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Sus pasos rápidos resonaban por todo el pasillo gracias al eco del mismo, tenía una cara de poco amigos -más de lo usual- Estaba de mal humor el cuál se podía sentir en el fuerte olor de sus feromonas.

Esto se debía a dos cosas, la primera era que su lobo interior se sentía inquieto debido a la reacción del omega con el que estaba hace un segundo, si bien no recuerda haber hecho nada para que tuviera esa inesperada respuesta tan repentina de angustia y miedo, le preocupaba un poco la condición en la que se había ido el chico, estaba apunto de entrar en celo y había muchos alfas que se podrían aprovechar de eso. La segunda razón por la cual estaba así, era la inesperada muerte de uno de los miembros importantes perteneciente a uno de los clanes secundarios.

Abrió la puerta, entrando en los baños y all ingresar detectó el olor a sangre que se podía sentir en el aire. Caminó hacia una de las puertas donde uno de sus hombres lo esperaba a un lado, mientras el otro lo seguía por detrás.

—Mi Señor— el que estaba junto a la puerta habló al mismo tiempo que hacía una reverencia. Era un alfa de gran altura, piel canela y cabello castaño.

—¿Qué pasó aquí?— se percibía la molestia en las palabras del alfa.

—Aún no lo sabemos con exactitud, pero creemos qué la persona que lo hizo lo tenía planeado, no fue casualidad— mencionó uno de los alfas.

Alexander giró su vista hacia el cuerpo que se encontraba desplomado sobre el retrete. Tenía un orificio en medio de sus cejas por dónde entró la bala. Alrededor se podía ver la sangre que bajaba desde su cabeza y recorría parte de su brazo hasta caer en el suelo donde se formó un gran charco carmesí.

—Suponemos que fue un alfa o incluso un beta, ya que tendría la suficiente fuerza para someterlo— continuó el alfa castaño.

—Lo que nos preocupa es que si en verdad él era su objetivo.. o alguien más— terminando la frase, tragó duro antes de continuar. —Su objetivo podría ser usted, mi Señor.

Aunque eso era imposible debido a que tenía a sus guardaespaldas consigo, y él era lo suficientemente capaz para cuidarse de cualquier peligro, el alfa sabía de antemano que ser el objetivo principal era una opción. Muchos lo habían intentado, pero siempre terminaron fallando ya que encontraban su propia muerte.

Antes de salir de allí, dio una última mirada hacia el cadáver para después dirigirse a la salida.

—Limpien esto— ordenó el alfa. —Avisen de lo sucedido al funcionario del clan Inawaka.

—También quiero que investiguen quién lo hizo y lo traigan ante mí— espetó el alfa, con eso último salió del lugar.

Ambos alfas asintieron a forma de comprender sus tareas.

Alexander detuvo sus pasos antes de salir para girar su cabeza en dirección a ellos.

—El omega que estaba conmigo— dirigió sus palabras hacia el alfa de cabello rojizo. —Quiero que lo busques, asegurate que esté bien, y si es posible organiza una cita con él.

—Sí, así lo haré— confirmó uno de ellos.

Ese omega lo tenía intranquilo. Después de disfrutar unos segundos del chico quería más de él, y no dudaría en tenerlo si la oportunidad se presentaba.

 Después de disfrutar unos segundos del chico quería más de él, y no dudaría en tenerlo si la oportunidad se presentaba

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