C.15 [Parte III]

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Capítulo 15. [Parte III]

Dos meses después…

¿Qué les puedo decir? Las cosas en mi vida mejoran día sí, día no.

Ayer me he recuperado de mi rodilla mala. Ya no tengo que usar más muletas y me han quitado aquel pesado yeso. A decir verdad siento su ausencia, pero antes no lo tenía así que me puedo acostumbrar ahora a no tenerlo.

Mi padre se mudará a Ohio en unas semanas. Ya está empezando a empacar sus cosas y aunque muchas veces me pregunta si estoy segura por mi decisión de quedarme acá en los Ángeles, está feliz de que me quede con Harry. Mi relación con Harry está floreciendo. Tenemos ya dos meses de relación y yo no puedo estar más feliz. Sasha y Tanisha están a un mes de irse y no pueden estar más emocionadas. De vez en cuando me preguntan cuándo iré a la universidad, pero al ver mi rostro de incomodidad cambian de tema.

Estoy arreglando mi habitación cuando recibo un mensaje de un número desconocido. Al leerlo sonrío:

Adiós muletas…hola fútbol. Hoy jugaremos, ¿quieres venir? Donovan xx”

Estaré allá en 30”.

 

Sonrío y continúo arreglando mi habitación. Quince minutos después ya todo está en orden, pero me da hambre. Bajo las escaleras en dirección a la cocina. Abro el refrigerador y saco un pote de helado de chocolate con almendras, me siento en la mesa y empiezo a comer. El teléfono de la casa suena, me levanto y lo cojo.

-¿Halo? –digo, metiéndome una cucharada de helado a la boca.

-¿______________? –escucho la voz de mi padre, río.

-¿Quién más? –pregunto aún riéndome, él se ríe conmigo.

-¿Cómo estás, hija? –pregunta.

-Muy bien, no sabes lo emocionada que estoy ahora que no tengo las muletas. –digo, suelto una risita- Ahora iré al campo a jugar un partido con las chicas.

-¿Estás segura? Ten cuidado.

-Lo sé, lo sé. ¿Cómo estás tú? –le pregunto.

-Pues, bien. Hoy me ha llamado el señor Washington para “recordarme” las cosas.

-¿Ah, sí? Qué bien. –digo- ¿Te vas en un mes, verdad?

-Sí, me voy en un mes. Creo que será antes, como en dos semanas.

-¿Por qué? Dijiste que te irías en un mes.

-Tenemos que prepararnos para todo lo que me tenga que encontrar cuando sea el momento, ¿entiendes? No puedo llegar a Ohio, escribir sobre noticias, sin saber qué ha pasado y está pasando.

-Ah, vale…

Un silencio incómodo se hace presente hasta que digo:

-Me tengo que ir ya, me están esperando.

-Está bien.

Cuelgo y coloco el teléfono donde estaba. Me levanto, guardo el pote de helado y subo a mi habitación. Saco la ropa que me pondré. De mi guardarropa saco: mi sostén deportivo, que al sacarlo me lo pongo, una camisa de tirantes blanca, un pantalón corto y mis medias deportivas. Todo me lo pongo y me amarro el cabello en una coleta alta. Busco mi celular, acordándome de alguien que quiero que me vea jugar. Suena y al tercer pitido, contesta.

-Hola, amor. –escucho la hermosa voz de mi novio.

-Hola, amor. –digo, sonriéndome como boba.

-¿Pasa algo? –pregunta, preocupado. Yo río.

-No, te llamaba para avisarte que estaré en el estadio jugando con las chicas.

-Windhouse está de vuelta. –dice con tal deje de orgullo, yo sonrío.

-Se podría decir, ¿puedes venir? –pregunto.

-Hoy no podré, hermosa. –dice, me decepciono.

-¿Por qué? –pregunto, él suelta un suspiro.

-Tengo que trabajar, linda. –dice, yo asiento y suelto una risita.

-Perdóname, está bien. Lo comprendo.

-No te pongas triste linda, en la noche iré a tu casa. –dice, ahora con tal deje de sensualidad.

-Eres un pervertido, Styles. –digo, riéndome- Te cuelgo, ya tengo que irme.

-Suerte, amor. –dice, yo río y cuelgo.

Guardo la ropa para cambiarme, mis audífonos y una botella llena de agua en un bolso, lo pongo sobre mis hombros y salgo de la casa en dirección al estadio.

Al llegar me encuentro con todas las chicas del equipo. Al verme salen en busca de mí, me abrazan y me preguntan cómo he estado y más cosas. Yo solo me siento en casa, le sonrío y respondo todas sus preguntas. Me dirijo a las gradas, me siento y me coloco las zapatillas de fútbol. Dejo mis cosas allí y bajo corriendo, lista para jugar. Agarro un balón, pero instantáneamente las chicas del fútbol me detienen.

-¿Qué crees que haces? –pregunta Donovan.

-Jugar. –respondo con tono obvio.

-¿Cuántos meses has estado sin jugar fútbol? –pregunta otra, yo me encojo de hombros.

-Cuatro meses, tal vez más…pero eso qué tiene. –digo.

-Tienes que calentar, _____________. No busques lo que está quieto. –dice Donovan, yo río. Sé que tiene razón.

-Estás peor que la entrenadora. –digo, empezando a correr.

-No tanto. –dice, riéndome.

Cuando caliento, 15 minutos en total, ya estoy lo suficientemente sudorosa y lista a la vista de las chicas. Entonces nos repartimos en equipo, 11 y 11. Yo con mi equipo de siempre y las otras 11 con su equipo común. El juego está por comenzar.

Cuando el juego termina no puedo estar más cansada, pero la sensación que tengo es placentera. Extrañaba tanto correr, sudar…sentir la adrenalina en mí. Son las 5 de la tarde y ya la mayoría de las chicas se han ido. Estoy sola en la cancha, dominando balón un rato. Adoro hacerlo, me hace sentir feliz. Entonces, sacándome de mi dominio, una voz dice:

-Eres muy buena…

¡¿QUIÉN SERÁ?!

Muchas gracias por leer, criaturitas del Señor. 

Voten y comenten mucho, mucho para así saber que están leyendo la novela. 

No olviden compartirla con Harry Girls de todo el mundo para que esta familia crezca. 

Muchas gracias por leer y nos vemos la otra semana.

"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora