"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|

Capítulo 5 [Parte I & II]

 Capítulo cinco.

 Eran las 9:00 de la mañana y escuché la puerta principal cerrarse. Mi padre ya habría dejado la casa. Miré a mi izquierda y el Harry estaba dormido como un niño alado mío. No roncaba, agradecí por dentro pero después me pregunté por qué.

Me levanté de la cama sin querer hacer ruido y entré al baño de mi habitación. Cerré la puerta lentamente y me miré al espejo. ¡Soy un desastre! Me arreglé el cabello con las yemas de mis dedos, dejándolo un poco mejor que antes. Me quité las lagañas que tenía escondidas en mis ojos y lavé mis dientes rápidamente. Me miré al espejo por última vez y me sonreí a mí misma. ¿Por qué me preocupaba tanto por mi físico ahora que Harry está dormido sobre mi cama? Ah…

Me asomé lentamente por la puerta del baño y me fijé si Harry aún seguía dormido, y efectivamente, aún lo estaba. Caminé en puntillas hasta la cama y me acosté en ella, sin tratar de tocarlo. Él empezó a moverse sin yo saber por qué. Cuando se detuvo sentí su brazo pesado sobre mi cintura, me acercó hasta él y su rostro se escondió en mi cuello. ¡No, no! Eso es incómodo.

Traté de zafarme de esos brazos musculosos y hermosos pero no pude, él era súper más fuerte que yo y empecé a creer que estaba conciente de lo que hacía.  Empecé a hacer más fuerza para poder zafarme de ese brazo tan poderoso y escuché una risita traviesa por parte de Harry, sí, lo hacía todo a conciencia.

 -No es gracioso. –dije haciendo puchero.

 -No seas bebé, es divertido verte tratar de hacer algo imposible. –dijo mirándome- Buenos días.

 -Buenos días. ¿Cómo dormiste? –pregunté girándome y mirándolo a los ojos.

-Pues dormí bien, gracias. Has sido muy linda al dejarme dormir contigo, _____________, enserio.

 -No hay problema. ¡Pero para la próxima vez que sea una pijamada! No un hombre con miedo.

 -¡Hey! No tenía miedo. Me estaba protegiendo.

-Estuviste mendingando por la calle por 3 horas, decidiéndote en ir o no ir a tu departamento, Harry. No te doy justificación exacta para nada.

-Está bien, está bien. Por parte fue culpa mía, lo sé.

-Me gusta que aceptes tus errores. –dije sonriéndole triunfadora.

 -Hay que hacerlo. –respondió- ¿Me acompañarás al gimnasio?

 -¡Ah, sí, claro! Pero debes ir a tu casa para cambiarte.

 -No hay problema. Cámbiate tú primero y luego los dos iremos a mi departamento para cambiarme. Sólo si quieres.

 -Está bien, me parece bien. Eh, ¿me esperas abajo, por favor? Me daré una ducha rápida, ¿si? –él asintió.

Me levanté de la cama de un salto y me metí al baño de mi cuarto. Miré de reojo a Harry y él seguía ahí con una sonrisa en su rostro.

-He dicho que bajes, Harold. –dije señalando la puerta y él se levantó bufando y salió.

Me di mi ducha rápida y al salir envuelta en una toalla tranqué la puerta de mi habitación para evitar cambios eróticos de ropa. La ropa deportiva la guardé en un bolso. Me amarré el cabello y lo puse en una cola y bajé las escaleras. Allí estaba Harry, ya cambiado y viendo televisión.

 Capítulo número cinco. [Parte II]

 Caminé hasta donde él estaba y me senté a su lado mientras su mirada estaba fija al televisor. Tosí falsamente y él me miró.

 -Ya podemos retirarnos, don Styles. –dije.

-Está bien. –dijo- ¿Te ejercitarás así? –preguntó al ver mi vestimenta.

 -Aquí tengo una maleta aparte, allí llevo lo demás.

 -Ah, está bien. –respondió.

 Los dos salimos de mi casa. Él hermoso y yo, siendo yo. ¿Por qué le digo hermoso a Harry? Bueno, sí, es atractivo pero ¿por qué pienso tanto en él ahora? ¿qué me está pasando? Creo que debo ir a un doctor, me estoy enamorando.

Tomamos un autobús hasta el departamento de Harry que quedaba en la ciudad. Al llegar me sorprendí de la infraestructura de este. 20 pisos mínimo. Color gris. Para ser un departamento lucía muy elegante.

 Los dos caminamos hasta la entrada y entramos. Nos dirigimos hasta el elevador y Harry marcó en los números el número 7. Cuando llegamos el pasillo era muy largo. Caminamos y entramos. Me sorprendí con lo que veía. Mi padre me decía que los departamentos eran lugares sucios, mal hechos y sin cuidado. Sin embargo, el que en aquellos momentos presenciaba era todo lo contrario. Colores tenues, perfecto. Caminé hacia adentro y Harry me dijo que esperara. Con gusto acepté, aprovecharía para admirar el lugar. Cuando él entró al baño caminé por todo el área. No era el lugar más grande del mundo, pero sí tenía su espacio. Había una puerta que llevaba al dormitorio de Harry, no quise entrar ya que allí estaba su baño. Tenía una cocina espaciosa y hermosa. Cuando miré el lugar por completo me senté en el sofá de cuero. Dejé mi maleta en el suelo y saqué mi teléfono para ver si había alguna otra novedad. Cuando supe que no había nada Harry salió de su habitación ya listo. Olía a un perfume embriagador, que me dejó completamente guillada. Mis ojos se cerraron solos pero luego me controlé y los abrí. Agradecí por dentro que Harry no me notó.

 -No desayunamos en tu casa, será mejor que desayunemos. No podemos hacer ejercicios con el estómago vacío. –dijo él caminando hasta la cocina.

 -No te preocupes, no tengo mucha hambre.

 -No seas así, ¿por favor? Debes comer porque haremos ejercicio. Además, debes estar en forma y fuerte para poder entrar a alguna liga nacional de fútbol femenino.

 -No me hables de eso, por favor, estoy cansada.

 -¿Cansada del fútbol? –preguntó.

 -Cansada de que mis sueños se alejen cada minuto más y más de mí. ¿Sabes? He estado por más de 2 años practicando para entrar a algún equipo, ¡con la misma entrenadora! Y nada me sale.

 -No seas impaciente, ¿está bien? Las cosas vendrán cuando menos lo esperes.

 -Ahora lo espero menos que antes, espero que suceda un milagro.

 -Sucederá, solo espera. Ahora, ¿qué quieres de comer?

 -Te dije que… -fui interrumpida por su hermoso dedo índice sobre mis labios.

 -Silencio, hay que comer. Entonces, ¿qué prefieres? ¿omelet o sándwich de jamón y queso?

 -¿Cuál harías más rapido? –pregunté.

 -¡Hey! Entre más rápido, mejor, ¿cierto? Creo que el omelet es la mejor respuesta.

 Él dijo eso, y no evité tomarle el segundo sentido.