con un sólo demonio y era el que estaba provocando todo ese efecto en la chica.

-Estás preocupada por Sam... ¿No es así?- preguntó nuevamente Eli, esta vez con su mente un poco más agobiada por lo que estaba pasando.

-Sí... La verdad es que sí.-contestó tallándose los ojos a causa del cansancio. Llevaba días investigando y haciendo anotaciones, incluso dejando la escuela de lado por ello. Había clases a las que ni siquiera asistía por estar ocupada en su propia investigación y eso comenzaba a afectar un poco su rendimiento. -Esto es peor de lo que imaginamos... Esto va más allá de nuestra comprensión.

-¿A qué te refieres?- preguntó Eli con temor esta vez.

La chica de cabellos azules y morados suspiró con cansancio. Por su manera de actuar algo malo se estaba avecinando.

-Yo... Creí que no era mucho de tener fé en estas cosas ¿Sabes?... Crecí en un ambiente donde vivía y veía todo tipo de escenarios pero nunca creí realmente. No creo en Dios, ni en el diablo, ni en posibles demonios... No creo en nada. Es por eso que no tengo miedo de jugar con este tipo de cosas, pero que no tenga miedo no quiere decir que no tome precauciones... Y, la vez en la que practicamos aquello con Sam... Tuve un presentimiento.

La chica se quedó en silencio y se giró para ver a Eli. Esa mirada imponente que siempre tenía, ahora era distinta. Ahora era una desprotegida.

-Raven... ¿Qué presentimiento?...- preguntó su amiga con angustia. Su corazón comenzaba a agitarse con aquellos silencios llenos de intriga.

-Siempre... Siempre quise ignorarlo. Siempre quise ignorar lo que sentía. Siempre quise ignorar mis presentimientos... Pero este, es muy fuerte, tanto que no puedo silenciarlo. Tanto que pienso en él todo el tiempo...

La chica trató de procesar lo que Raven decía, trató de procesar sus palabras.

-Hablas de que... ¿Tienes un don?

El Diario de HannahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora