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—Alek, cariño, ¿te encuentras bien?

De reojo pudo notar la pequeña figura de su abuela entrando por la puerta, sus pasos eran cortos pero rápidos, aguardando su autorización para poder ingresar a la habitación.

En seguida secó sus lágrimas, esperando que no notara su ojos rojizos por el reciente llanto, corrigió su postura y se aseguró de cubrir adecuadamente su cuello con la bufanda roja a un lado de él.

—No te preocupes abuela, solo me duele la cabeza— un ligera sonrisa se poso en sus labios, dejando a la mujer más tranquila.

A pesar de que ya era abuela, ningún rastro de envejecimiento se apreciaba en su rostro, solo contaba con algunas canas que resaltan en su pelo castaño.

De igual forma, le dedicó una sonrisa cálida. No estaba convencida de la respuesta de su nieto, pero tampoco lo presionaría para hablar de ello, sabía que estaba pasando por un momento difícil, había perdido algo muy importante para él, su familia.

—Te traeré un té para aliviar el dolor, ¿de acuerdo?

—Mmm— asintió levemente, le encantaba las comidas que preparaba su abuela para él, desde un simple té hasta el pastel de calabaza que adoraba. —¿Puedo pedir un poco de galletas también?

Los ojos de la mujer se abrieron grandes, por fin el omega comenzaba a probar bocado de nuevo. —Claro que sí cariño, enseguida las prepararé para ti.

Sin esperar una respuesta, salió rápidamente, bajando las escaleras con audacia, para después tomar su libro de recetas y comenzar a preparar los dulces.

En el momento que la presencia de su abuela se disipó, soltó un suspiro de alivio. Ocultar los hechos a ella era realmente muy cansado, pero no estaba dispuesto a darle más preocupaciones de las que ya tenía.

Después de que sufrió tal abuso por parte del alfa, fue internado por unos días. En ese tiempo, sus padres habían salido del país por lo que no tenían conocimiento de tal cosa, así que decidió ocultarlo a su abuela hasta que sus padres volvieran.

Lamentablemente eso nunca pasó, a unos días de lo sucedido, recibió una noticia que terminó por destruirlo: sus padres habían muerto en una accidente de auto, por lo que toda energía y tristeza de su abuela se concentró en los preparativos para despedir adecuadamente a sus padres.

No soportó ver la angustia y decadencia de su abuela, y optó por ocultar su propio dolor, evitando algo más grande y trágico de lo que ya era su vida, guardando el sufrimiento para sí mismo, esperando algún día poder reparar lo que se había roto dentro de él.

Sin darse cuenta, sus ojos se cerraron lentamente, quedando completamente dormido, pero después de unos segundos la temperatura empezó a elevarse en su cuerpo, y la gotas de sudor empapaban su piel.

Sintió como estaba totalmente rodeado de oscuridad, como si de un túnel sin fin se tratara. Buscó la salida entre las paredes que lo oprimían cada vez más, aunque no eran visibles, podía sentir la presión que ejercían sobre él. Sus ojos se cerraron con fuerza al mismo tiempo que su cuerpo se encogía y tomaba la forma de ovillo, sus lágrimas se derramaron en sus mejillas, su lobo interior estaba tan asustado que no podía mover ni un músculo, pero a la vez un sonido agudo salía desde el fondo de su garganta, los chillidos eran más fuertes conforme pasaba el tiempo, estaba a punto de sumirse en una desesperación cuando una pequeña voz lejana se hizo presente.

—¿Alek?

El destello de luz irritaba sus ojos, cerrándolos con brusquedad, pero cada vez el brillo era más intenso, dificultando su visión, ahora incluso eran diferentes voces las que podía oír.

Entre tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora