C.22 [Parte I]

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Capítulo 22. [Parte I]

El timbre de la puerta suena mientras Harry está en el baño, así que me toca a mí levantarme y pagarle al repartidor por la comida china. Al abrir la puerta, me llevo la sorpresa de ver de quién se trata: la mujer de la playa. Mi mirada se queda sobre ella, no puedo parar de mirarla. Y al parecer, lo mismo pasa con ella. Me mira, me mira, me mira y entonces, luego de unos dos minutos dice:

-Son 25.55. –yo asiento y le entrego el dinero.

Tengo tantas preguntar que hacerle: ¿por qué siempre me mira así? ¿Por qué siento que la conozco? ¿Por qué siento su voz tan familiar? Pero ella no me lo permite, ya que al momento en el que me da la comida y yo ya le he dado el dinero, desaparece de mi vista. Pero, lo que más me aterra de todo esto, es que sé que esta no será la última vez que nos veremos.

Mi mirada debe ser todo un poema, ya que al momento de cerrar la puerta y darme la vuelta me encuentro con un Harry en toalla rodeándole la cintura. Las gotas de agua corren por todo su torso, cayéndoles también de sus rizos. Esa vista me quita todo pensamiento de la mente y entonces ya no quiero comer comida china, sino otra cosa.

-¿Estás bien? –pregunto, yo asiento.

-¿Estás tú bien? –pregunto yo, acercándomele.

-¿Yo? Pues, sí. Estoy perfectamente, ¿por qué? –pregunta, ¿está acaso nervioso?

-¿Qué te parece si dejamos la comida china para el postre?

Entonces una sonrisa pícara aparece en su rostro. Observo cómo, de la manera más sensual posible, deja caer la toalla al suelo. Entonces, acercándose totalmente a mí dice, agarrándome de la nuca:

-¿Qué tal si el postre eres tú?

Aquella pregunta hace que sienta mis piernas de gelatina, así que sin más apuro coloco mis brazos alrededor de su cuello y lo beso, lo beso con fuerza. En el camino a la habitación colocamos la comida china en algún lugar. Entramos y caemos en la cama, con ganas de apagar este fuego. La forma en la que me toca me activa, y entonces soy yo quién se quita la ropa. No espero a que él lo haga, necesito sentirlo ya. Cuando ya me encuentro desnuda y a su disposición, sucede lo que tiene que suceder. Entrar en detalles no es necesario, sabrán ya cómo todo terminó.

Cuando hemos acabado ambos respiramos con dificultad, debajo de las sábanas y con las miradas fijas al techo.

-¿No que estabas cansada? –pregunta mirándome, yo lo miro.

-Estabas en toalla, mojado. ¿Cuán fuerte crees que es mi fuerza de voluntad?

-¿Muy baja? –pregunta, riendo.

-En efecto.

Los dos reímos mientras miramos aún a la nada. Entonces Harry se levanta en busca de la comida china, ya que nuestro acto sexual nos ha dejado hambrientos. Las trae a la cama y ambos degustamos de un delicioso platillo asiático. Siempre me ha encantado la comida china, esa manera única de hacer la comida me tiene fascinada desde siempre.

Cuando hemos terminado dejamos las cosas en la mesita de noche y reposamos un rato, aún desnudos. Harry no habla, y eso es lo que más me extraña. Entonces, deseosa de saber qué está pensando, pregunto:

-¿Pasa algo?

-No, ¿por qué preguntas? –pregunta, mirándome.

-Estás callado. –digo, entonces él suspira.

Se acomoda para quedar mirándome fijamente.

-He estado pensando este asunto de que te vas a Europa.

-Contigo. –digo, interrumpiéndole.

-Sí, conmigo. –responde, yo asiento- Y el simple hecho de saber que estaremos en un lugar totalmente desconocido, tanto para ti como para mí, me aterra.

-¿Por qué Harry? Debería emocionarte, por Dios, ¡iremos a Francia, a Alemania!

-Sí, sí, me emociona...también. El problema son las posibilidades que hay allá.

-¿Posibilidades? –pregunto- ¿A qué te refieres con eso?

-¿Existe la posibilidad de que me cambies por alguien más, __________?

Su pregunta me resulta graciosa y estúpida. ¿Yo? ¿Cambiar a Harry? ¡Jamás!

-No, Harry, por Dios. ¿Cómo puedes siquiera pensarlo?

-Hay muchas personas apuestas en Francia y en Alemania.

-Sí, mujeres también.

-Pero tú eres única para mí.

-Y tú eres único para mí, ¿enserio es esto lo que te preocupa? ¿Qué encuentre a alguien "mejor "que tú?

-Sí. Sé que es estúpido.

-Es estúpido. –digo, mirándole- Tú eres único para mí, Harry. Te lo he dicho tantas veces posibles fueron, y jamás me cansaré de hacerlo. Te amo. Te amo sólo a ti, ¿entiendes?

-Esta es una situación algo incómoda para mí. Usualmente somos los hombres los que les decimos esas cosas a las mujeres, lo siento. –dice, ligeramente ruborizado.

-No te disculpes, hay una primera vez para todo.

-Sí, aunque estoy seguro que no será la última. Tengo muchos complejos.

-Más complejos tengo yo. Pero he aprendido a superarlos.

-¿Por qué? ¿Cómo lo has hecho?

Lo miro, lo observo y entonces sonrío.

-Porque sé que me amarás de cualquier forma.

Su rostro es un poema. Me sonríe y acerca sus labios a los míos. Coloco mi cabeza en su pecho y entonces quedamos dormidos los dos, con las manos entrelazadas. ¿Algo mejor? No lo creo.

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"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora