Capítulo 16 - Una habitación roja

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Mayo del 2015

Una noche, abre las persianas de sus ojos y los finos hilos rojos provenientes de la cabeza de Mizuki la hacen permanecer un rato apreciándolos. Su cama no era la más grande, pero aquella delgada chica y ella podían coexistir en el colchón sin molestarse, claro, solo si era de su agrado que de vez en cuando terminaras abrazándola, o pasándole la pierna por encima de su cadera, o que terminara causándole estornudos porque tu enmarañado cabello le concebía cosquillas en la nariz.

Ella no sabía por qué esta chica soportaba aquella incomodidad solo para estar juntas ¿De verdad Mizuki era capaz de dormir? Incluso la buscaba todas las noches sin falta ¿Será masoquista? ¿Por qué quiere estar cerca de alguien tan incómodo? ¿O acaso su sueño es muy pesado?

Sin aun comprender todo aquello, cerró sus ojos y apretó el cuerpo del peluche amorfo y suave para buscar su sueño, pero conociéndose muy bien, sabía que una vez ya despierta no iba a conseguirlo, se le hacía muy difícil volver a quedar rendida, así que deja al pequeño en la almohada, y justo cuando intenta escabullirse, allí estaba, otra vez...

El cuerpo de Mizuki se volvía tembloroso, su corazón se aceleraba, su ceño se fruncía como si sintiera un insoportable dolor, abrazaba sus piernas aún dormida, sus labios titubeaban y se encontraban en la búsqueda de pronunciar un nombre, palabra, frase, suceso, no lo sabía, solo podía asegurarse de que era algo realmente aterrador y tortuoso de ver.

Acaricia la frente de su querida amiga para entregarle parte de su calma, toma sus manos y se las lleva a la boca, donde las besa sin hacer ruido y manteniéndolas frente a sus labios unos segundos.

— No dejaré que nada más... te pase.

Le susurra sin despertarla, el cuerpo tembloroso vuelve a la normalidad, el gato negro que descansaba en su pequeña y suave cueva al pie de la cama, las observa atento y cuando Mizuki empieza a respirar tranquilamente, el gato se recuesta y sigue con su sueño.

Aika se escabulle y sale de la cama, dejando libres el par de manos finas y delicadas de la pelirroja.

Gatea y abre la puerta sin levantarse, prosigue para encontrarse con el largo pasillo de habitaciones, a oscuras arrastra sus rodillas y medias blancas por el piso de madera hasta el final donde se encuentra con la última puerta que lleva al patio trasero de la casa.

Atraviesa y camina por un sendero de rocas y césped, hasta llegar a ver entre los medianos arboles el dormitorio de Ryusei el cual, era la única habitación que se encontraba a parte del resto de la pieza.

Desliza la puerta corrediza e irrumpe en la habitación oscura, enciende la luz y confirma que no hay nadie, se incorpora a la librería y abre la puerta escondida detrás para que sus ojos se echaran colirio con los títulos escritos en los lomos de libros manga y light novels.


La sorprende de repente una luz que se filtraba a través del papel de la ventana al final del cuarto, ella no recordaba en ninguna situación que la luz solar se filtrara con semejante claridad las anteriores veces que acudía al cuarto del Kodai para leer, así que abre los ojos completamente con una vista borrosa.

Sobre sus manos reposaba el volumen 15 de su novela ligera favorita, finalmente había podido concebir un poco de sueño después de leer un poco y terminó durmiéndose en el suelo de esteras beige.

— ¿Te desperté? Lo siento.

Deja de dirigir la vista al techo y busca la persona que hablaba, se trataba del muchacho de cabello como la miel, en sus manos doblaba una fina tela color blanco.

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora