Capítulo 9. [Parte III]
El juego estaba apunto de empezar, las gradas estaban casi llenas, listos para ver a sus jugadoras dar todo por sí en el partido. Pero yo no me encontraba en mis momentos. La entrenadora decidió ponerme en banca, no podía desgastar la oportunidad de ganar por una jugadora no lista para este partido.
Cuando el silbato del comience del partido sonó mis oídos rezonaron. Estaba tan perdida en mis pensamientos que perdí la mitad del primer tiempo. No sabía que me pasaba. Necesitaba aclarar mis pensamientos y darme cuenta que tenía que hacer las cosas por mí y no por Harry.
Decidida me levanté de mi puesto y me le acerqué a la ayudante de la entrenadora. Ella, al verme, sonrió.
-Quiero entrar. –le dije.
-Has dicho que no te encuentras bien, no puedes. –dijo, volviendo su mirada al juego.
-Ahora digo que me encuentro bien, quiero entrar. –dije, insistiéndole.
Al ver que no tenía intenciones de retirarme con un “no” como respuesta se le acercó a la entrenadora por detrás, le susurró algo al oído e instantáneamente la mirada de la profesora volvió hacia mí. Me hizo una seña con el dedo para que me le acercara. Así lo hice.
-¿Quieres jugar? –preguntó, yo asentí.
-Quiero jugar. –dije, ella asintió y se cruzó de brazos.
-Entrarás por Donovan, ponte lista. –dijo.
Sonreí para mis adentros y para mis afueras. Sacarían a una de las mejores jugadoras del equipo para que yo entrara, eso significaba mucho. No podía hacer que el juego se acabara, no ahora. Esto es por mí, no por Harry.
Cuando Donovan se me acercó chocamos puños, luego me adentré a la cancha y tomé mi posición. Íbamos empate, 0-0. No era el resultado más emocionante o más deseado por la entrenadora, no era el mejor resultado para nosotras.
El primer tiempo terminó con un 0-0 que no planeaba cambiar. El segundo tiempo inició y salimos dominando el juego, con ganas de la victoria. Mi padre siempre me ha dicho que un juego no se pierde, menos cuando estás en casa.
Empecé a perder la paciencia, faltaban 3 minutos para que el juego acabara y necesitábamos ganar, no perder. Me pasaron el balón cerca del área de gol. Corrí todo lo que pude hasta adentrarme más cerca a la portería. Cuando iba a patear el balón recibí un golpe demasiado fuerte en la rodilla, haciendo que esta se rompiera. Lo sentí, caí al piso y me revolqué en este, muerta de dolor. Mi rodilla estaba destruida, pero un penalti a nuestro favor se formaba. Las personas en las gradas se levantaron al darse cuenta de que no tenía intenciones de pararme, peor, no podía pararme. Mi rodilla estaba destruida, no podría caminar por muchos meses.
-¿Estás bien? –me preguntó la portera del equipo contrario.
-Te lo has merecido. –dijo, la causante del golpe.
-¡Vete al diablo! –le dije, mirándola con tanta rabia en los ojos.
Unas personas con camillas se dirigieron hacia mí y me subieron a ella.
Terminamos ganando el juego 1-0, pero mi rodilla terminó perdiendo.
Estaba en el hospital, me habían puesto algo para dormirme y no sentir dolor mientras me hacía la operación de la rodilla. Si, operación. Una rodilla fracturada y rota, sí…mi rodilla. Quería llorar, gritar. Una rodilla rota significaba no más fútbol por un largo…largo tiempo.
Alrededor de la habitación se encontraban diferentes tipos de regalos, globos, flores, chocolates, muchas cosas. Mi padre entró a la habitación, sus ojos estaban llorosos.
-Ay, hija. –dijo, acercándose a mí y abrazándome- ¿Cómo te pudo pasar esto a ti?
-Papá, todo esto es parte del fútbol. –dije, tratando de consolarlo.
-No es justo que sufras.
-Todas las personas sufrimos. –dije, él bajó la cabeza y luego sonrío, mirando los regalos.
-Han sido muchas personas las que se han preocupado por ti.
-¿Cómo quiénes? –pregunté, esperando a que su nombre fuera mencionado.
-Tanisha, Sasha, Terence, el hermano de Sasha, las jugadoras de tu equipo y la entrenadora. –dijo, me sonrió, pero yo no sonreí.
-Ha sido muy lindo de su parte. –dije.
-¿Qué pasa mi niña? –preguntó.
-No he recibido nada de Harry. –dije, él me miró y luego bajó el rostro.
-Sé que no debería preguntar por esto, pero, ¿qué pasó entre ustedes?
-No me siento muy bien para hablar de ello. –dije,
-Te comprendo hija, te comprendo. –dijo, yo asentí- El doctor dice que a las 8 podrás salir, te darán una muletas para que puedas andar, pero debes pasar la mayor parte del día en cama.
-No me gusta estar en cama todo el día. –dije.
-Tendrás que estarlo hasta que el año acabe. –dijo.
-Pero estamos en Agosto. –dije, quejándome.
-Cuatro meses no son mucho, hermosa. –dijo, yo bajé el rostro.- Solo queremos lo mejor para ti, ¿vale?
-Vale.
A las 8 de la noche salimos del hospital, mi padre, mis regalos, mis muletas y yo. Subimos todo al auto con precaución para después irnos en dirección a algún restaurante de comida rápida. Decidimos ir a Popeye’s. Mi papá pidió hamburguesas con papitas fritas y soda para ambos, para llevar a casa y devorarlo allá.
Cuando llegamos a casa mi padre puso todos mis regalos en mi habitación, luego bajó, prendió la televisión y puso algún canal de fútbol en la televisión, para después empezar a comer a mi mismo ritmo. Noté a mi padre muy nervioso, me miraba de reojo, como esperando a que le dijera o comunicase de algo.
-Papá, sé que estás ansioso por saber lo que nos pasó a Harry y a mí.
-Oh, claro que no mija, claro que no. –dijo, dándole un gran mordisco a su hamburguesa- Te daré tu tiempo.
-Lo que pasó entre nosotros fue que…
Le conté todo lo sucedido, evadiendo algunos detalles que no deberían ser contados. Al terminar no me di cuenta que mis mejillas estaban empapadas y a mi nariz apenas entraba aire. Hablar de Harry se me resultaba tan difícil. Jamás había llorado en frente de mi padre, jamás. Esta fue la primera vez, y si habláramos de Harry tan seguido dudo que la última.
Me dio un par de consejos, palabras que me ayudaron a obtener nuevamente el valor. Sé que ir en busca de Harry sería lo más hipócrita e idiota del mundo, y no quería hacerlo. Hay un defecto que siempre he tenido y se llama el orgullo. Sé que Harry no ha cometido ningún error, no se ha equivocado al querer decirme lo que sentía, sé que no lo ha hecho. La que se ha equivocado he sido yo, yo y nadie más que yo. Pero no pienso en ir y pedirle que me disculpe, no lo haré. Si no quiere venir a por mí, yo no iré a por él.
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"Mi chica del Fútbol" CANCELADA TEMPORALMENTE |H.S|
Fanfiction-¿Quieres el balón? Ven por él. -¿Estás seguro de lo que quieres Styles? -Más seguro que nunca señorita Windhouse.