Capítulo 6 - Que mi Flor toque a tu Luna (Parte 2)

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— ¿Quién quiere ser el peluche?

— ¡Yo!

Aika se ofrece levantando la mano derecha de inmediato.

— No, yo lo seré – le negó Mizuki.

— Bien decidido, será la más pequeña.

— ¿¡Qué!? ¡No!

Los súbditos toman a la chica por el brazo halándola suavemente, pero Mizuki se aferra a su cuerpo abrazándola.

— ¡No te irás!

— Suéltame – le pide amablemente.

— ¡No!

Los súbditos buscan zafarla y separarlas, pero Aika les parte la cara con movimientos rápidos del puño.

— No la toquen, yo lo hago.

Les sentencia con seriedad y estos las sueltan mientras reconstruyen sus rostros quebrados. Mizuki aun la abrazaba fuertemente con los ojos cerrados cuando Misora le toma las manos, y las desenvuelve de su cuerpo con suavidad para verla directo a los ojos.

— Puedo soportarlo, no te preocupes.

Entonces abandona a su amiga y camina con tranquilidad hacia el demonio y se coloca a su lado.

— Buen trabajo, niña, un aplauso.

Los súbditos aplauden con mucho esmero y sus manos tintinean.

— ¿Por qué decidiste eso por ti misma? – le pregunta Mizuki con remordimiento.

— Nunca he ido a una feria de juegos, solo por eso – se sincera aunque no del todo.

— Bien, bien, otros aplausos, ¡Oh! – los aplausos de sus súbditos se intensifican – Me gustan sus reacciones. Ahora, date la vuelta, vamos, disfruta tu momento.

Aika con tranquilidad, se da una vuelta sobre sus pies y el demonio le da un toque con su mano en la cabeza, y en un parpadear, ella se transforma en una muñeca como los demás, de porcelana, pero a diferencia de que su cara inexpresiva estaba pintada.

— ¿¡QUÉ LE HACES!? – se desespera Mizuki, llena de furia y la sujetan nuevamente.

— Tu premio – responde mientras sujeta la frágil cara de Misora –, es mejor que seas muy cuidadosa o podrías partirla...

Mizuki intenta tranquilizar su respiración y baja los brazos. El demonio recibe una cinta roja de sus camaradas y le hace un listón en la cabeza a la nueva muñeca. Al frente le colocan una caja negra, parecida a un ataúd, en donde acuesta delicadamente a la niña para luego cerrar la tapa.

— No sabes cuánto me encantan los voluntarios – admite con euforia.

Da un chasquido con los dedos, y como acto siguiente, un súbdito se incorpora con una sierra y empieza a cortar a la altura de las rodillas de Aika. Mizuki vuelve a armarse con un candente enfado y lanza pequeños cuchillos luminosos que le parten la cara a todos los muñecos presentes junto al ataúd de Aika. Incluso uno iba dirigido al rostro de su líder, pero este lo detuvo entre sus dedos y aprovechó de callarla.

Shh, es la última vez que te lo advierto... No hagas que todos nos vayamos a casa sin antes divertirnos...

Le advirtió con repentina seriedad mientras ella apretaba fuertemente los dientes ¿Cómo podía mantenerse tranquila mientras cortaban a su amiga en uno, dos, tres, cuatro pedazos?

— ¡Aika! ¡Dime algo! ¡Aika!

La alarmaba más que la caja era demasiado silenciosa, ¿Por qué Aika no pedía ayuda? Odiaba, odiaba totalmente el maldito silencio de las víctimas, todos los que necesitan ayuda deben gritarlo, sino... no podrá saber que la necesitan.

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora