Alice se quedó callada unos momentos mientras la seguía observando. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
-No cariño, ¿por qué lo preguntas?
Samantha observó su reflejo en los ojos de su madre.
-No mamá, por nada.
-Bueno, creo que ya es hora de que tú también duermas. Seguramente estás demasiado cansada.- se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia la salida. -Descansa, corazón.
Cuando la chica se quedó completamente sola, se dejó caer hacia atrás. Recostandose en la cama y suspirando, comenzó a pensar un poco más a fondo las cosas.
Esto es una locura. Es mi madre. La conozco desde que nací, ella jamás me ocultaría nada malo.
La cuestión es que todo apuntaba a que sí, y eso hacía que sus entrañas se estremecieran.
Con ese pensamiento en mente comenzó a cerrar sus ojos de poco a poco hasta quedar profundamente dormida.
(...)
Un grito la despertó abruptamente.
Confundida y sin saber si aquello había sido real o una simple alucinación, se quedó al borde de la cama sentada para distinguirlo.
Pero tan pronto cómo lo pensó, un vidrio que cayó al suelo resonó.
Provenía desde la planta baja.
Se levantó de golpe y comenzó a correr hacia dónde provenía el sonido.
Bajó rápidamente hasta llegar al punto de encuentro.
Ahí, observó fijamente la escena.
-Debes de tener más cuidado, Eli. Esta no es nuestra casa.- decía Raven mientras ayudaba a su amiga a recoger un plato roto.
-Lo sé. Perdón, es sólo que tropecé con la alfombra.
-¿Qué pasó? ¿está todo bien?- preguntó Samantha.
-Sí, tranquila. No ha pasado nada, sólo que a Eli se le cayeron las galletas horneadas de tu mamá.
Suspiró y ayudó a recoger el desastre.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Eli mientras la observaba.
-Sí, tranquila. Sólo no he dormido mucho.
-Lo siento ¿te desperté?
-No, nada de eso.
Al decir verdad se encontraba algo paranoica. Pero eso no era culpa de sus amigas.
Quizá estaba alerta todo el tiempo y por eso no podía permanecer calmada.
Al observar más a su alrededor se percató de algo importante.
-¿Y los chicos?
-Axel duerme cómo el flojo que es, y Jasper se encuentra en su habitación acomodando unas cosas. Tom salió a caminar para conocer el vecindario.- contestó Raven.
-De acuerdo...- respondió y después de ayudar a sus amigas, decidió acompañarlas un rato.
Conversaron un poco y después de unos minutos decidió salir afuera.
Tomó algo de aire fresco mientras observaba el horizonte. Hacía demasiado tiempo que no estaba en la comodidad de su hogar.
Se sentó en uno de los pequeños escalones de la entrada de la vivienda. El suelo estaba helado. Un escalofrío le recorrió la espalda cómo si de una corriente eléctrica se tratase.
Contemplaba el oscuro y gris cielo, el cuál parecía observarla imponente desde arriba.
Unas cuantas gotas de lluvia helada cayeron en sus mejillas. Cerró los ojos un momento y disfrutó eso.
Pero ni siquiera en sus propios pensamientos estaba a salvo.
Esas palabras que Frank le había dicho, habían quedado grabadas en su memoria.
Un traidor...
¿Debía darle muchas vueltas al asunto? Por supuesto que no. Pero de cierta forma se sentía atraída a eso. No podía ignorarlo por más que quisiera. ¿A qué se refería con "Traidor"?
Conocía a sus amigos. Conocía sus mentes y lo que estas ocultaban... Pero ¿desde cuándo?
Frank estaba logrando que ella comenzara a dudar sin darse cuenta, y la abrumaba. No tenía la certeza exacta de qué era lo que quería conseguir con eso, pero comenzaba a frustrarse.
Suficientes problemas tenía cómo para que uno más se le uniera a la lista.
El crujir de la madera detrás de ella la interrumpió.
Se giró y contempló a su amigo salir de la casa.
-Jasper.- llamó ella. Pero este no volteó a verla y comenzó a caminar hacia una dirección inconclusa.
Ella se levantó y comenzó a seguirlo.
-¿A dónde vas?- le preguntó mientras se posicionaba a su lado.
-Iré a dar una vuelta.- comentó seco.
-¿Podemos hablar?- cuestionó. Era algo que ambos necesitaban.
-¿Sobre qué?
-Desde días antes de venir aquí has estado muy raro conmigo. ¿Sucede algo? Sabes que podemos hablarlo, no te juzgaré ni nada por el estilo.
-Todo está bien, no te preocupes.- su frialdad era más que la del viento que los rodeaba.
-Jasper, sé que ocurre algo. Eres importante para mí, y quiero ayudarte...- al decir esto, el joven frenó en seco y se giró para observarla cara a cara.
-Sam, no ocurre nada.
-¡No me mientas!- exclamó sin apartar la mirada avellana de aquellas perlas negras.
Un silencio los invadió. Ella podía divisar la oscuridad de sus ojos, pero jamás podría ver a través de estos.
Era impreciso, y sabía que su mente era un manojo de emociones. Una mente que no podía leer ni comprender.
Jasper estaba apunto de hablar, pero fue interrumpido.
-¡Hey! ¿Qué hacen por acá? está lloviendo, deberíamos volver.- decía Tom a la distancia mientras se acercaba a ellos.
Jasper le dedicó una mirada sin emoción alguna, y después de eso se dio media vuelta para marcharse.
-¿Dije algo que no debía?- preguntó el joven crédulamente mientras trataba de proteger a Sam de las frías gotas de lluvia con un paraguas.
-No, nada, tranquilo. Tienes razón, debemos volver.
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El Diario de Hannah
Horror¿Alguna vez has tenido un amigo imaginario? ¿Alguna vez has fingido que tus muñecos están vivos al jugar con ellos? ¿Alguna vez has hablado solo? Qué tan alejado de la realidad es pensar que todo lo que creímos que era parte de nuestra imaginación...