Cerró la puerta de su habitación, no sin antes arreglar su vestimenta. La presentación era importante cuando eres parte principal de la seguridad del Clan Yamaguchi, por lo que siempre trataba de tener una apariencia impecable.
Caminó directo a su lugar asignado de trabajo. Si bien cuando inició siendo Kyodai hace un par de años, estaba a cargo del centro de reclusión a nuevos miembros más importantes de la Yakuza, pero desgraciadamente cambiaron su puesto al cuidado de un omega.
Al principio le molestó cuando se lo informó Kazuma. ¿Cuidar a un omega? ¿Qué clase de puesto era ese? Se preguntó si no había más Shatei que pudieran hacerse cargo, pero al parecer era orden del Oyabun, por lo que no se podía negarse.
Cuando conoció a dicho omega, le pareció demasiado grosero y sin modales, no era como los demás omegas que había conocido, este era terco y muy atrevido con Su Señor. No entendió porque necesitaba seguridad.
Con el paso del tiempo, su convivencia con él fue más cercana y aunque no hablaba mucho, pudo notar su error al juzgar mal al chico, de igual forma comprendió porqué el Oyabun le daba tanto interés.
Sin darse cuenta ya había caminado lo suficiente como para llegar a la residencia principal. Se suponía que tenía que esperar afuera de la puerta vigilando la entrada de la habitación del omega, así como si quería salir, ella tenía la obligación de acompañarlo a todos lados para mantenerlo a salvo.
Al llegar a la recámara no encontró a nadie dentro, lo que se le hizo sospechoso, la rutina del omega estaba muy clara y por lo regular a esta hora todavía seguía preparándose junto con las Oirans.
Yoshio al principio supuso que estarían desayunando o algo así, pero luego sintió que el aroma de las feromonas dulces era ligeramente diferente a lo normal, provocando que la alfa entrará en un estado de alerta, sospechando lo peor.
Si lo que suponía era verdad estaría en muchos problemas. El ciclo del omega al parecer había llegado, si estaba merodeando por allí era seguro que se encontraría con varios alfas. Sí bien sabían que no podían tocar a ningún omega sin consentimiento de éste, o si no era una falta grave para el Clan, muchos de ellos aún serían capaz de arriesgar su vida.
La alfa aceleró su pasó, buscando por todas las habitaciones sin ningún resultado. Salió a los jardines cercanos, pero tampoco había señal de él. Sus únicas opciones eran buscar a las Oiran o Azumi ya que por lo regular tenían una convivencia cercana, pero también era consciente de que tenía que avisar sobre esto a sus superiores, sobre todo al Oyabun.
'Carajo' dijo para sus adentros, sintió que algo malo pasaría.
Tomó una decisión. Sin dejar de correr por diversos pasillos, se dirigió hacia la parte donde residía el personal, pasando por las diferentes minkas en busca de algún rastro del omega.
Llegó a la estancia donde se alojaban los guardaespaldas, al no ver por ninguna señal, decidió seguir adelante. Antes de que diera vuelta para dirigirse a la salida sintió nuevamente el aroma de las feromonas más intensas, supo que estaba cerca.
Corrió dentro las instalaciones, inspeccionando cada cuarto abriendo la puerta con fuerza, estaba desesperada, tenía que encontrar al omega antes de que una tragedia sucediera.
Sintió la intensidad del aroma cada vez más fuerte cuando de pronto lo supo, estaba detrás del edificio frente a ella.
Giró su cuerpo aumentando la velocidad, su respiración comenzó a agitarse. Era una alfa por los que su resistencia era mayor pero mezclado con su angustia obviamente su respiración se haría menor.
Dio vuelta en el pasillo casi resbalando en el intento, cuando a lo lejos pudo ver dos figura cercanas, una de ellas era alta de complexión robusta, mientras la otra era una que ya conocía, era la de Alek.

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Entre tus manos
De TodoAlek siempre a cumplido su trabajo de manera exitosa, ¿Pero que pasara cunado el líder de unos de los clanes mas poderosos de la mafia se atraviesa en su camino?