El dolor en su parte baja era casi imperceptible, pero las punzadas frecuentes lo hacían sentirse incómodo, lo que lo terminó despertando de su no tan largo sueño. La noche anterior, después de dormir un poco, volvió a sentir el aroma tan fuerte que se desprendía de la persona a su lado, al no poder resistirse a ellas terminó por despertar con un par de manos acariciando y apretando todo su cuerpo. Los besos comenzaron de nuevo por su blanca piel, hasta ser invadido nuevamente por un objeto de gran tamaño en su interior, después de un par de rondas más entre las sábanas, el libido del alfa bajó -para la suerte del omega- dejándolo dormir plácidamente sobre su definido pecho hasta la mañana siguiente.
El ligero ruido de las gotas cayendo lo terminaron por despertar. Abrió los ojos de par en par, acostumbrándose a los tenues rayos de luz que se filtraban por el ventanal -el cuál, no se había dado cuenta de su existencia hasta ahora- dejando ver a través de él parte de los edificios construidos alrededor del hotel.
Su mirada se perdió en la grandiosa vista que le proporcionaba el gran edificio, observando las pocas luces aún prendidas cuando el amanecer tenía tiempo de haber comenzado,. Cuando alzó la mirada, se dio cuenta de lo oscuro que se tornaba el cielo, las nubes grises amenazaban en caer en grandes gotas en cualquier momento.
Intentó buscar algún reloj que le diera la hora exacta, para poder comprobar en qué momento del día se encontraba. No tenía misión del tiempo por el cansancio que sentía, inconscientemente, una de sus manos se dirigió a la parte caudal de su espalda, al mismo tiempo que se dió cuenta de que se encontraba solo sobre la amplia cama.
No había señales del alfa. Recorrió toda la habitación con sus ojos en busca del hombre, pero no obtuvo ningún resultado.
—¿A dónde habrá ido?— se preguntó a sí mismo.
Cuando intentó ponerse de pie, una punzada bajó por su columna, recorriendo toda la zona nerviosa hasta la punta de sus pies. Al parecer los síntomas post-sexo comenzaban a hacerse presentes en el.
Unos segundos más tarde, notó que la parte de su abdomen estaba libre de cualquier fluido, claramente recordaba que por la madrugada la parte baja de su cuerpo estaba pegajosa y sucia, pero ahora era todo lo contrario. Su piel fue aseada, así como su interior -debido a que no sentía la molestia de antes- así que supuso que el alfa se había encargado de limpiarlo.
Mientras se despegaba de las sábanas sobre él, las pequeñas gotas de agua que antes escuchó se detuvieron por completo, al instante que el rechinar de una puerta se hizo presente. Giró rostro en busca del sonido y lo que vio provocó que sus mejillas se tornaran rojas.
El alfa estaba recargado sobre la puerta que daba paso hacia el baño, sobre su cadera había una toalla que cubría solo su parte baja, dejando al descubierto su torso y sus torneadas piernas. Las gotas de agua recorrían su cuerpo, principalmente la zona de sus pectorales, tenía el cabello totalmente mojado, el cuál secaba con otra toalla en una de sus manos, sin dudas una vista espléndida para el omega.
Alek no despeja susbmirada del alfa. De antemano sabía el cuerpo bien formado del alfa, pero debido a la oscuridad de la noche anterior sumado con sus nerviosismo, no se dio cuenta de lo marcado que eran cada uno de sus músculos en realidad.
El alfa no pasó por alto la reacción del omega, dándose cuenta del rubor de este y no esperó para comenzar a molestarlo.
—¿Lo estás disfrutando?— una sonrisa burlona no tardó en aparecer en su rostro. —La próxima vez podremos ducharnos juntos.
Alek salió de su trance, alejando la vista de la figura casi desnuda frente a él y volteó los ojos hacia otro lado que no fuera el alfa. —No digas tonterías.
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Entre tus manos
RandomAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?