La plenitud que poseía hace unos momentos desapareció por completo, junto con la tranquilidad mental que alcanzó a la hora de mezclar, picar, freír y hornear los ingredientes, una sensación tan pura que solo lograba en ciertas circunstancias.Su lobo, se sentía disfónico, sin tranquilidad alguna que calmara sus ansias producidas por la presencia inesperada y poco agradable de cierta omega. Desde el momento que Ryu mencionó su llegada, el cambio drástico en él fue inevitable, dejó de recibir los estímulos para elevar su humor. Dejó que el aroma impregnado en el algodón rojo llenara sus fosas nasales, manteniendo su estado de ánimo lo suficientemente estable para enfrentar a la irritante mujer.
Sus pasos eran firmes, pero no rápidos, internado alargar el tiempo que quedaba para encontrarse con aquella persona. A su paso, dejó una aroma en el cual, cualquiera podía distinguir su desasosiego y falta de alegría alguna.
Fue una buena idea tomar su bufanda antes de salir, antes dudó un poco en hacerlo debido a que no quería se ensuciara.
Aún mientras caminaba, tenía harina sobre sus manos y piernas -sin contar el hollín que se acumuló en sus pantalones a la hora de intentar prender el horno-, pero ahora, sentía un alivio incomparable al sentir el pomelo y geranio, con sus notas frescas y cítricas que generaban calma en su lobo, sin duda, las feromonas de un alfa dominante eran extraordinarias.
—¿Por qué vino?— soltó para nadie en particular, pero inesperadamente obtuvo una respuesta.
—No lo sé joven Alek— el beta contestó desde su ubicación a unos pasos atrás del omega. —La señora no mencionó nada cuando anunció su llegada a los guardias.
El omega lo miró de reojo, volteando los ojos cuando la mirada del beta se posó sobre la suya. Aunque el beta siempre mantenía una apariencia amable y una sonrisa amigable, no demostraba sus verdaderas emociones o intenciones, no le daba importancia, pero en estos momentos odiaba tal actitud. Necesitaba una pista o idea para poder enfrentar de la mejor forma a la anciana.
Cruzó sus brazos sobre su pecho, su mirada se fijó en el camino de piedras, intentando no tropezar y caer al suelo arenoso. —Carajo, justo tenía que interrumpirme en este momento.
—No se preocupe, estoy seguro que los demás se encargarán de terminar de preparar los aperitivos para el Oyabun— sonrió, esperando disipar las preocupaciones del omega.
—No lo digo por eso— movió su cabeza, soltando un largo suspiro. —Es lo que menos me importa ahora.
El beta no supo a qué se refería, aún así, tampoco cuestionó al omega, siguiendo sus pasos a una distancia apropiada.
—¿Por qué tienen que presentarse aquí cuando Alexander no está?— no solo lo decía por la anciana, sino por Georgia, nada los unía más que su cercanía con el alfa —¿Qué tiene que ver conmigo? Sabe que no la soporto.
—La señora Ame puede ser difícil de tratar— sus ojos miraron rápidamente el ceño fruncido del omega. —Le serví por muchos años y le aseguro, que con el tiempo se entenderán mutuamente, solo tiene que poner un poco de su par...
Alek paró en seco, volteando rápidamente hacia atrás, frenando los pasos del beta que casi choca contra él. Ryu podía sentir la respiración pesada del omega, resultado de su furia creciente, fue allí cuando se dio cuenta del error que cometió al hablar sobre la anciana.
Alek concentró su ira en él, dejando que sus ojos demostraron sus intenciones al igual que sus feromonas ácidas. —Si eres tan filial, ¿por qué no te vas con ella?
—No es así, perdone mi atrevimiento— rápidamente bajó la vista, al mismo tiempo que reverenció ligeramente, mostrando sus disculpas.
A pesar de que el beta tenía cierta admiración hacia la señora Ame debido a sus años de servicio, jamás abandonó su puesto como mayordomo principal, reconoció su posición y trabajo, no se atrevería a pedir más de lo debido.

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Entre tus manos
CasualeAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?