Capítulo treinta y uno: Esperanzas perdidas

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Despertaron con un gran suspiro, como si el aire les hubiese faltado durante unos minutos.

-¡Mierda!- exclamó Nora y revisó rápidamente sus piernas. Por suerte no tenía ninguna herida y todo parecía estar en orden.

-¿Cómo se encuentran?- preguntó Raven con preocupación.

-Voy por agua.- anunció Tom.

-Están en un grave problema...- dijo Nora. -He estado en presencia de seres sobrenaturales muchas veces, pero esto realmente es demasiado para mí.

-¿Qué quieres decir?- le cuestionó Jasper.

Se quedó callada unos momentos mientras respiraba frenéticamente al igual que Sam. Todas las miradas se posaban en ellas dos.

-No puedo ayudarlos... Lo siento.

Samantha se encogió de hombros ante esa respuesta. Se sentía pésima. Sentía una presión en su pecho. Nora parecía ser la única ayuda que ocupaba en esos momentos y se había ido.

El lugar permaneció en silencio unos momentos y lo único que podía percibirse eran las respiraciones agitadas de las chicas.

-¿Cómo?- preguntó Jasper con enfado.

-No puedo seguir con esto. Es demasiado riesgoso para mi persona... Incluso para ustedes.

-¿O sea que le das la esperanza de ayudarla y luego se la quitas? ¿así de fácil?

-No lo entenderías. Esto es demasiado peligroso...- fue interrumpida.

-Maldita cobarde...

-No viste lo que yo ví. No sabes las cosas extrañas que están pasando. Esto no es un juego. Realmente corren vidas en riesgo.- Nora trató de explicar pero fue inútil.

-¡No me vengas con estupideces! ¡¿Médium y bruja que puede ayudar a los demás con su don?! ¡Ja! ¡Menuda mierda!

-Jasper...- llamó la joven de rizos en un tono apagado. -Cálmate.

-¡No me calmaré con esta maldita estafadora! ¡Dios! No puedo creer que por un momento confíe en que podrías ayudarnos.- el joven estaba incontrolable. La furia lo carcomía, pero más que eso, en el fondo... Sus verdaderos sentimientos se estaban aplastando, siendo abatidos. La frustración le estaba costando la cordura. La histeria se apoderaba cada vez más de su salud mental. El terror de imaginar a Sam yéndosele de las manos lo hacía morir en pánico.

¿Cómo podía abandonar a la chica tan fácil? Su trabajo era meramente una mentira, una cruel mentira.

-Jasper... Por favor.- volvió a hablar Sam.

-Vámonos. No soporto ver a esta tipa.- el chico se dirigió a la joven y la ayudó a levantarse para poder salir de la vivienda.

Los demás imitaron la acción, y Tom quien apenas había llegado con el agua fría estaba completamente sacado de contexto.

Jasper sujetaba a Sam y la sacaba de aquella casa, pero antes de poder cruzar el patio, Nora la tomó por el hombro.

-No puedo ayudarte... Pero puedo darte algo para que te protejas.- le dijo mientras al mismo tiempo le entregaba aquél pequeño frasco que contenía sal. -Cuando estés en peligro, sólo forma un círculo con esto y quédate dentro.- apretó su mano y después la soltó lentamente.

-Gracias... Lamento los inconvenientes.

-Es hora de irnos.- dijo Jasper sin dejar hablar a Nora.

Se encaminaron al automóvil y finalmente abandonaron el sitio.

El Diario de HannahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora