7

5.3K 550 27
                                    

Caminaba inquieto por toda la habitación. Las fuertes feromonas esparcidas por todo el cuarto hacían el ambiente más pesado. No sabía que hacer, las decisiones que tomara en estos momentos podrían perjudicar al Clan.

Esto era lo que no le gustaba, siempre tenía que preocuparse por el Clan antes que por su propia vida, antes que la vida de sus seres queridos y antes que la vida de sus hombres.

La responsabilidad se hacía cada vez más grande. En estos años había mantenido la estabilidad y la prosperidad de la Yakuza, pero todo tenía un costo y eso también le había costado caro.

Y justo ahora tenía que aparecer ese omega. No dejaba de pensar en él, había robado toda su atención desde el primer momento en que lo vio, luego pudo probar un poco del chico, para después enterarse que es el mismo que lo ha querido matar y acabó con varios integrantes de la mafia.

Quería al omega con él, tenerlo para él solo, pero ahora con las circunstancias no podía hacerlo. Tenía que tomar una decisión lo más pronto posible, y sabía que tenía que hacer lo mejor para el Clan.

Pero estaba dispuesto a proteger al omega y acercarse a él lo más que se lo permitiera, después... después no sabía lo que pasaría.  

Las punzadas ardientes irritaban su piel, el dolor no era muy intenso, pero le causaba molestias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las punzadas ardientes irritaban su piel, el dolor no era muy intenso, pero le causaba molestias. Su cuerpo se sentía caliente, sobre todo la parte superior, el sudor le empapaba de los pies a la cabeza. Un pequeño apretón en su brazo lo hizo despertar de su sueño, por lo que de un salto se sentó sobre la suave cama.

El dolor fue lo suficientemente fuerte como para reaccionar rápidamente y apretar la herida e intentar parar el dolor creciente.

—Uy, ¿es...estás bien?

Escuchó una leve voz al lado suyo, por lo que dirigió su mirada hacia donde provenía el sonido. Solo para encontrarse con un chico a un lado de la cama con expresión que denotaba sorpresa e inquietud.

—¿Quién eres tú?— soltó agresivamente.

—No...no te to...toques más, po...podrías lastimarte— respondió el chico un poco asustado. Acercó una de sus manos para intentar calmar el dolor, pero el contrario alejó su mano con agresividad.

—Te pregunté quién eres— espetó con más fuerza el castaño.

—Y...yo soy A...azumi— respondió tímidamente.

El castaño lo recorrió con la mirada de arriba a abajo analizando a la persona frente a él. A primera vista se podía ver qué era un omega, tenía un rostro cálido y tierno, facciones finas y suaves, su cabello corto de un color café claro lo hacía ver muy joven, sin contar que tenía unos bellos ojos esmeralda.

'Es bonito' pensó Alek.

El otro chico pudo sentir como lo inspeccionaba, por lo que se sentía más incómodo y tímido.

Entre tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora