Nota: El/la pimer@ que llore pierde.
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Le encantaba jugar con la resplandeciente agua cristalina, mirando su reflejo en ella, mientras los capullos de las flores de loto recorrían la longitud de la misma. Algunas veces, incluso le gustaba jugar a las carreras, realizaba un barquito de papel, lo dejaba sobre la superficie del agua, hasta llegar al otro lado, compitiendo con el mismo.
Sus pequeñas manos se sumergieron en el estanque, dejando que las gotas del agua empaparan su suave piel. Era principios de la primavera, por lo que aún no florecían todos los frutos. Cuando alzó la vista, observó un lindo loto floreciente, tan bonito que quería tocarlo, por lo qué movió sus brazos para crear remolinos en el agua, intentando alcanzar la flor.
—¿Qué es lo que haces?
—¡Ay!— se asustó al escuchar la voz detrás de él. Giró lo más rápido que pudo, intentando no caerse al estanque, pero el agua salpicó a la persona tras de él.
Para su suerte, solo era un niño casi de su misma edad, un poco más alto, pero lo que más resaltaba en él era su llamativo cabello.
—Me mojaste— dijo el chico secando su ropa húmeda.
—L...lo siento— contestó sin levantarse de su lugar. Muy pocas personas conocían el estanque, por lo que era rara la vez que se encontraba con alguien más, por no decir la primera.
—Y bien ¿qué haces?— se inclinó para tomar asiento junto a él.
—S...solo estoy jugando— mencionó suavemente, le daba mucha pena conversar con gente nueva y desconocida.
Sus ojos se iluminaron, había pasado mucho desde que convivía con alguien de su edad. —¿Puedo jugar?
—So...solo quiero obtener la flor de allá— señaló con su dedo índice el loto flotante más lejano.
—¿Por qué? No suena divertido— su cara expresaba sus dudas, no entendía la razón de porqué eso era emocionante.
—Es q...que es bonita— respondió retorciendo sus manos, el niño hacía demasiadas preguntas.
El otro miró la flor señalada, dándose cuenta de que era la única en la que sus pétalos estaban bien formados de todos los capullos. —Tienes razón, es bonita, te ayudaré a alcanzarla.
Se puso de rodillas en la orilla del estanque, tomó una varita de madera a lado de él, y comenzó estirarse lo más que pudo.
—Es pe...peligroso, puedes caerte— estaba asustado, no quería que cayera al estanque, ¿y si pasaba un accidente? Los regañarían seguro.
—Tranquilo, casi la tengo— se estiró aún más, su pierna y brazo derecho temblaban para tomar el borde de la hoja de la flor. —¡La tengo!
Cuando el loto estuvo más cerca de ellos, metió sus manos al agua para sujetarla desde abajo, la levantó y se la entregó. —Para ti.
Parpadeó unas cuantas veces antes de aceptarla. Cuando la tuvo frente a él, pudo apreciar la forma y colores que tenía, más hermosa de lo que creía, la acercó a su nariz para olfatear su aroma. —Huele b...bien.
—¿En serio? Déjame ver— acercó la flor a la nariz del chico. —Es cierto, muy dulce.
Ambos sonrieron, observando y olfateando su aroma por un rato más.
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Entre tus manos
RandomAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?