Capítulo cuarenta y cuatro: En marcha

9 2 0
                                    

El sol del amanecer llegaba cubriendo todo a su paso.

Los pájaros comenzaban a recitar sus melodías dando inicio a una nueva mañana, y con ellos también venía el sonar de los automóviles y personas que estaban preparadas para recibir ese nuevo día.

Dos semanas habían pasado desde que llegaron a esa vivienda en busca de pistas. Y por fin, después de estar investigando, pudieron dar marcha la primera fase de su plan.

Eran las 8 a.m y la madre de Sam comenzaba a dejar su hogar para ir a su trabajo de medio tiempo.

Cuando estuvieron seguros de que la señora había abandonado la vivienda por completo, comenzaron a idear sus nuevas propuestas en la cocina de aquella casa.

-Sigo sin poder creer que sospechen de Alice.- mencionó Axel mientras untaba miel de maple en uno de los panqueques que esta les había preparado antes de marcharse.

-Igual yo. Es una mujer muy dulce y amable.- se le unió Eli. -La semana pasada tenía mucha hambre cuando era de noche porque no cené. Y ella me preparó un bocadillo cuando me vio despierta en la cocina.

-No deberían dejarse engañar. Que sea amable no quiere decir que no sea culpable.- habló su amiga mientras pensaba en las palabras que había soltado.

-¡Raven! Respeta, Sam está aquí.- regañó Axel.

-Lo siento.- dijo después de haberla visto con unos ojos un poco culpables y luego dio un sorbo a su taza de café.

-No te preocupes, lo entiendo.- cabizbaja tomó asiento a un lado de Eli y se dispuso a comer con ellos.

-De igual forma ¿hoy será el día no? el día definitivo en el que iremos a ver a Hannah en aquél psiquiátrico.

-No lo digas tan segura. Aún no sabemos si sigue ahí.- Jasper les observaba desde el fondo de la cocina. No sentía muchas ansias de desayunar con ellos, por lo cual decidió quedarse parado mientras observaba.

-Lo que sea. Sólo debemos rogar porque no la hayan trasladado, o ella haya muerto años antes.- contestó Raven.

-Dadas las fechas en las que fue escrito el diario y la edad de la chica, Hannah ahorita debería tener casi la misma edad de tu madre ¿no es así?- preguntó Axel mientras daba un mordisco enorme a su comida.

-Supongo. Si es que no nos estafaron, debería de ser así.- contestó Samantha.

Volvieron a un silencio ocasional. Últimamente era muy común que un silencio los invadiera por minutos, pero nada incómodo. Ya no era algo del otro mundo.

Aunque esta vez fue roto de manera más rápida e instantánea que anteriormente.

-¿Y Tom?- preguntó Axel al notar el vacío en el grupo.

-Salió.- le respondió Sam. -Desde que llegamos ha estado saliendo por los alrededores para conocer el sitio.

-Deberías acompañarlo. No es bueno que salga solo, podría perderse.- comentó Eli.

-De igual forma él me marcaría o me enviaría un mensaje. Además, no se va tan lejos. Suele caminar por el vecindario. Cómo sea, volverá aquí antes de las 4:00 y mamá llegará por ahí de las 10 ya que tiene una reunión con unas amigas. Tenemos tiempo y debemos aprovecharlo planeando bien las cosas.

Todos en la sala asintieron y hablaron del tema.

Cuando creyeron estar firmemente preparados, decidieron que era hora de cambiarse.

El día había pasado demasiado rápido con el sonar de los villancicos navideños que se escuchaban en la calle. Tom llegó justo antes de las 4:00 cómo Sam lo había predicho y se pusieron en marcha.

-¿Tienes la dirección?- preguntó Axel mientras cerraba la puerta detrás suyo y se colocaba un gorro para abrigarse.

-La tengo apuntada. En maps dice que nos queda a una hora. Necesitamos un transporte.- contestó Raven frente a él.

-Pidamos un taxi.- solucionó Sam mientras cerraba con llave su vivienda.

-¿Tienes la app?

-Jasper la tiene, se la descargué antes de venir acá.

-¿Qué tú hiciste qué?- preguntó Jasper mientras se giraba hacia Axel y verificaba en su teléfono celular, confirmando lo que su amigo había dicho.

Bufó molesto. Verificó la dirección y comenzó a escribirla en la pequeña sección de "Destino". La tecnología había avanzado. Ya no era necesario pararse en la parada del autobús o esperar a que un taxi tradicional te hiciera caso en una avenida. Ahora se utilizaban aplicaciones para poder buscar un transporte desde el celular.

-Llega en 10 minutos.- anunció mientras veía el costo del viaje. Eran 9 dólares que seguramente nadie iba a querer pagar.

-Espero que esto no se vuelva una farsa y realmente valga la pena.- Raven refunfuñaba mientras se acomodaba su cinturón de cuero por la delgada figura en la que recorría sus caderas.

-¿Después de todo lo que nos ha pasado, piensas que esto es una farsa?- preguntó Axel a su lado.

-Es algo de locos. Digo, incluso a veces hasta a mí me cuesta creerlo.- se unía Sam a la plática. Esta estaba ligeramente recargada en la puerta de la casa que se alojaba a sus espaldas.

-No hablo de eso. Me refiero, espero que a la que veamos sea la verdadera Hannah y no una impostora.

-Más bien, deberías preocuparte porque Hannah esté viva.- era cierto. No tenían pruebas congruentes de que así fuera y eso le sumaba un cargo más a la cadena de tragedias que los rodeaban.

-No hay porque ser pesimistas, Axel. Venimos por respuestas y es lo que encontraremos.- Tom hablaba, tratando de calmar los ideales de cada uno.

-A este punto, la verdad ya ni sé en qué creer.- dijo Eli sorprendiéndolos a todos.

Nadie la culpaba. Habían experimentado tantas cosas en un periodo de tiempo muy corto. Las pesadillas, alucinaciones, apariciones, sesiones de espiritismo, gritos, sombras y sollozos habían sido el pan de cada día. El estrés y miedo acumulado no aligeraba toda la tensión. Sus vidas habían tomado un giro inesperado en tan sólo meses de haber ingresado a la universidad.

Aquél silencio común que se había vuelto habitual los invadió de nuevo hasta que el transporte había llegado.

-¿Señor Clark?- anunció el taxista mientras observaba a los presentes frente a él.

Jasper asintió.

Uno a uno subieron. Un Suzuki amarillo dispuesto a llevar a 6 personas. Un modelo nuevo, pero al que no se le podía abrir la puerta trasera del lado izquierdo porque siempre permanecía cerrada ya que el seguro de ella se había atascado hace quién sabe cuánto tiempo.

Axel dichoso se sentó en el asiento delantero dejando el caos a sus espaldas.

Se acomodaron unos encima de otros mientras el conductor los observaba por el espejo retrovisor.

Jasper sólo esperaba que no fuera un costo extra por pasajero. Suficiente tenía con pagar todo cómo para que incrementaran la oferta.

Afortunadamente no sucedió aquello y comenzaron a avanzar.

El Diario de HannahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora