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El omega estaba sentado sobre un cómodo sofá individual en dónde tenía las piernas cruzadas una encima de la otra, su codo estaba sobre el respaldo, mientras que su mejilla descansaba sobre una de sus manos. Tenía la vista fija en las gotas de lluvia que caían y se desplazaban sobre el gran ventanal posado frente a sí. Observaba con atención cómo cada gota de lluvia golpeaba sobre el cristal y recorría lentamente la longitud del mismo hasta llegar al borde, para allí mezclarse con las pequeñas cantidades de agua que se encontraban estancadas en la base del enorme ventanal.

Su mente solo se podía concentrar en una cosa, nada más que en terminar de entregar los detalles sobre su último trabajo e ir casa a cenar y descansar un poco. Fue tal su distracción por esos pensamientos banales que no se dió cuenta que alguien se acercaba a pasos cortos y lo llamaba deliberadamente. Reaccionó hasta la tercera vez en donde alguien le dio un pequeño apretón en su hombro.

—Alek— lo llamó casi gritando la beta de ojos azules y melena rubia, se encontraba ligeramente inclinada a su lado. Dando como consecuencia que el omega diera un pequeño salto de asombro en su propio asiento.

—¡Sí!

—¿Te encuentras bien?— mencionó la beta con un gesto de preocupación en su rostro. —Llamé varias veces y no contestabas, ¿te asusté?

—Ah no, estaba un poco distraído. Lo siento— contestó con un tono de voz algo frío y cortante, lo cual era una particularidad en él.

—Bueno, si tú lo dices. El Señor Robert te espera en su oficina— dijo la rubia con una pequeña sonrisa en su rostro que la hacía ver más amable de lo que ya era. —Vamos.

El omega se puso de pie siguiendo a la beta a tres pasos de distancia, sus tacones de aguja alta resonaban por el largo pasillo que los guió hacia unas puertas de gran tamaño que abrían el paso hacia la oficina de su jefe.

Alek se adentró a la gran oficina que estaba detrás de esas enormes puertas, sintiendo inmediatamente las feromonas del alfa que se encontraba dentro, dio unos cuantos pasos más y pudo visualizar a un hombre que estaba recargado sobre el extenso escritorio de madera.

Con una ligera inclinación de su cuello saludó al alfa que estaba al frente suyo. Tenía una complexión robusta con una altura promedio de alfa, aparentaba un rostro amable y despreocupado. Su atención se fijó en el omega que acaba de entrar y este le regresó el saludo agregando una pequeña sonrisa torcida en forma de respuesta.

—Y bien, ¿cómo te fue?— menciona el alfa con un tono de curiosidad en sus palabras. —¿Lograste deshacerte de esa pequeña molestia?

—Sí, no tuve problemas con eso, el idiota estaba demasiado ebrio como para defenderse— soltó un suspiro de cansancio y retomó las palabras. —Solo bastó un disparo entre sus cejas para que su sesos se esparcieran por todo el lugar, fue fácil— añadió con algo de orgullo.

-—aja tan lindo como siempre— comentó el alfa en forma de burla debido a la explicación tan particular del omega —Bien, solo me traía molestias— extendió un sobre negro sobre el escritorio, era el pago que resivía por un trabajo bien heho.

—Descansa por ahora, te daré tu nuevo objetivo en estos días y espero un trabajo impecable como el de siempre.

—Así lo haré, me retiro Señor Robert— con una pequeña reverencia hacia el alfa, giró sobre sus talones y salió de la oficina. Agradeciendo de que la conversación fuera rápida para así volver a su casa a lo que realmente importaba, exactamente, comer.

 Agradeciendo de que la conversación fuera rápida para así volver a su casa a lo que realmente importaba, exactamente, comer

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