Capítulo 21. [Parte I]
Las horas pasaron más rápido de lo que esperaba, pero en parte agradecía la rapidez del tiempo. No podía esperar más. Quería estar en la cancha, dando el todo por el todo para poder mostrar de qué estoy hecha.
Aún no me lo puedo creer, ¿Alemania? ¿Francia? ¡Parece una locura! Pero una locura que al parecer podría volverse en realidad.
Harry me apresura. Faltan unos cuántos minutos para el partido. Al ya estar lista los dos salimos y en unos 5 minutos ya estamos en el estadio. Como era de esperarse, el estadio está más o menos lleno; y eso me encanta. Jamás pensé que una sola ciudad se uniera para apoyar a su equipo. Pero así es el fútbol, y el que lo ama, lo ama de verdad.
Empezamos a alinearnos para salir al campo. Harry subió a las gradas junto con los demás familiares de las jugadoras. Empiezo a moverme, tratando de quitarme los nervios. No me conviene estar nerviosa, nunca me ha convenido y jamás me convendrá. Cuando salimos se escuchan pitidos, silbidos, tambores y muchos, pero muchos gritos desde las gradas. Eso hace que se me ponga la piel de gallina e inmediatamente mis nervios se aumentan.
Cuando ya estamos listas para jugar, me tomo mi tiempo tomando aire, mirando al cielo y pidiendo tranquilidad y confianza en mí misma a la única persona que me la podría dar. Al escuchar el silbido e iniciarse el juego, empiezo un poco más tranquila.
Los primeros 15 minutos fueron controlados por las contrarias. Me he dado cuenta de que no juegan a nada, solamente pasan balón por debajo, nunca lo intentan de otra forma. Eso nos puede dar ventaja.
En un pase fallido la pelota es robada por una de mi equipo, esta corre lo más que puede y se la pasa a Donovan. Estamos a unos 10 metros del cuadro de portería. Me muevo ágilmente sin estar fuera de lugar, alzo mi mano y Donovan me nota. Patea el balón, el cual vuela por los aires de manera increíble. La bajo suavemente y tiro, tiro causando el primer gol.
Las gradas están por caerse. "¡Minuto 18, Windhouse!" se lee en el letrero gigante.
El juego continúa y así se queda hasta el final del primer tiempo. Queríamos más goles en la primera mitad, pero no han venido.
Yo, sin embargo, me encuentro más confiada y menos nerviosa. Este es un juego que hay que ganar, definitivamente.
-¡Así me gusta muchachas, pases largos! –dice la entrenadora, aplaudiendo constantemente, tratando de "despertarnos"- ¡Windhouse, ese golazo quedará en la historia del fútbol femenino de Seattle!
Yo sólo sonrío y termino de darle un sorbo a mi bebida energética. Luego me levanto y con seguridad digo:
-Vienen más, entrenadora.
-¡Así me gusta! –dice, sonriéndome- ¡Vamos, vamos, vamos! ¡A alinearse!
Todas le obedecemos mientras gritamos cosas como: "¡¿Quiénes somos?! ¡Seattle!". La segunda mitad comienza. Los gritos se escuchan. El público quiere goles, y yo se los voy a dar.
Nunca me he sentido así. Nunca he sentido tanta adrenalina en mi vida. Y sé que el único motivo a mi estado actual es el hecho de las oportunidades que se me están dando. No me cabe en la cabeza como yo, una simple chica de 18 años de Seattle, tiene oportunidades de ir o a Alemania o a Francia. ¡Es una locura!
Nuestra portera, en un saque de meta, golpea el balón con una fuerza y precisión impresionante, llegando este hasta más allá de media cancha. Venegan la agarra y juega con ella un rato, llevándose a un par de jugadoras. Con inteligencia al ver que Donovan se encuentra sola en el medio, se la pasa a ella mientras que ella se mueve más al frente, esperando a que Donovan le devuelva el balón. Me muevo al centro esperando a que Venegan me pase el balón, y cuando lo hace pateo con una chilena. Creo morir cuando la pelota sale a apenas unos metros. ¡No la metí, y hubiese sido qué golazo!
En el minuto 66 le cometen falta a Venegan, quién tiene que salir porque la fuerza con la que fue golpeada fue impresionante. En su lugar entra Smith. Tiro libre a nuestro favor, unos 25 metros de la portería.
-Patéala tú. –me pide, yo niego con la cabeza.
-Son unos 30 metros desde aquí. No creo poder. –digo, indecisa.
-Tú puedes, Windhouse. Sólo trata. Aún nos quedan otros 24 minutos por jugar.
Yo sólo puedo asentir, no me queda de otra. Acomodo el balón, de manera que sea más cómodo para mí patearlo. Observo y busco el mejor lugar donde meterlo, pero casi no encuentro uno. Doy unos 6 pasos hacia atrás, acomodándome lo mejor que pueda. ¿Cómo le puedo patear? ¿Tres dedos? ¿Con comba? ¿Recto? ¿Cómo?
Entonces escucho el silbato, respiro fuertemente, corro y pateo el balón, no sin antes haber visto donde la metería...
Los gritos en las gradas se hacen presentes...
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"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|
Fanfiction-¿Quieres el balón? Ven por él. -¿Estás seguro de lo que quieres Styles? -Más seguro que nunca señorita Windhouse.