C.19 [Parte III]

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Capítulo 19. [Parte III]

 

La entrenadora está más emocionada que de costumbre.

Nos habla con tanto entusiasmo que me cuesta acostumbrarme a esta nueva etapa emocional, pero aquello me hace sonreír.

Estamos a un día de nuestro juego y las ganas de correr, sudar y sentir la adrenalina por nuestras venas está presente. No puedo creer lo mucho que he esperado para esto.

Aunque debo admitir que el miedo de salir lesionada nuevamente aún está presente. Pero sé que no debo pensar en eso. Sé que tengo que tener la mente abierta, pensar positivamente y tener vibras positivas. Eso es la respuesta.

Donovan me mira sonriéndome mientras señala con los ojos a la entrenadora. Yo solo puedo asentir, al parecer no soy la única a la que le sorprende.

-¡Formen equipos, ahora!

Obedecemos a la orden de la entrenadora y cinco minutos después ya están los grupos hechos.

Empezamos a calentar en parejas, en columnas de dos. Luego del calentamiento empieza el juego.  El equipo estaba conformado por Jordan, Howard y Nightingale, como defensas. Williams, Smith, Bishop y Coleman como media-canchas y Jackson, Wyne y yo como delanteras.

El partido se basó en pases largos y cortos, pero con gran definición. Al finalizar escuchamos cómo la profesora nos felicitaba y pedía, más bien rogaba, que esta noche durmiéramos temprano para que mañana tuviéramos la mayor energía posible. De todos modos, es algo que no debe pedir del todo. Cada jugadora sabe lo que debe hacer, y eso nos hace las mejores.

Cuando el entrenamiento terminó tomé camino en dirección al apartamento de Harry. Harry está trabajando, como últimamente ha estado. Aquellas ganas de trabajar me están extrañando, y aún más porque iniciaron el día que me mudé a su apartamento. No quiero pensar que lo hace por mí, porque sé cuántas veces le he dicho que puedo hacer las cosas por mí misma, sin ayuda de nadie. Si me entero que es así, entonces alguien estará en problemas.

Al llegar al apartamento lo primero que hago es ir al baño y darme una ducha larga y sin apuros. Al salir en vuelta en una toalla me dirijo a la habitación de Harry, y mía, cuando el teléfono me saca de mi camino. Camino en dirección a él y cuándo contesto oigo una voz reconocible para mí:

-¿Buenas? –escucho a la persona decir.

-Sí, hola. ¿Quién habla? –pregunto con cautela.

-Eh, ¿con quién tengo el placer? –pregunta, yo frunzo el ceño.

-Con la señora de la casa, ¿quién es? –respondo, aunque lo de "señora" está de más.

-¿Tengo el placer de hablar con _________? –pregunta aquella mujer, los pelos se me ponen de punta.

-Sí, pero por favor, con quién hablo. –pregunto.

                                                         

Entonces, dejándome con la intriga, la llamada se corta. Me quedo mirando el teléfono, esperando a que vuelva a sonar, pero no suena. Intriga, tengo mucha intriga y una extraña necesidad de saber quién ha llamado, por qué ha llamado y sobre todo: por qué aquella voz me resultaba tan conocida.

Cierro los ojos con fuerza y entonces decido olvidarme de todo, caminar en dirección al cuarto y ahora sí, cambiándome de ropa. No sin estar constantemente pendiente al teléfono y estar lista a la oportunidad de que suene.

Cuando ya me he cambiado y me encuentro lista para una tarde de películas salgo de la habitación en dirección a la cocina. Pongo algunas palomitas a hacerse en el microondas. Empiezo a buscar alguna buena película que ver, me decido por "Qué esperar cuando estás esperando". Nunca antes he visto esa película, así que por qué no. Tres minutos después las palomitas están hechas. Las coloco en un plato hondo y cuando ya las he invertido en él, camino en dirección al sofá, le doy al Play y la película empieza a rodar.

Treinta minutos después vuelve a sonar el teléfono de la casa de Harry y consigo, mis nervios se ponen al cien. Pienso en si contestar o no. El teléfono continúa sonando unas dos veces más y cuándo va a sonar un tercero, contesto.

-¿Halo?

-¿Amor? –escucho la voz de Harry, entonces siento un peso quitarse de mis hombros.

-Ay, cariño. Sí, soy yo. –digo, sonriendo.

-¿Qué pasa? –pregunta, yo río.

-Nada, nada. Tonterías mías. –respondo, puedo escuchar su risita- ¿Qué sucede?

-Llamaba para asegurarme de que estés en casa. –dice, yo sonrío.

-No te preocupes amor que de aquí no me voy. –digo.

-Eso espero. –dice, yo sonrío- Estaré ahí en media hora, amor. Te veo después, te amo.

-Yo te amo más.

Cuelgo el teléfono y continúo viendo televisión, no sin antes echarle otra vista al teléfono y preguntándome quién habrá sido esa persona. 

"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora