Su mente estaba en blanco, no podía procesar nada de lo que había ocurrido hace unos minutos. Su mirada se concentraba en un punto fijo sin sentido, los nervios lo carcomían por dentro. No creía la manera en qué había aceptado con tanta facilidad y disposición, le parecía tan estúpido, y lo peor de todo es que él era ese estúpido.
No sabía qué hacer después de esto, las preguntas asaltaban su mente a cada instante una tras otra, y para ninguna de ellas tenía una respuesta exacta. ¿Cómo terminó trabajando para la persona que intentó matar? Eso no lo sabía. ¿Cómo le explicaría todo lo ocurrido a su abuela? Bueno, esto tampoco lo sabía. ¿Cuál sería el rumbo que tomaría su vida desde ahora? Esta última era lo que más le preocupaba, estaba consciente de que tarde o temprano acabaría mal si tomaba el mismo camino que cuando empezó con su trabajo de asesino, pero está vez, siendo sincero consigo mismo esperaba que las consecuencias llegarán más tarde que temprano.
Otra cosa que no paraba de resonar en su cabeza fue lo que dijo el alfa: "No te castigaré cómo es debido". No lo entendía con claridad. ¿Castigar?, ¿pero cómo? Estaba seguro que no lo mataría, si no ya lo habría hecho, y eso se podía considerar una ventaja. ¿Pero cuál debería ser el castigo adecuado para él? Para una persona que acabó con varios miembros sin tanta importancia, pero al final de cuentas miembros del Clan.
Sin hallar respuesta o solución a nada, se tumbó sobre la cama, extendió sus manos sobre la tela blanca, intentando relajarse y controlar sus agitadas respiraciones. Meditar era algo que siempre le recordaba su abuela. Lo hacía para calmar sus emociones y pensar con claridad. Su abuela creía que la personalidad de su nieto a veces podía ser un poco explosiva, así que de vez en cuando le daba algunos consejos para calmarse.
Esos pensamientos lograron calmar al omega un poco, los recuerdos de su abuela, los momentos divertidos y felices que pasó con ella, así como la deliciosa comida que siempre preparaban juntos. Esos pensamientos lograron que se olvidara de sus preocupaciones y que en su rostro se dibujara una suave sonrisa.
—¿Por qué sonríes así?
Esa voz lo sacó de sus pensamientos felices y de la tranquilidad que estaba logrando. Se dispuso a levantarse lentamente de la cama para sentarse sobre la orilla de la misa, levantó la cabeza en dirección a la persona que acababa de entrar.
'Siempre aparecen cuando se les da la gana, ¿no aprendieron a tocar la puerta' pensó para sus adentros mirando con disgusto al alfa, era el que tenía el pelo castaño y siempre se podía ver el sarcasmo reflejado en su rostro, lo cual no era de su agrado y lo molestaba.
—Oye, oye no me mires así— soltó el alfa al ver el ceño fruncido del omega.
—¿Qué es lo que quieres?— soltó molesto el omega.
—Controlate, solo estoy aquí para cumplir las órdenes— dijo el alfa.
—¿Y yo que tengo que ver con eso?— preguntó malhumoradamente.
—¿Qué no lo sabes ya omega?— preguntó de vuelta burlonamente.
El omega se enojó por el tono en que fue dirigida esa pregunta. —Tengo un nombre, maldito alfa. Y no, no sé a qué te refieres.
—Yo también tengo un nombre, el cuál no es "maldito alfa", para tu información soy Tetsu.
—Bueno Tetsu— dijo con énfasis en cada palabra que conformaba el nombre del otro. —¿Qué es lo quieres?
—Tengo que instalarte en tu nueva área de trabajo— dijo sin tomarle relevancia a los malos modales del omega.
—¿Mi nueva área de trabajo?— cuestionó.
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Entre tus manos
RandomAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?