Capítulo 6 [Parte I]

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Capítulo seis. [Parte I]

 Cuando llegamos él me ordenó en poner mis bolsas alado de su cama. Suspiré y entré a su habitación. Me imaginaba una habitación desordenada y que apestaba a sudor, pero no, esta era la habitación más arreglada y mejor cuidada de un chico que en mi vida he visto. Ni mi padre con 45 años ha mantenido su cuarto así. Tenía una cama doble. Una mesita de noche con una lámpara a lado. Sábanas negras, muy negras y dos almohadas blancas con adornos negros. Quité mi vista de eso y caminé, dejé mi maleta en el suelo y volví, pero cuando iba a salir de la habitación de Harry él se puso en el umbral de la puerta de repente. Quedamos a centímetros de distancia. Yo bajé mi mirada.

 -¿Te gusta mi cuarto? –preguntó de repente, yo sonreí.

-Es más ordenado de lo que imaginé. –dije.

-¿Has estado imaginándote mi habitación? Señorita Windhouse, me halaga. –dijo con voz elegante y ronca.

-No he estado imaginándome tu habitación. Fue una manera de decir. Solo eso. –dije tapando mi rostro con ambas manos.

-Te ves hermosa al sonrojarte. Déjame ver esas mejillas rojas. –dijo poniendo sus manos sobre las mías, quitándolas de mi cara- Sí, son hermosas.

-Cállate, Harry. –dije dándole un leve empujoncito.

-Es solo la verdad, ____________. –dijo abrazándome de repente.

 Mi sonrisa que estaba en mis labios desapareció por unos instantes. Me había abrazado y nunca antes lo había hecho. Su sonrisa desapareció igualmente y se quedó así, congelado por unos minutos. Miró mis labios, se relamió los suyos y las ganas de besarlos me atacaron. Me separé lentamente de él y miré al suelo. Él finalmente habló, cambiando el tema:

 -¿Qué tal si vemos una película? –preguntó sonriéndome.

-¿Cuáles tienes? –pregunté.

 -Ah, buenísimas películas son las que me sobran. –dijo sonriéndome.

-Bueno, pero, ¿puedo tomarme una ducha? –pregunté, él sonrió de lado y me sonrojé.

-Claro, allí esta el baño. –dijo señalando una puerta que se encontraba en su habitación- Las toallas están allí. –dijo señalando un cajón- Coge cualquiera.

-Está bien, gracias. –cerré la puerta de su habitación, sacándolo de allí sin permiso.

Escuché una sonrisa del otro lado de la puerta y sonreí igualmente. Entré al baño y me di una ducha muy merecida. El agua estaba tibia y al caer sobre mi cuerpo tranquilizaba todo músculo que antes estaba adolorido, pero ya no mucho. Salí del baño completamente desnuda, pensé que debí haber sacado la toalla antes de entrar al baño. Caminé rápidamente y saqué una toalla. Me dirigí a la puerta y me fijé si estaba cerrada completamente, hasta con la seguridad, y sí. Me sequé completamente sin ningún apuro y escuché un grito de Harry: “Ya empezará la película, date prisa” yo solamente reí y dije: “Espera, ya termino” Me sequé toda y me puse desodorante, sí. Luego me puse mi pijama.. Salí de el cuarto de Harry y lo vi sentado en el sofá negro mirando la televisión, la cual se encontraba en pausa. Caminé rápidamente y me tiré sobre el sillón.

 -¿Cuál veremos? –pregunté, entusiasmada.

-He optado por… “Son como niños 2” –dijo sonriéndome mientras la película empezaba.

-Está bien. Silencio, ya empezó. –dije poniendo mis manos sobre el rostro de Harry.

Los dos seguimos viendo la película. Esta se basó con estupideces que los actores hacían de una manera única y graciosa. Amé la película. Esta terminó a eso de las 7:45 de la noche. Harry y yo seguíamos riendo sin parar, había sido espectacular.

 -_____________. –dijo él de repente, dejando de reír y mirándome fijamente.

 -¿Qué? –pregunté, ya en un trance.

 Se fue acercando peligrosamente a mí. La distancia entre nosotros era poca. ¡Sí, quería besar esos labios, ahora! Agarré su rostro con mis dos manos y lo atraje a mí, besando sus labios por segunda vez. El beso se intensificó mucho más. No quería detenerlo, pero tampoco quería hacer algo que me perjudicara a mí, físicamente. Sí, era virgen, y tenía miedo, mucho miedo. Las manos de Harry empezaron a viajar por mis piernas. De arriba a abajo, causándome un cosquilleo en el estómago, algo que jamás nadie me había hecho sentir. Sus manos ascendieron y se postraron en mis caderas, para luego subir a mi cintura y quedarse en mi abdomen. Sus manos empezaron a acariciar mi abdomen desnudo, ya que la camisa la había subido un poco. Me dieron escalofríos ante casa roce que él me daba. Separó sus labios de los míos y susurró: “No tengas miedo” Unió nuestros labios nuevamente y mágicamente mi miedo se fue, y todo se transformó en placer único. Él se levantó de el sillón y me cargó, llevándome mientras aún me besaba a su habitación. Cuando sentí la puerta detrás de mi espalda giré el manojo de la puerta y así pasamos, él cargándome y yo sobre él. Caminó y poco más y me posó sobre la cama. Ambos reímos y nos seguimos besando, como si fuera el último día. Mis manos bajaron hasta su camisa, la cuál fui subiendo inconscientemente. Al fracasar, él lo hizo por sí solo. Contemplé su torso bien formado, el cual me volvía totalmente loca. Volvió a mis labios y los besó, esta vez con necesidad. Sus manos bajamos y fueron subiendo mi camisa de pijama, hasta que esta desapareció de aquella escena de amor. Observó mis senos y se relamió los labios, haciéndome sonrojar instantáneamente. La ropa se fue desapareciendo de la escena minutos después hasta que ambos quedamos tal y como habíamos nacido: desnudos. Me sentía incómoda por unos minutos. Pero luego sentí placer completo al sentir cada roce y cada caricia que Harry me daba, y el enloquecido placer que me proporcionaba con sus besos. Mordisqueaba suavemente, chupaba, besaba, lamía mis senos descontroladamente, y eso me volvía una desquiciada. Tomaba su cabeza y lo unía más, para que sus besos me dieran más placer. Sus manos empezaron a jugar en mi área sagrada, esta vez volviéndome una loca. Empecé a gemir y mis caderas se empezaron a mover al ritmo de cada caricia que él me daba. Me estaba sintiendo amada por primera vez, y ya sentía que iba al cielo. Él estiró su mano y abrió un cajón en la mesita de noche. Sacó un envoltorio y me lo entregó. Dijo: “Pónmelo” con una sonrisa pícara en su rostro. Yo sin dudarlo quité el envoltorio y saqué lo que se encontraba adentro. Estaba suave y tenía algo pegajoso. Lo coloqué lentamente sobre su miembro para después sonreírle y dejarme caer nuevamente sobre la cama. Susurró en mi oído: “Si te duele, solo avísame, ¿si?” y yo solo asentí, esta vez con miedo. Un dolor insoportable se apoderó de la parte baja de mi ser cuando sentí como si miembro entraba lentamente en mí. Clavé mis uñas en su espalda y gemí, fuertemente, adolorida. Él se detuvo por unos minutos, no sé por qué pero algo me decía que fue para que su tamaño se acoplara al mío, o algo así. Después de unos minutos empezó a moverse y sí, todo cambió. El dolor cambió a placer entero, único y delicioso placer. Sus movimientos empezaron a acelerar a medida de mis plegarias. Mandé todo a la mierda y empecé a disfrutar del momento. Cuando sentí que estaba llegando a la sima grité su nombre: “Harry” y él gritó el mío. Salió de mi lentamente y de repente sentí un vacío en mí. Luego votó el condón y lo tiró sobre una canasta de basura. Me tapó con sus sábanas y me besó en los labios para después besar mi cuello.

 -Perdóname.. –dijo él, susurrando en mi oído y mordiendo el lóbulo de mi oreja.

-¿Por qué?. –dije en un susurro.

-Por si esperabas al matrimonio. –preguntó sonriéndome.

 -Algo me dice que no será necesario... –dije y cerré los ojos, cayendo en un profundo pero hermoso sueño.

"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora