El silencio se apoderó del lugar, era casi medianoche, se encontraba solo trabajando. Casi siempre respetaba las reglas y los horarios en los que estaba disponible para las consultas, pero debido a que esto era algo urgente que le había ordenado el Oyabun decidió dedicarle el mayor tiempo posible a la investigación que estaba llevando a cabo en estos instantes, sin contar que estaba lleno de curiosidad por los síntomas y la patología tan extraña que se presentaba en el omega.
Consultó infinidad de libros, artículos e incluso dedicó tiempo a analizar otras investigaciones que tienen relación con su caso, pero a pesar de sus esfuerzos no conseguía nada. estaba cansado y el hambre se apoderó de él desde hace horas. No había probado alimento desde el café y las galletas que consumió en la mañana, lo que provoca que su atención no estuviera cien por ciento en el los informes de los estudios que había realizado desde ayer por la tarde.
Alejó su vista de los oculares del microscopio sobre la mesa de análisis, se frotó con ambas manos sus ojos para descansar un poco, tenía que seguir pero antes tomaría un pequeño descanso. Se levantó de la silla para dirigirse al pequeño escritorio donde guardaba un par de aperitivos para calmar el hambre, abrió el cajón, pero este estaba vacío, luego recordó que no había comprado más paquetes de barras energéticas y cajas de jugos. Solo le quedaba esperar hasta el otro día a que abrieran la cafetería que se encontraba enfrente del edificio, ya que la comida del hospital no le gustaba. Una vez esto caminó de regreso para seguir trabajando.
*Toc, toc*
Azumi dio un salto por el repentino sonido que se escuchó, ninguno de los empleados merodeaba por esta zona a tales horas de la noche, lo que le pareció muy extraño. Giró sobre sus talones muy lentamente para después descubrir a la persona que estaba recargada en el marco de la puerta del laboratorio.
—¡Ka..kazuma!— dijo muy asombrado por la inesperada aparición del alfa. —¿Qu...qué haces a...aquí?
Su voz temblaba por el susto que le había dado, pero en su interior se sentía feliz por la visita del alfa.
El alfa le dedicó una sonrisa torcida, mientras levantaba una bolsa de plástico para que el omega pudiera verla.
—Supuse que tendrías hambre, así que te traje algo de comer— mencionó el alfa mientras caminaba en dirección al omega para ofrecerle la bolsa.
El ojiverde tomó la bolsa un poco dudoso.
—G...gracias, no era necesario— inclinó la cabeza para agradecerle al alfa.
—No es nada— el alfa se dirigió hacia una de las sillas frente al escritorio mientras palmeaba el asiento libre de al lado para que el ojiverde se sentara, a lo cual Azumi hizo caso y se acercó con timidez.
—Te compré fideos y algo de pollo agridulce, espero que te guste— comentó el alfa al mismo tiempo que hacía un gesto para que el omega empezará a comer.
—Gr...gracias, me gusta mu...mucho el pollo— respondió mientras abría el tazón de comida, tomó un trozo de pollo y le dió una mordida.
—Está delicioso— no sabía si era el hambre o en verdad el pollo sabía taba bien que no paró de comerlo.
—Entonces te compare más cuando tú quieras— las palabras del alfa hicieron que Asumi se atragantara con la comida, jamás le habían dicho algo así y eso lo hacía sentir avergonzado, pero le gustaba.
Kazuma le dio unas cuantas palmadas en la espalda para que calmara su tos, para después abrir una de las botellas de jugo que había traído y dársela al omega.
Después de que Azumi dejara de toser, sus mejillas se veían rojas y no solo por el esfuerzo de hace un momento, sino que las palabras del alfa hicieron que se sonrojara, por lo menos estaba seguro de que el alfa no notaría tal reacción así que se calmó un poco y siguió comiendo.
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Entre tus manos
AcakAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?