Capítulo cuarenta: La bienvenida

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7 horas más tarde lograron llegar a su destino.

-No tengo trasero en estos momentos.- decía Axel adolorido mientras terminaba de bajar del avión.

-Axel, nunca has tenido.- le respondió Raven.

-Más que tú, sí.

-Chicos me duele la cabeza. No comiencen a discutir ahora.- dijo Eli mientras se frotaba la sien.

-¿Te encuentras bien?- preguntó Samantha mientras se acercaba a ella.

-Sí. Sólo es por la falta de sueño. No pude dormir nada.- mencionó cansada.

-Yo tampoco.- le contestó su amiga.

-De acuerdo, ¿qué procede ahora?- preguntó Tom mientras observaba a los demás.

-Mi madre no tarda en llegar. Le marqué antes de que nos subiéramos al avión y ahorita le llamaré de nuevo para avisarle que ya estamos aquí.- contestó Samantha mientras los observaba a todos.

Estaba a punto de marcar, pero en eso, una voz familiar la interrumpió.

-Cariño, no es necesario que me marques. Ya estoy aquí.- dijo una señora detrás de ella. Era Alice, su madre.

Samantha se sorprendió pero eso no fue impedimento para que se dirigiera rápidamente hacia ella y la abrazara cálidamente.

-¿Ya nos estabas esperando?- preguntó mientras se incorporaba nuevamente.

-Algo así.- le respondió Alice.

Su madre tenía las mismas características que Sam; era una mujer atractiva de cabello chino y un poco desalineado, los ojos ámbar, la piel cremosa de color canela, y un par de lunares característicos que les daban un toque a sus rostros. La edad para aquella dama parecía ser incierta.

-Parecen hermanas.- susurró Axel. Al instante recibió un codazo por parte de Raven.

Él chico se quejó por lo bajo provocando que Alice girara hacia ellos.

-¡Oh! Perdonen- se disculpó la mujer mientras daba un par de pasos adelante. -Soy Alice Blower, un gusto.

Extendió su mano y Eli le correspondió.

-Mi nombre es Elizabeth Marrón. Pero puede llamarme Eli.

-Qué linda niña.- dijo con dulzura mientras la observaba unos segundos. Después se dirigió a Raven y esta se presentó.

-Yo soy Raven Fortin.- estrecharon sus manos, y la señora a pesar de ver los tatuajes de la joven no dijo nada. Sólo sonrió con calidez.

Así era la madre de Sam. No juzgaba a las personas por sus gustos o preferencias.

Ella era demasiado empática y opinaba libremente, pero sin dañar o denigrar. Eso se lo había enseñado desde muy pequeña.

-¿Y quién de ustedes caballeros es Tom?- preguntó imprudentemente haciendo que Samantha se sonrojara un poco.

-Soy yo el afortunado. Tom Williams, mucho gusto.- le respondió él y estrechó su mano.

-Pero qué educado muchacho.- contestó Alice y lo abrazó. Después de unos segundos, prosiguió. -De acuerdo ¿y los demás?

-Mi nombre es Axel Morin, y el de mi amigo es Jasper Clark.- contestó el joven con una sonrisa.

-Un gusto muchachos. Seguramente han de estar cansados... ¿Qué les parece si nos dirigimos a la casa?

-¡Oh, no! No podríamos. Pensábamos hospedarnos en un hotel.- contestó Raven.

-No sean modestos, son nuestras visitas. Vengan a nuestra casa.

-No queremos molestar.- agregó Tom.

-Pero si no es ninguna molestia. Además, ustedes vienen cansados ¿no? Pobrecitos, no han dormido nada. Allá en casa tenemos comida y ya les he preparado sus habitaciones.- comentó amablemente. Los chicos terminaron aceptando y agradecieron cortésmente.

-¿En verdad desconfían de ella? Es un amor.- susurró Axel.

-Tienes razón... No creo que ella haya hecho algo malo.- le contestó Eli en voz baja.

-No bajen la guardia, muchachos.- mencionó Raven mientras avanzaban.

Entraron a la camioneta de Alice y ella los dirigió a su hogar. Ahora todos estaban juntos y tenían las cosas su favor.

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