Capítulo 8 - Si parece peligroso, síguelo

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Ese calor hogareño que hace semanas no sentía, el vapor de las hoyas de la abuela llenando la casa de aromas deliciosos y su mirada tan cálida para hacerte sentir confortable, era una técnica propia que solo ella tenía, pero ¿Por qué aun así Misora no podía estar en paz? ¿Serán los gritos y ahogos en sangre de los niños que no podía sacar de su mente?

Recordaba firmemente las imágenes que le llegaban, así tuviera vendados los ojos o los cerrara, las perturbadoras capturas llegaban a su cerebro como si las hubiese visto y vivido. Issei se había compadecido de ese espectro maligno y para dejarlo ir, aceptó el ser su hijo. Pero Aika no la perdonaba, no iba a compadecerse solo por la lástima que le llegara a tener.


''No merecía mi lastima.''


Susurró silenciosamente mientras pensaba en Issei que, había hecho lo posible para que el espectro se fuera.

Con un lápiz en la mano haciendo garabatos en su cuaderno y con una mirada débil leía en su portátil, era observada por su abuela desde la cocina, esta se acerca a la chica sin ánimos que al parecer estudiaba.

— Así será de aburrido el estar conmigo. Deberías disfrutar de tu tiempo aquí sabiendo que pronto volverás a esa casa.

— Lo siento, abuela... No es que no lo disfrute. Estar con usted es algo que quisiera proteger, pero... se me concedió este reposo por ser alguien débil.

— ¿Y no estás con ellos para hacerte más fuerte? – preguntó colocándole un vaso de batido de chocolate en la mesa.

— Sí, pero al parecer estoy atrayendo demasiados problemas... Si supieras lo que me ha pasado últimamente... lo que enfrentamos...

— No quiero saberlo, no por ahora. Si llegara a saber lo que haces o lo que hacen, estoy casi segura que no quisiera que continuaras por el mismo camino... Sin embargo, sé que es temporal. Cuando tus padres vuelvan, iremos a casa y estaremos como siempre, con las largas conversaciones de tu papá y las maneras de las que tú mamá lo regañaba. Todo como si nada hubiera pasado.

La chica baja la mirada y ve su pie descansar en el suelo con una venda que se extendía alrededor de él, se había lastimado mucho, pero sus heridas habían estado sanando tan bien, que ella misma se sorprendía, ya ni siquiera era necesario llevar algún vendaje, pero eso no era algo para presumir en un mundo donde el herido dura postrado en una cama mucho tiempo, incluso Issei había estado teniendo muchos dolores musculares y una operación en el ''pinchazo'' que ella le hizo con el cuchillo.

Por otro lado, las fantasías de su abuela alimentaban las fantasías de su nieta, soñando que su hijo volvería con su esposa e irían de vuelta a su país. Quería acercarse a ese sueño y ser inundada por él, pero, aunque se le hiciera tan lejano ¿Qué pasaría después? ¿Tendría que dejar a los Cazadores para volver a vivir como antes? Esas no parecían opciones a largo plazo.

Definitivamente su deber, desde que sabía lo que era, o para lo que había nacido, no podía volver a vivir o tener un trabajo normal. Si había nacido para esto; entonces cumpliría, pero... ¿Cómo lo razonaría con su abuela?, claro que ya eso era pensar de más, aún no ha conseguido a sus padres así que ir más allá solo provocaría preocupaciones sin sentido. Quedó en silencio mientras debatía en su mente contra ella misma ¿Qué era lo mejor? ¿Qué era lo más sano de pensar? ¿Llenar su cabeza de sueños dulces o sacudirlo con la realidad?

— Él pasó por acá – dice la señora para romper el silencio.

— ¿Él?

— El muchacho... Ehm, el Kodai. En enero se pasó por el vecindario y tocó la puerta, de hecho, ha venido unas cuantas veces.

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora