Sus ojos filosos que se asemejaban a los de un zorro, su sonrisa dejaba ver sus colmillos al igual que el animal nombrado, su cabello rojizo y piel blanca, incluso esa silueta tan esbelta, la forma elegante que tenía para caminar.
La veía cada mañana, tarde y noche en la iglesia, ni siquiera sabía que iba hacer, solo se la pasaba mirándome, tentándome, muchas veces llegue a tener una jodida erección cuando su lengua pasaba por sus labios o sus piernas se cruzaban levantando ese pequeño y fino vestido negro, blanco, coral y muchas veces dorado.
Era tentación pura, cuando iba a recibir el cuerpo sagrado su voz me hacía estremecer desde la punta de mi cabeza hasta la punta de mis pies, su lengua rosaba mis dedos haciéndome tragar fuerte.
La misa termino a la hora de siempre, no tendría que hacer una en la tarde, ya habían contratado un sacerdote y una madre para eso.
Camine hacia la capilla para rezar, la encontré, su vestido se levantó un poco al verme, di una reverencia y me pare a unos centímetros de ella para hacer mi labor.
Sus ojos estaban en mí, mirando mi túnica blanca, mire de reojo topándome con su mirada- deberías cerrar los ojos.
-Si los cierro no lo vere a ustedes, padre Taiju- mi nombre lo dijo en un tono sensual que solo me hizo agarrar aire -Se ve bien.
- ¿Como está él? - me falto aclarar algo, ella era la novia de mi mejor amigo, no era de la iglesia, el llevaba su vida normal por así decirlo.
-Llego de una borrachera, olía a perra, no sé en donde estuvo, pero no me fue infiel- Asentí.
-Evita esos comentarios en la iglesia.
-Have you been told how sexy you look in that outfit?- Hablo, sabia inglés, pero me hice el desentendido, no podía seguirle el juego, no a ella, no en la iglesia.
-No entendí lo que quiso decir.
-Que me folle padre- mis ojos se fijaron en los suyos- Quiero que me folle de todas las maneras posibles.
Nos quedamos un rato mirándonos de esa manera, ella se levantó y camino hacia mi- ¿Porque se asusta?, me ha dado cuenta de las erecciones que le causo, ¿es por la amistad que lleva con el?
-Estamos en la iglesia.
-Esto lo hace más emocionante- su mano toco mi pecho, bajando su mano hacia mi entrepierna la cual ya estaba erecta. - Padre, esta duro.
-Deja eso, alguien puede entrar.
Se arrodillo, se metió dentro de mi vestimenta, no podía mirarla, pero sabía que cara tenía ahora.
Sus pupilas dilatadas, su sonrisa de siempre y tal vez relamiendo sus labios con su lengua.
Aprete mis puños cuando su boca mordió un poco mis bolas por encima del bóxer, llevo sus dedos a los tirantes y luego bajarlos -Padre, es muy grande, esto es una bendición de dios.
-Pequeña perra..sale de ahí.
-No no no, padre, cuide su lenguaje- Metió mi miembro en su boca, sentía su estrecha garganta apretarme, me saque lo que tenía para mirarla.
Nadie entraría, le puse seguro cuando la vi, porque si ella no iniciaba tal vez estuviera follandola.
Sus ojos estaban cerrados, me recosté en la pared mientras veía como su cabeza se movía en un suave vaivén, sus dientes por rato rozaban dándome una sensación que me hacía querer más.
Agarre su cabello solo para que no se alejara, estaba cerca de mi orgasmo, ella metió todo mi miembro en su boca haciéndome llegar al clímax, respire profundo.
Se levanto para sacar su vestido, una lencería negra, se recostó entre las bancas de maderas que estaban pegadas a la pared, abrió sus piernas dejándome ver su mojado coño, el interior de la lencería tenía un agujero.
¿Ella lo había planeado todo?
- ¿No viene, padre? - sus dedos entrar produciendo un chapoteo- estoy más lista para recibirlo.
Saque la camisa que tenía quedando solo en bóxer.
Me acerque agarrando sus piernas abriéndolas lo más que ella podía- ¿Te han dicho que pareces una zorra?, en todos los aspectos.
-No me importa, pero me pone más caliente que usted me lo diga....oh dios...-entre por completo en ella.
Mire hacia atrás notando que la iglesia estaba vacía, nosotros podíamos ver las personas de afuera, pero ellos no podían vernos.
Comencé a embestir fuerte, pero lento, haciendo mis penetradas toscas y golpeándola con fuerza, mis manos estaban en sus muslos apretando lo más que podía, su boca estaba cubierta por su mano aun así podía escucharla gritar y gemir.
Mi nombre salía de su boca cada segundo, mi pene palpitaba contra su estrecho agujero y las ganas de cogerla hasta que no sintiera sus piernas, hasta que su garganta duela y hasta que sus ojos estuvieran hinchados me consumían.
-Dios...padre más rápido.
Comencé a ir un poco más rápido, ni siquiera tan fuerte como para joderla por completo.
Miraba sus pequeños pechos, no quise tocarla más pero mi boca actuó por cuenta propia, incluso una de manos golpeo su clítoris para luego mover dos de mis dedos sobre este escuchándola gritar con mayor claridad.
No nos dimos tiempo de avisarnos, ella se corrió primero y yo me corrí después en sus muslos.
Se sentó, sus fluidos resbalaban por sus muslos, me puse mi ropa, pero ella seguía desnuda, busqué algo para limpiarla encontrando un paquete de paños húmedos en uno de los cajones.
Me acerque la limpiarla, todo, incluso su rostro, creí que saldría maquillaje, pero no, apenas y el rímel que tenía, después ni una gota de rubor, labial o algo, ubico su vestido y se levantó.
Ella se acercó para besarme, la levante en mis brazos, comenzó a frotarse sobre mí, lleve mi mano a sus pechos, comenzó a gemir nuevamente, tal vez sentía la punta de mi miembro presionando una de sus entradas y fue luz verde para comenzar a golpear ese lugar, estábamos volviendo a tener sexo, pero esta vez con ropa, bueno ella estaba casi desnuda por la parte de abajo.
No podíamos volver hacerlo, deje una marca en su cuello y ella hizo lo mismo, tal vez dejando algo sobre el encuentro.
- ¿Deberíamos encontrarnos aquí?
-No- toque sus mejillas.-Después de la misa espérame en mi habitacion, aqui nos pueden ver.
- Siempre piensa en todo, Padre.
