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¡Regrese! Un poco tarde pero aquí estoy.

Lamento haber tardado tanto, pero esperó que disfruten el capítulo.

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Sus manos temblaron frenéticamente sobre el frío metal, haciendo imposible dirigir el cañón hacia la dirección correcta. Pero aún más difícil era mantenerse de pie, sus piernas apenas si soportaban su peso. Estaba seguro que en cualquier momento caería de golpe. Los movimientos constantes de su corazón golpeaban con dolor su pecho, su respiración se volvió errática y las lágrimas nublaban su vista, mirando la figura alta y borrosa frente a él. 

Reunió con dificultad todas las fuerzas que le quedaba, sujeto con firmeza el arma, jalando del gatillo al mismo tiempo que sus párpados se cerraron. Escucho el sonido de las balas saliendo y los casquillos cayendo al suelo uno tras otro.

Siguió jalando el gatillo con desesperación hasta que las balas dejaron de salir, y el silencio se apoderó del lugar. Lo siguiente que se escuchó, era su respiración cortada acompañada de débiles sollozos, seguido del  golpe seco de sus rodillas contra el piso.

El arma se deslizó por sus temblorosos dedos, las lágrimas cayeron sobre las palmas de sus manos hasta humedecer su piel. Abrió los ojos con lentitud, se negaba a mirar hacia otro lado que no fueran el suelo, no tenía el valor de hacerlo, y eso solo le confirmaba lo que siempre había pensado de sí mismo, era totalmente un cobarde.

Quería llorar, gritar, pedir perdón hasta el cansancio, pero su mente difusa y el doloroso nudo en su garganta se lo impedían.

—L…lo siento — fue lo único que pudo soltar, estaba seguro dicho lamento solo era audible para él.

La temperatura de su cuerpo bajo, al mismo tiempo que algo incontrolable crecía dentro él, era tan grande que el dolor en su pecho era insoportable, era como si estrujaran su corazón y cada vez fuera más pequeño.

Después, vinieron los gemidos y aullidos. Era su lobo, su omega afligido por las decisiones de su ser, por no estar junto a su alfa y traicionarlo de esa forma.

‘Yo no quería hacerlo’.

Era la primera vez que sentía tal sintonía con su omega, la primera vez que no negaba las emociones de su lobo. La sincronía era perfecta, no trataba de suprimir nada dentro de él, incluso por un momento se sintió en calma, hasta recordar la causa de todo sus males.

‘Yo no quería lastimarte’.

Enterró su cara entre sus manos, dejando que sus lágrimas se acumularán de una forma en la que sus palmas no pudieran contenerlas y se desbordaran entre sus dedos. El olor de sus feromonas inundaba su habitación, eran desagradables, cargadas de miedo y arrepentimiento, tanto que el mismo se daba asco.

—Lo si…siento— esta vez fue casi un grito, donde su garganta se lesionó al salir las palabras de su boca —Lo siento, yo no quería…

‘Yo no quería hacerlo, Yo te a…’

Mo podía decirlo, por más quería hacerlo algo en él lo detenía, era tan grande el dolor que lo único que podía hacer era llorar hasta no poder más.

—Yo no…yo te…

El calor lo invadió de nuevo, su cuerpo estaba tan frío que el repentino cambio de temperatura lo hizo dar un pequeño salto. Percibió como un par de brazos que lo sostenían con fuerza y gentileza al mismo tiempo.

De todas las cosas que había experimentado en su vida, esta era por completo un abrazo al corazón.

—Está bien, cariño.

Entre tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora