Las dudas se presentaban continuamente en su cabeza mientras intentaba digerir cada palabra que había mencionado el alfa. ¿Llamar, a su abuela? Pensó que el alfa solo se había retirado para no lidiar más con él y evadir el tema, pero fue todo lo contrario. Le estaba dando la oportunidad de comunicarse con ella, de poder escuchar su voz que tanto lo reconfortaba, de saber cómo estaba y si necesitan algo. Debía aprovechar esta oportunidad, pero lo que no entendía eran las mismas acciones del alfa. Jamás se imaginó que existiera un alfa dominante tan...tan... ¿Idiota? ¿Qué alfa permitiría esa clase de cosas? No encontraba cómo describirlo, pero se sentía...
—¿No quieres llamarla?— la mirada del alfa estaba sobre el chico de los ojos rojos y cristalinos por el reciente llanto. Por primera vez no tenía el ceño fruncido o volteaba los ojos, no había en él rastros de desagrado, lo cual para Alexander se veía mucho más hermoso de lo que ya lo consideraba.
El omega levantó sus ojos a la altura de el alfa, sosteniendo su mirada, pero está vez no era una mirada retadora sino más bien era suave y cálida, algo que no sucedía con frecuencia -por no decir nunca-. Estaba de cierta forma agradecido con el alfa, además de que su lobo interior no podía quedarse quieto, cómo si algo estuviera... ¿Alegrándolo?
Después de unos segundos Alek dirigió su vista hacia la pantalla del teléfono en sus manos, vaciló un poco antes de comenzar a presionar una serie de números para después marcar el botón de llamar.
*Riin, riin*
El primer tono sonó mientras Alek se llevaba el teléfono a uno de sus oídos.
Estaba nervioso, no sabía si su abuela respondería.
*Riin, riin*
El segundo tono se escuchó.
Tal vez ya estaba durmiendo. Eran aproximadamente las diez de la noche, la hora en la que su abuela se disponía a descansar.
*Riin,riin*
El tercer tono.
Sí, probablemente ya estaba durmiendo. El ánimo de Alek bajó un poco, en verdad quería hablar con ella, y decirle que está...
—Sí diga—. Una voz suave se escuchó al otro lado de la línea. Alek se paralizó. —¿Quién habla?
Las palabras estaban atoradas en su garganta. Tenía tantas cosas que decir, quería contarle todo lo que había ocurrido estos últimos días, pero nada salía de su boca. Respiró hondo un par de veces antes de soltar la primera sílaba.
—So...soy yo abuela— se trabó un poco por los nervios.
—¿Alek? ¿Cariño? ¿Eres tú?— la cálida voz se escucha sorprendida.
—Sí abuela, soy yo— mencionó con más seguridad.
—Oh, Alek que bueno que llamas. Por fin te acuerdas de que tienes abuela.
—Lo siento, no tenía tiempo de llamar por los horarios de trabajo— dijo mientras le dirigía una mirada acusadora al alfa. La llamada estaba en altavoz por lo que Alexander podía escuchar con claridad.
—¿Cómo has estado cariño?— se pudo notar un tono de preocupación.
—No te preocupes abuela, me encuentro muy bien— mintió.
—Mmh, espero que te estés alimentando adecuadamente. Cuando regreses no quiero verte en los huesos— parecía uno de esos mini regaños tan comunes de ella.
—No te preocupes, te aseguro que comeré más de ahora en adelante— nuevamente el omega culpó al alfa por no proveer de los suficientes alimentos que necesitaba.
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Entre tus manos
NezařaditelnéAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?