-¡Qué hermoso!
-¡Es lindo!
Las omegas no paraban de hablar de lo reluciente de la piedra, los bordes delgados y delicados que resaltaban por todo el perímetro, mostrando la elegancia y delicadeza con la que estaba hecho.
Aki tomaba la mano de Azumi con fuerza, levantándola en el aire, dejando que la luz de la lámpara rebotará por el reflejo de la esmeralda. Hera pasó sus dedos por el borde esmeralda, apreciando el corte de esta.
Natsu no fue la excepción, solo que este mantenía una distancia apropiada, para no intervenir e incomodar al omega como lo hacían las otras dos.
-Muy lindo- dijo, mirándolo desde lejos, apreciando la joya que adornaba el dedo índice de Azumi.
-Ta...también lo cr...creo- sus mejillas tomaron un tono rosado, demostrando la timidez que sentía al ser el centro de atención.
-Kazuma tiene un buen gusto.
Se inclinó hacia delante, esperando echar otro vistazo al anillo, o eso pretendía hacer si las dos omegas no se amontonaban contra Azumi.
Cómo predijo, no pudo ver nada. Aki y Hera no quitaban sus manos de la joya, soltando un sin fin de palabras para describir la belleza ante sus ojos, no solo ellas, si no que Natsu estaba realmente interesado, no era raro, muy pocas veces se podía observar una pieza tan hermosa, sobre todo en el Yakuza, muy pocos miembros se unían a alguien, y mucho menos se casaban.
La situación de Azumi era la excepción, una rareza dentro y fuera del Clan.
Volvió a recargarse sobre el respaldo de la silla, esperando que las Oirans se retiraran para dar otro vistazo.
-¡Qué emoción!- la omega saltó sobre su lugar, aplaudiendo un par de veces por la alegría que le daba saber que pronto habría una boda que celebrar.
Los demás no se quedaron atrás, Aki también aplaudió, soltando por fin la mano de Azumi, el cuál suspiro de alivio, no faltaba mucho para que ambas chicas le arrancaran el dedo.
A diferencia de las dos omegas, Natsu y Alek solo sonrieron, felicitando con sinceridad el compromiso del omega, esperando que tuviera un dichoso matrimonio con el alfa que eligió, estaban seguros que la pareja sería muy feliz el uno con el otro.
Las voces entusiastas no pararon por un largo rato, era una fortuna que una ocasiones de esa altura llegará para avivar la alegría dentro del clan, hacía mucho tiempo que no se celebraba un evento importante, y menos que éste viniera acompañado de tal dicha. Uno de los Wakagashiras se iba a casar con el omega de mayor importancia para el clan principal, y eso sólo podía significar una cosa, que el clan estaba progresando, dando apertura a qué otros alfas y omegas se atrevieran a formar lazos para fortalecer la Yakuza, algo que no ocurría desde la muerte del abuelo de Alexander.
-¿Ya tienen fecha para la boda?- Hera preguntó con entusiasmo, tomando asiento en uno de los sillones, el estar con Alek les daba muchas libertades que no se atreverían a tomar en presencia del Oyabun.
Natsu la mira de reojo, poniendo los ojos en blanco por sus acciones, pero no la reprendió por su mal comportamiento.
-¿Será una ceremonia tradicional? ¿O una moderna?- Aki le siguió, sentándose al otro lado, quedando el pobre Azumi en medio de las dos omegas. -¿Qué tipo de kimono usarás?
-Debe ser uno muy lindo, con muchas flores- respondió la otra chica, pegándose más hacia el otro.
-Sí sí, se verá hermoso- sus ojos brillaron, agarrando la mano del omega sobre la suya, apretando con más fuerza cada vez. -¿Qué adornos usarás?

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Entre tus manos
RandomAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?