Nota: este capitulo tiene ensenas violentas, si eres sensible o no te gusta, abstente de leerlo.
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*Plic*
El eco hacía más sonoro el sonido de las gotas líquidas que caían de manera constante y rítmica, apropiándose del lugar, sin ningún otro ruido sobresaliente.
*¡Plic! ¡Plic!*
Todo estaba completamente lóbrego, no sé lograba apreciar otra cosa que no fuera la incalculable oscuridad.
*¡Plic!*
El tiempo le parecía cada vez más largo. Al principio intentó luchar para liberarse, pero las cuerdas sujetas a él estaban tan tensas que su movilidad era casi nula.
La cabeza le comenzaba a doler por la presión que se ejercía, a pesar del corte sobre su frente para evitarlo. Sin contar el fétido olor proveniente de la parte más profunda del pozo, lo que aumentaba más su angustia por no saber lo que pasaría.
Tenía miedo, mucho miedo de todo lo que estaba por venir. Se arrepentía de sus acciones, y más que fue por causa de un omega, solo quería pasar un buen rato pero al parecer había elegido a la persona incorrecta. No quedaba más que suplicar clemencia.
*¡Chiir!*
De pronto escuchó el rechinar de la puerta, anunciando la llegada de alguien, por lo que comenzó a moverse nuevamente sobre su eje en un vano intento por zafarse el amarre.
Cada vez los pasos se hacían más cercanos. Las fuertes pisadas resonaban por el lugar, mitigando el sonido de las gotas cayendo. El ruido se detuvo por un momento, paralizando a la persona dentro de la fosa.
Sintió cómo se elevaba, provocando que volviera a moverse, pero estaba chocando contra las paredes internas, lo que sin duda causaría graves lesiones. La cuerda comenzaba a abrir su piel gracias a las cortadas continuas, tanto en sus muñecas como en las partes inferiores de sus piernas, la presión aumentaba con el tiempo, pero no provocaba un daño como tal debido a la hendidura en su frente, sino que el dolor se prolongaba cada vez más.
La cubierta de madera que cubría la fosa fue retirada dejando ver un poco de luz que lastimaba sus ojos. El rechinar de la polea era horrible, quiso cubrir sus oídos, pero le fue inutil, se tambaleaba de un lado a otro hasta llegar a la superficie. Parpadeó rápidamente para identificar a la persona que tenía enfrente, e identificó los fríos rasgos que la acompañaban siempre, pero en esta ocasión en sus ojos resaltaba cierto brillo rojizo de ira que lo hacía temblar.
Yoshio, después de jalar la cuerda hasta que el hombre colgado por lo pies quedara frente a ella, anudó la cuerda para evitar que volviera caer a la fosa. Giró la manija a un lado moviendo la posición del hombre. Cuando se aseguró de cerrar bien la cubierta, sacó un cuchillo, el cual estaba oculto en sus ropas y cortó la cuerda de un solo tajo.
El hombre cayó al piso, probablemente fracturandose algún hueso por la altura, intentó suprimir un sollozo de dolor, pero el golpe fue demasiado para él, soltando un que no logró callar. —Mm.
La alfa se acercó a él, inclinándose para terminar de desatarlo, dejando solo sus manos sujetadas. Sin decir nada más, dejó que el alfa pudiera recuperarse un poco del Tsurushi, recuperando su respiración y tratando que su flujo sanguíneo se estabiliza, en lo que ella daba media vuelta hacia una mesa al fondo de la habitación donde se hallaban varios tipos de armas, como cuchillos, sierras, martillos y bastones.
Mientras acomodaba cada uno de los instrumentos sin un orden específico, vigilaba continuamente cada movimiento del alfa. Le habían dado órdenes de mantenerlo vivo hasta que el Oyabun llegara, pero eso no significaba que no lo podía tocarlo.
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Entre tus manos
RandomAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?